lunes, noviembre 21, 2005

La metamorfosis del vecino

En todos los años que llevo viviendo en un departamento he podido conocer variedad impresionantes e impresionables de los susodichos “vecinos”, esos humanos que viven a nuestro lado y que saben cada cosa que nos pasa... Aterrador, ¿no?

Bueno, desde 1994 que paso mi vida entre departamentos que han variado de tamaño, color, ubicación, ruido ambiente, temperatura, etc. Durante estos 10 años he pasado por muchas situaciones de, con, por, para y sin mis vecinos que son muy largas de describir, pero que logran hacer un catastro histórico de cómo es nuestro comportamiento en las comunidades de nichos familiares a las que llamamos departamentos. Y es que con la modernización de la cuidad, el aprovechamiento del espacio se ha convertido en una obsesión para nuestras constructoras y los genios del diseño que son nuestros arquitectos. Sí, porque sólo en Chile es posible encontrar un departamento de 40 m2 con 2 dormitorios 1 ½ baños (como si en el medio baño uno se bañara la mitad), bodega, estacionamiento, logia, recibos y hasta pieza de servicio. Y así se encuentra uno en la situación de lavarse los dientes mientras caga y logra ducharse, todo al mismo tiempo; donde hay que lavarse los dientes sólo de arriba hacia abajo, porque si lo haces hacia el lado rompes la muralla; donde las camas toman todo el espacio de la habitación y tienes que arrastrarte por la muralla para intentar ir al baño; donde en la cocina sólo cabe uno (y sólo si mete únicamente los brazos para cocinar); donde el living es living, comedor, recibo y pasillo; donde el balcón es para mirar desde dentro porque sólo caben las jardineras; donde el refrigerador y la lavadora se vuelven compañeros de cuarto.

Demostrado es que mientras más espacio, mejor es la calidad de vida, pero a nuestros negociantes de las constructoras se les olvidó eso. Como si ya fuera totalmente molesto toparse con las murallas para transitar, hay que aceptar un hecho aún más molesto: los vecinos. Porque si antes los vecinos eran los de la taza de azúcar prestada y de cuidar al niño para que los vecinos puedan salir, o de avisar al menor problema (no es que ya no existan, pero son una especie en peligro de extinción), los de ahora son sólo una molestia más grande que el pagar las cuentas a fin de mes. Claro, porque donde antes vivían 4 ahora viven 20 y por lo tanto 5 veces más bulla de lo normal. Y la tecnología no ayuda para nada. Porque la tecnología la diseñan afuera, donde el espacio es un poco más importante para sus sociedades y donde un hometheater será utilizado en una sala especialmente acondicionada. Pero aquí en Chile, en un departamento de 40 m2 , con 10 vecinos alrededor y con las murallas de papel con que contamos, todo el edificio sabe el final de la película. O un jueves o viernes, cuando al llegar del trabajo uno se encuentra con no una, sino 6 fiestas ¡y todas se escuchan porque todos compraron equipos de 500 watts!.

Y al intentar dormir y sentir las risotadas que avanzan de uno a otro balcón, mientras la película termina y empieza el bailoteo y los de arriba que llegaron recién ponen la radio a todo volumen y la guagua del tercero comienza a llorar y que el perro no deja de ladrar mientras le tiran cuescos de aceituna para que se calle... aparece una solución: los amiguitos de verde. Las fiestas se terminan o bajan el volumen un poco, y la guagua es amordazada y el perro drogado para que no ladre más. Y todo se soluciona. Hasta que el viernes siguiente es uno el de la fiesta y los pacos llegan para cortarte la bulla.

1 comentario:

Marive dijo...

Que alegría saber que vivo en un depto de esos antiguos, de 70 mts cuadrados, donde me pierdo cuando voy al baño, pero puedo saltar sin que la abuelita del piso de abajo se entere(recuerdo de la noche de halloween)
Mientras buscaba mi maravilla estuve en uno deptos de los "nuevos" y el parámetro que teníamos para rechazarlos era ¿cabemos los dos en la cocina? nop, ok, se descarta!
Pude ver cada cosa... incluso uno que tenía baño incorporado a la pieza matrimonial, pero que cuando instalabas la cama, no podías abrir la puerta porque te faltaba espacio...