miércoles, noviembre 04, 2015

El perdón sincero

Perdón. Esa es una palabra que hoy por hoy se ha vuelto demasiado manoseada, casi una mueca de lo que realmente siginifica. Perdón... una expresión de entrega y aceptación absoluta que en estos días ha caído en boca de muchos quienes nunca la habían dicho, pero que se han visto obligados a hacerlo y a regañadientes. Sí, estamos llenos de "perdones" lanzados a as cámaras y la opinión pública, pero todos con un nivel de falsedad mayor que el de las tetas de Kathlyn Jenner. ¿Por qué? por una sencilla razón: les han pillado.

Desde hace años, desde que este hermoso y majestuoso modelo libremercadista se impuso a la fuerza en nuestro Chile, los empresarios se han dado el lucho de usar y abusar del mercado para beneficio propio en desmedro de los consumidores y de sus pares... claro, de sus pares que no fueron lo suficientemente agudos para darse cuenta debían aliarse con ellos. Es una historia más que repetida que vemos cada año: la colusión. Este término tan apetecido por los medios para maquillar lo que se conoce lisa y llanamente como FRAUDE. Esa maldita tendencia en Chile a tratar de suavizar todo lo que le afecta a la gran cúpula de mandamases.

Hemos sufrido varias ya: la de los pollos, la de las farmacias, la de la basura, de los seguros, de las AFPs y ahora la del papel higiénico. Y da rabia, retuerce hasta el tuétano que sigan siendo tratados como personas distintas. Si yo no pago una cuenta en una multitienda me llevan a juicio y me meten en DICOM. Así de sencillo y lo se por experiencia propia. Si cualquier persona roba algo se va presa, si hay manejo doloso de cheques o dineros ajenos, cárcel. ¿Por qué se les trata distinto a los empresarios?

El dueño y máxima cabeza de la CMPC, dueña del 70% del mercado del papel higiénico, dice no saber que su empresa había incurrido en colusión. No, él, el gran mandamás nunca supo que sus ganancias se multiplicaban por eso. Él creyó a pie juntillas que sus ejecutivos hacían negocios legales. Ya se me cae el ojo de tanto soplido, señor Matte. Usted, algual que su rancia familia no han escatimado en tener a Chile como su patio trasero, haciendo y deshaciendo tanto económica como políticamente sin mirar más intereses que los suyos. Este vetusto personaje apareció pidiendo perdón, declarando gracias a una figura legal que se instauró hace años para que quienes fueran investigados, de confesar, no cayeran en juicio. Y así ha sido desde que Lagos, el presidente más nefasto desde la vuelta a la democracia, realizó la gran movida de sacar la pena de cárcel para los delitos económicos de colusión. Lagos no sólo arruinó ferrocarriles, el MOP, le dio rienda suelta a las AFP al traspasar a los trabajadores las pérdidas de inversionies, si no que también permitió que el empresariado pudiera jugar a su antojo con la baraja arreglada de antemano. ¿Qué te prometieron, qué te aseguraron, Ricardo? ¿Vale tan poco tu discurso para haberte entregado de esa manera, cual putita barata?

Perdón es la palabra que se usa tanto, pero que ninguno siente. No la sienten porque si lo hicieran habrían bajado los precios de los remedios, del confort, de los pollos. No, ellos en vez de eso siguieron igual y el chileno promedio sólo niega con la cabeza en señal de desaprobación y se resigna a seguir pagando caro por todo. Las autoridades no hacen nada y la justicia brilla por su ausencia.

Perdón... es lo que deberías pedir tú RICARDO LAGOS ESCOBAR, la mayor vergüenza de presidente que hemos tenido en años (y eso que te pongo sobre Piñera, el payaso Nº1)

Perdón a todo Chile, a todas las familias y al futuro negro y nefasto que se cierne sobre nuestros recursos y nuestra sociedad. Por tu culpa Chile es más injuto aún que en dictadura. Gracias por completar la obra de Pinochet. El dedo que levantaste alguna vez ya sabes por dónde te lo puedes meter.