lunes, octubre 27, 2008

¡ELECTO-RISAS!


Para los que no saben, no estoy inscrito en los registros electorales. Por esa razón, mi familia no me considera "cuidadano" y para los más viejos no tengo derecho a opinar de política. Bueno, mi argumento inicial fue una lata espantosa, pero con los años la lata se ha transformado en mantener el principio del libre albedrío y así decidir cuando y por quién votar y si quiero o no votar o si lo hago una vez y nunca más. Así que me mantendré firme hasta que salga la ley del voto voluntario. 

Bueno, el hecho es que, a pesar de no ser "ciudadano" y ser "apolítico", igual me engullo todos los especiales de elecciones que dan cuando se realizan los comicios de diputados, senadores, presidente, alcaldes o concejales. Y éstos últimos estuvieron de lujo. Claro, porque así como para los actores la premiación de los Oscar es su momento más esperado y más nervioso, o para los músicos el presentar su canción inédita frente a Viña del Mar o para una atleta el tercer salto de la garrocha puede ser el que inicie o acabe su carrera para siempre, los especiales de las elecciones que transmiten por televisión son el momento más esperado por los periodistas de nuestro país. 

Sí, porque en un país en que no pasa mucho, en que siempre la culpa es del exterior o en que no le importamos a nadie y somos felices cuando en una serie gringa nos mencionan como un lugar remoto del que el personaje que cortaron jamás va a volver, en este país, ese día, el de las elecciones, es el que permite a todo el mundo dárselas de conocedor. Sí, porque la política es una falacia, es un montón de palabras apiñadas para convencer y recibir el poder que el pueblo ilusamente siente que tiene en sus manos, pero que no hace más que pasar de mano en mano sin usarlo.

Y es ahí, cuando a las 6:00 AM comienzan las transmisiones. Imagínense: a las 6:00 AM de un domingo, el día de las votaciones, nadie más que los pacos y los vocales de mesa están levantados. Bueno, los periodistas buscan hasta la piedra que pisó tal o cual candidato en la elección pasada y hacen una nota para mostrarla cómo está ahora, a cuatro años del hecho. También comparan la cantidad de votantes, de candidatos, de vocales, de uniformados, de veces que se habló desde la moneda, de la tecnología para votar, de cada uno de los candidatos que no  sacó la propaganda, de los políticos que se bajaron, los descolgados, los que quisieron pero no los apoyaron, los que ya no están, los que podrían venir y un largo etc. que no vale la pena seguir puntuando, porque es una fotocopia que se repite en la transmisión de cada comicio.

Lo que a mí me gusta ver es cómo resultan las transmisiones. Claro, porque se les ocurre siempre implementar tecnología nueva, poner "touch screen" el día anterior y no enseñar bien al pelotudo que tiene que saltar hasta el borde de arriba de la pantalla para que el sistema entienda la orden; o rediseñan toda la gráfica, las viñetas y las letras y uno piensa que está viendo otro canal; o mandan a todos los practicantes a hacer notas, a sacar cuñas y hacer preguntas a José Miguel Insulza tales como "don José Manuel (sí, Manuel)... ¿le podría hacer una pregunta?"; o cuando hacen el contacto con la periodista que todas las veces tiene malo el micrófono y no se le escucha nada y viene la frase de "tenemos problemas técnicos"; o cuando el periodista tiene a la señora que votó primero en la mesa de Til-Til y se demoran tanto en hacer el contacto que la vieja ya se fue a su casa a verse en la tele; o cuando llegan los políticos importantes a votar y siempre se enredan los cables, se cae alguien, sale algún detractor y grita una sarta de estupideces y el político le dice "hablemos, llame a mi oficina" como si le fuera a contestar alguna vez; o cuando invierten tiempo y rogativas para tener a tal o cual ministro en un contacto y le hacen la pregunta de rigor que por supuesto no puede contestar porque cortan el contacto para pasar a otro político que llega a votar; o los que hacen bromas frente a la cámara tratando de salir para que lo vea la familia; o cuando entrevistan al viejo más viejo de la región que llega con su señora, la más vieja de la provincia, a votar a la mesa más longeva y le preguntan "¿muchos años de casados?".

Si, porque en estas situaciones salen a relucir las preguntas hueonas, las frases hechas, los lugares comunes y, sobretodo, los entrevistados vistos y revistos. Es obvio que todos se sienten ganadores, todos dicen que superaron sus expectativas, que ahora son una fuerza política más unida, que el país ha hablado, etc, etc. Y los periodistas y camarógrafos están atentos de todo, del cojo que no pudo subir a votar y votó en el baño, de la viejita que rayó dos votos, del hombre malo que no dio la pasada a un no vidente, del sobrino del no vidente que lo lleva a votar todos los años, del niño con retraso que igual quiere votar y que para decirlo se demora media hora; del vendedor de bebidas que, oh milagro, se hace la América  vendiendo  a  la salida de los locales de votación; político que olvida el carnet; del famosillo que quiere pasar antes; del político vivaracho que hace la fila para que el pueblo lo sienta más cercano; del niño que busca a la mamá; de la mamá que busca a la abuelita y del paco que agarró al que no quiso ser vocal de mesa. 

Y aunque siempre es lo mismo y se usan las mismas frases, las mismas imágenes, los mismo periodistas y los mismos políticos, igual uno se ríe. Sí, porque al fin y al cabo todo este circo eleccionario sólo sirve para eso, para reírse. El resto, es responsabilidad de los que fueron elegidos, porque el pueblo habla, el pueblo elige, pero el pueblo sólo puede ver, como en estas transmisiones, cómo los poíticos que eligió se los siguen cagando igual que siempre, con las mismas frases hechas, en las mismas instituciones y con la misma desfachatez que lo hacen siempre. Si pareciera que la democracia no se vive, solamente se la ve pasar por delante de un televisor.

miércoles, octubre 22, 2008

Una nueva fuente de ingreso

Debido a la crisis económica (esa que empezó en Gringolandia y ahora nos pisa los talones) mucho hemos pasado por vacas flacas. La pega está escasa, no hay mucha inversión en trabajos alternativos y las posibilidades de la quiebra y la caída en la banca están a la vuelta de la esquina. Y como si fuera poco hay elecciones.
Sí. Las elecciones de alcalde y concejales para cada comuna de Chile son este domingo. Y ha sido una lata para todos los ciudadanos, especialmente para quienes hemos elegido no elegir. Claro, porque como decidí no votar nunca, no me inscribí. Ilusamente, pensé que los candidatos no se interesarían en mí por ser un "no votante", pero para mi sorpresa, me llaman todos los días para pedirme el voto o una porte voluntario para la campaña de uno u otro. Las pancartas y carteles tipo tijera se extienden por todas las cuadras con gente que reza "HOLA VECINO" o "UN ARQUITECTO URBANISTA PARA ÑUÑOA", etc. Bueno, esta gente que apareció en baby-doll durante la noche del lanzamiento de las campañas, la gente que cambió las frases hechas por los gestos prefabricados, me hartaron. Como a muchos otros. 

Un ejemplo es que volvió el payaso de la política. Es un tipo que le pinta nariz roja a todos los carteles (hace 2 elecciones que lo veo y lo sigo encontrando gracioso); otros son repintados con cejas maléficas y colmillos afilados; a algunos simplemente les rompen el cartel. A todos les hacen algo, menos a Donoso, el pelotudo que se sacó la foto de candidato a concejal junto a su mamá... ¡MAMÓN!

Bueno, rescatando esto de los carteles rotos, el otro día vi a una pareja que se sacaba una foto con uno de esos carteles de la misma forma que cuando uno va a Fantasilandia y se pone para la foto en esas imágenes de cuerpos de época y que tienen un hueco para la cabeza. Y así se me ocurrió el negocio. 

Ya que hay varios candidatos que salen con otros políticos más importantes que los apoyan (la mayoría presidenciables) un podría ir ante uno de esos carteles, sacar delicadamente la cara del irrelevante candidato a concejal y dejar el hueco para que la gente se saque una foto con quien sea de su color político favorito. Y como es digital, la foto la pueden enviar por email.

Así que, para todos los que pensaron que los políticos no sirven para nada en tiempos de crisis , aquí les he demostrado que, muy por el contrario, pueden servir de mucho.

miércoles, octubre 15, 2008

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VIVA CHILE MIERDA!!!!!!!!!!!!!


Por fin se derrotó la historia, se rompió el esquema, se levantó la frente y se hizo el milagro:


¡¡¡¡¡¡LE GANAMOS A ARGENTINA!!!!!!


lunes, octubre 06, 2008

La Generación Paria

A lo largo de la historia el hombre ha dejado su huella por distintas épocas y lugares como un legado para las nuevas generaciones. Es así como desde la prehistoria los hombres buscaban dejar plasmado su mundo en las cavernas, pintando murales alusivos a sus cacerías y batallas. Los escribanos y dramaturgos Griegos y Romanos hicieron lo propio con los hechos que marcaron el desarrollo de sus reinos e imperio, su posterior apogeo y definitiva extinción. la imprenta hizo lo propio al igual que las artes y letras del mundo occidental y la arquitectura y cultura oriental al otro lado del mundo. 

Durante el siglo XX se logró una confluencia de hechos que marcaron a varias generaciones, desde las Guerras Mundiales, la Revolución de las Flores, los alocados '70 (bueno, en Chile "los reprimidos") y los poperos y multicolores '80. De los estudiantes secundarios de 2006 se hablará mucho tiempo, una generación que logró doblegar al gobierno y exigir mejoras de fondo a la educación chilena. 

Pero de todas las generaciones, nadie habla de la del 90. Es una pena. Es cierto que no somos los dueños del país (lo son los de los '70 y '80) ni tampoco la promesa del cambio (esos son los pingüinos) ni la del legado (los del '60 hacia atrás). Eso no significa que sea una generación perdida. 

Creo que la nuestra fue la generación del globo desinflado. Sí, porque la de los '80 fue la que se inscribió para votar por el NO, la que luchó por un cambio mientras pateaban piedras y lloraban por los rincones con The Cure. Nosotros llegamos a la adolescencia y la precaria adultez en un mundo donde la palabra DEMOCRACIA era parte de lo normal. Nosotros no teníamos ideales patrióticos que defender, no teníamos identificación con ese pasado divisor de nuestra sociedad y mucho menos participación en las decisiones del país. No se nos pasó por la mente cambiar la nación, generar un cambio, reventar las artes con propuestas nuevas ni nada de eso. Ya no era necesario. 

Fuimos la generación del "no estoy ni ahí". El Chino Ríos es nuestro niño símbolo. Y ése era nuestro derrotero a seguir: un tipo que no le importaba nada, hacía su pega super bien y si le llegaban los premios, bien; si no, no importaba y seguía en lo suyo. Y todos fuimos algo así. Hacíamos algo, pero no necesariamente nos íbamos a casar con eso que hacíamos. Fuimos la generación que estudió 2 o 3 carreras hasta averiguar a qué mierda vino a hacer al mundo. Y todavía hay algunos que no saben que cresta quieren.

Y es que cuando te dicen que el mundo se va a acabar en un par de años, no te proyectas demasiado. Para el mundo el año 2000 y su "Y2K"o virus del año 2000 iba a ser el acabóse. Así que para todos era prioritario irse bien de este mundito. Yo lo pasé la raja en fiestas, carretes en Suecia (cuando había grupos en vivo y no te asaltaban o drogaban), estudiando una carrera que era más lo que soñaba ser que lo que debía ser. Sí, todos estudiamos publicidad, comunicación audiovisual, diseño, arte, actuación y un montón de cosas que nadie dijo que estaban saturadas en el mercado laboral. Y generaciones completas se perdieron en el mar del desempleo y del telemarketing.

Y además, la política y su mierda propagandista nos tenían hartos. Nunca pedimos tener políticos que nos llamaran a toda hora a la casa ni sus caras de cartón en cada esquina. Por eso no nos inscribimos en los registros electorales cuando cumplimos los 18 años y sigo firme en mi convicción. Cuando vote por alguien será por mí. 

Así que la Generación del 90 ha sido la más olvidada de todas. Pero no me siento menospreciado ni decepcionado. Al contrario. Creo que fuimos la generación que no le importó nada y nadie se sintió mal por ello. Fuimos la generación que le tomó la importancia al videojuego, que desarrolló a MTV, que hizo de la moda algo sin importancia y que devolvió al Rock a su lugar. Fuimos la generación que amó lo horrible de Marilyn Manson y que apoyó al buena onda de Bill Clinton

Porque fuimos la generación del relajo. Y me siento orgulloso de haberme relajado por el resto.