martes, octubre 20, 2009

Santiasco

Cada vez que viajo a regiones escucho la misma cantaleta: que lata que vivas en Santiago, que la ciudad es fea, que el smog, que los ladrones, que es mejor vivir al aire libre, que el campo, que la puta que los parió. Ya me harté. Sí, Santiago puede tener muchos problemas, estar sobrepoblado, tener más smog que la mayoría de las ciudades del planeta juntas, tener más delincuentes percápita en Sudamérica después de Sao Paulo y tener entre sus bemoles el maldito transtortuga. ¿Pero saben? las regiones, sobre todo los pueblos chicos, no son mucho mejores. La gente es LEEEEEEENNNNNNTTTAAAAAAAA a rabiar, no puedes hacer nada después del almuerzo porque todos duermen. DUERMEN. Luego, el fin de semana, sobre todo el domingo, está todo cerrado y no hay forma de encontrar ni un ciber abierto. La gente te atiende pésimo, se la pasan el día pelando al vecino y en muchos pueblos el alcoholismo es alarmante. Es que en realidad, no hay nada, absolutamente nada que hacer después del trabajo. Y si no tienes cable, mejor cómprate una pistola y suicídate en el acto.
Los viajes interminables para encontrar lo que sea que necesites, todo está lejos, el clima muchas veces es apestante (sobre todo el invierno eterno que vive el sur de Chile y sus bosque mojados) y además no hay muchas opciones de surgir porque la mayoría de los empleos con una gama aceptable de variantes está en Santiago. Entonces... si Santiago es tan malo, feo y contaminado ¿por qué no se quedan en sus pueblos y dejan de venirse aquí a buscar pega? y además ¿qué tanto si soy de Santiago? a mucha honra cargo dos kilos de humo en los pulmones desde los 5 años, soy desconfiado hasta de mi sombra y tengo que soportar los hedores de 5 millones más que caminan a mi lado por la calle y en el metro. Pero aún así no cambio nada, Santiago es y será mi ciudad, aunque la critiquen, la tachen de antiregionalista y nos digan pedantes.

Soy Santiaguino ¿y qué?