miércoles, julio 26, 2017

Resentido

Desde hace un tiempo en las redes sociales ha comenzado a utilizarse de manera algo molesta e insistente (por parte de personas que en general están adheridos a pensamientos o posturas de derecha) la palabra "resentido" para definir a cualquiera que no opine como ellos y critique las injusticias que existen bajo el modelo capitalista en que estamos inmersos.

¿Saben qué? el término "resentido" lo asumo con total algarabía y orgullo. Sí. Por una sencilla y particular razón: porque para resentirme tengo que asumir una posición de desmedro propio frente a algo. Sí, soy resentido. Y con todas sus 9 letras.

Resentido por ver que las personas que pregonan el amor de Dios son las primeras en levantar el dedo para juzgar y rechazar
Resentido por escuchar a personas que prefieren un ladrón de presidente, porque "ya se sabe como es, de los otros no se sabe"
Resentido por ver que un juez es capaz de rebajar las penas de un tipo que le saca los ojos a su mujer
Resentido por ver que Chile está siendo comido por las transnacionales y sólo falta que nos vendan el aire
Resentido por entender que el chileno promedio es un cobarde que sólo se queja con el control remoto en la mano y no mueve el culo para cambiar nada
Resentido por asistir diariamente a una ciudad que tiene arriendos de 250 lucas por un departamento de un dormitorio, cuando el sueldo mínimo es de 270 lucas
Resentido porque hay un pobre Til Til al que le falta tener un lago con peces de 3 ojos por tanto vertedero y contaminación, como si se merecieran ser el basurero de Chile
Resentido por saber que nuestra justicia se ríe de todos y hace vista gorda de Johnson, Paulman, Lucsic, Solari, Piñera, el cartel del confort y cualquier tipejo que usa su dinero e influencia para limpiarse el culo con nuestras leyes
Resentido por ver cómo acuchillan a un pobre inmigrante en el mercado y nadie hace nada por ayudarlo
Resentido por ser testigo de la cobardía y falta de ética de los parlamentarios que prefieren ver mujeres muriendo o siendo torturadas por un embarazo producto de una violación sólo porque para ellos una cigoto tiene más derechos de que una mujer hecha y derecha
Resentido por quienes justifican la agresión de la policía contra personas inocentes
Resentido por ver pueblos originarios perseguidos por querer sus tierras ancestrales
Resentido por el litio que se nos va de las manos por coimas y operadores políticos corruptos
Resentido por una televisión que promueve más las tetas, los chistes fomes y un sandwich que el conocer nuestra cultura, nuestra historia o nuestra idiosincracia
Resentido por una prensa que sólo responde a una posición política y un poder económico
Resentido por todos esos que se llenaron la boca con la justicia y miraron para el lado
Resentido por los que prometieron la alegría para todos y la alegría sólo la tuvieron ellos
Resentido por cada niño que muere en el Sename sin que le importe un carajo a este país de mierda
Resentido por quienes ni siquiera se dan cuenta del vagabundo que duerme fuera de su casa
Resentido por el doble discurso de la iglesia frente a los abusos de sus curas
Resentido por el racismo encubierto de patriotismo
Resentido por los bajos sueldos
Resentido por la mala educación
Resentido por la pésima salud
Resentido
Resentido
Resen...

Da igual. Si no les importa todo ésto, menos le va a importar lo que yo opine.

viernes, marzo 17, 2017

El cisne que nunca fue pato

Recuerdo cuando era niño y no había internet. Definitivamente era mucho más difícil encontrar material de entretenimiento que no fuera un libro, la radio o la tele, alguna revista de comics o un álbum de laminitas de alguna serie de animé. Normalmente para los que pasábamos las tardes tratando de entretenernos lo que más teníamos era la imaginación.

Los cuentos de hadas e historias varias que nos hacían leer eran las mismas que llevaban 200 años o más dando vueltas por el mundo, con princesas, príncipes, sapos, piratas y uno que otro animal que hablaba. Por supuesto todas las fábulas y cuentos tenían una moraleja implícita, algo que se suponía que nos preparaba para la vida de adultos. Pero en cierto modo lo que hacían era darnos esperanzas de que nuestra vida tenía posibilidades de mejorar incluso en los peores momentos sólo por ser buenos.

El cuento de que si eres pobre puedes conocer un rey o reina que te ayudará con eso, que el pequeño sastre puede matar al gigante a pesar de no saber nada al respecto, que si eres bonita y te disfrazas una noche puedes tener al príncipe que te saque de tu miseria, eran parte de esa burbuja psicológica que nos daba esperanzas, nos nutría de soluciones imposibles. Tal vez por eso los sorteos como el Kino y el Loto siguen llenándose de apostadores aunque no ganen nunca y si juntaran la plata seguramente podrían invertirla en algo.

El cuento que más me exasperó siempre fue el del patito feo. Para tipos como yo (que nunca fuimos muy agraciados ni con tanta personalidad durante la niñez y la adolescencia) era la carta de salvación que nos daba esa "vida extra", la estrellita de Super Mario... en algún momento todo cambiaría al madurar y seríamos atractivos, altos, de cuello largo y los que admirábamos se juntarían con nosotros porque seríamos igual de bakanes que ellos.

¿Por qué me exasperaba? porque aunque era un niño entendía que la situación del cuento era falsa desde el principio. Aquí no me mentían con magia o hechicería para justificar el final feliz. No. Aquí intentaban venderme la pomada del crecimiento. Sí, el ser adulto arreglaba todo.

Pero he aquí el problema: el patito feo nunca fue pato. Era feo porque los polluelos son feos en general y si es de cisne parece un ganso a medio terminar. Pero el tipo nunca fue pato. Jamás. El tipo era un cisne. Desde chico estaba destinado a ser cisne, daba lo mismo si fuera bueno o malo, si se preocupara de los demás o no, si se esforzaba o no... al final el tipo iba a terminar siendo un cisne igual. El puto pato feo no tuvo que ir al gimnasio, hacer dieta, cortarse el pelo de forma especial o vestirse de mejor manera, esforzarse por ser exitoso y tener tema de conversación. No. El pato feo (al igual que la cuncuna amarilla) simplemente no hizo ni una cosa más que crecer. Creció y se le acabaron los problemas. O sea, si a la cuncuna le daba pena porque no podía volar, jamás hizo nada por volar. Se puso a dormir hasta que se cansó y despertó con alas.

Y hoy viendo un comic que señalaba las pequeñas diferencias que definen el éxito entre un niño que nace con todo y una niña esforzada que por más que lo intenta no puede surgir, me di cuenta que en los seres humanos es igual. Si naciste feo morirás feo. Sólo si tienes la plata para modificarlo podrás hacer algo por tu rostro. Es cosa de ver a Cristiano Ronaldo. Si naciste pato, te quedarás pato, no serás cisne. El punto es que nunca nos lo dijeron. Uno siempre pensando que será otra cosa en algún momento, que las cosas van a cambiar mágicamente y eso no es cierto.

El cuento debió ser así. El pato era feo, se dio cuenta que era feo y aunque lo molestaran por ser feo, simplemente le importó una raja e hizo la vida de pato que quiso. Hasta se agarró un cisne porque podía y qué tanto. Pero no se convirtió en un cisne, águila, perro pitbull o delfín. El tipo siempre fue pato y murió pato, pero feliz.

Y ése es el secreto. Hay que aceptarse pato para ser el mejor pato posible. Al cisne que le vaya bien, con lo suyo.