miércoles, julio 14, 2021

La falacia de la historia asumida

 Chile es un país racista, eso lo sabemos quienes vivimos aquí desde que nacimos. Nos han dado la falsa impresión de tener un país pluricultural, pero además de colores "uniformes". Se nos vendió que éramos los "ingleses de América", que estábamos separados tanto por una cordillera como por una ascendencia y una cultura completamente distante de nuestros vecinos, un enclave "europeo" en América Latina. Durante siglos, la visión de nuestro país como benefactor y protector de los extranjeros fue una caricatura muy bien hecha, basada simplemente en una serie de entregas de tierras a colonos europeos que tomaron posesión de tierras ancestrales en el sur del país. En Chile dicen que no hubo esclavitud, cuando en realidad sí la hubo hacia indígenas y unos pocos africanos que fueron arrastrados a estas gélidas tierras para intentar la explotación minera y la agricultura de los grandes hacendados.

Toda la memorabilia circundante en el colchón social de nuestro país tiene un tufo a extranjero. Hablamos llenos de anglicismos, nuestras calles más importantes tienen apellidos extranjeros, los lugares más apetecidos y concurridos tienes nombres en inglés, francés o italiano antes de español o mapuche, quechua, diaguita, etc.

Existe además una complacencia entre historiadores y escritores nacionales de denostar a los pueblos originarios dentro de nuestra literatura docta. No es sólo su culpa, claro está. Todos recibieron la enseñanza proveniente de muchos textos escritos por españoles que identificaban a estos indígenas como "problemáticos, sin conocimiento, belicosos y salvajes". Se menospreció la capacidad de los pueblos originarios desde el inicio por no tener un paralelo con los grandes imperios prehispánicos. Para el europeo y luego para el criollo nacido en nuestras tierras, la admiración por una cultura se basa casi exclusivamente en sus logros arquitectónicos o ingenieriles. Es así como existe admiración infinita por civilizaciones como la egipcia, griega, romana y china y se menosprecia el aporte de otros pueblos que no dejaron tales registros. Es más, aunque todavía no se tiene un entendimiento a ciencia cierta de cómo un pueblo como el Rapa Nui logró crear tales figuras monumentales, éstas no se colocan al mismo nivel de las civilizaciones antes mencionadas, aunque tengan obras artísticas y escritura propia (que no han podido descifrar).

Ayer me enviaron un texto típico de Facebook, de esas cadenas que dicen "lo vi por ahí" o "copiado de alguna parte" sobre cierto historiador Pompeyo Prieto, quien en una extensa redacción, toma los antecedentes del proceso de poblamiento de la América continental a través del Estrecho de Bering como la forma de determinar que el pueblo mapuche, al igual que apache, comanche y otros no son de América, por lo que no son originarios de aquí y por esa razón no deberían ocupar esa denominación. De esta manera denosta la propiedad que estos pueblos sienten por esta tierra en la que han vivido desde hace milenios.

No es de extrañar que tal publicación esté en la página de Oficiales en Retiro de las Fuerzas de la Defensa Nacional. Estamos claros hasta este punto, desde inicios de la colonia, pasando por la "Pacificación de la Araucanía" y las dictaduras del siglo pasado, que nuestras FFAA no tienen ningún tipo de aprecio ni respeto por los pueblos originarios y su legado. Históricamente se les ha puesto el pie encima desde los gobiernos centrales y quienes han sido ocupados para pisotear han sido dichas FFAA.

Quisiera simplemente analizar la hipótesis que Pompeyo Prieto ocupa tan livianamente para determinar que los pueblos originarios de Chile no son tales. Según él, la llegada al continente desde Asia ya los deja como "inmigrantes". De ser así, podríamos considerar a toda la raza humana como inmigrantes del mundo y sólo originarios de África, ya que la migración desde ese continente hacia Europa y Asia permitió los asentamientos humanos que dieron paso a las civilizaciones de la antigüedad y las sociedad modernas. Impresiona la falta de entendimiento de lo que significa ser originario de un lugar. El asentamiento de un pueblo en un lugar durante cientos o miles de años y que no ha tenido a otros antes que ellos, les otorga tal denominación. Se podrá hablar mucho de la beligerancia entre mapuches y otros pueblos indígenas de la región, eso ya es otra cosa. Me quiero dedicar al punto "académico" en cuestión. Los indígenas que viven en nuestro sur son los herederos únicos de un legado ancestral de quienes poblaron por primera vez este continente. Aseverar que no lo son y menospreciar ese legado y esa herencia da cuenta de una necesidad de crear una historia a conveniencia de quien la necesita, en este caso, el statuo quo de nuestra sociedad chilena.

Otra cosa muy vaga y torpe de su análisis es que determina, casi como una exigencia de perseverancia sobre el territorio nacional, el mestizaje como tal. Según él, nuestro mestizaje no se produjo en su mayoría con los mapuche, ya que ellos "se mezclan muy poco, no se integran" según él, a la sociedad. Sin embargo, si revisamos los textos históricos (incluidos los más deterministas y racistas) podemos encontrar que tanto mapuches como huilliches y otras tribus de esta parte del continente sí se mezclaron con los inmigrantes y colonos españoles. A veces consensuado, la mayor parte de las veces obligado, ya que los españoles no traían al inicio sus familias y violaban a destajo. Así mismo, las redadas que hicieron los mapuche terminaron raptando mujeres españolas llegadas en las siguientes expediciones y posterior colonialismo. Y aunque quiera suavizar sus conceptos de "blanqueamiento" de la sociedad chilena, hay que dejarle muy en claro que esta sociedad es un quiltro, lleno de cruzamientos. Todos los que estamos aquí tenemos trazas de pueblos originarios, sea cual sea. Y muchos vienen de los mapuche.

También plantea que "el estado chileno siempre ha apoyado a estas etnias", como si los procesos de la Guerra de Arauco, la posterior Pacificación de la Araucanía y la represión sistemática estos pueblos no hubiese ocurrido. Pareciera ser que a este "historiador" se le olvidó buena parte de la historia. Todo para cerrar su alocución con llamar a quienes luchan por la restitución de sus tierras "terroristas". Quisiera decirle a don Pompeyo que si aún quedaran Kawéskar vivos, seguramente estarían peleando también. Es fácil quejarse por la piedra recibida cuando se ha estado botando camionadas de piedras sobre quien la lanzó.

Y para cerrar con su frase "el Estado Chileno siempre prevalece" le tengo sólo una cosa que decir. El estado no es el que prevalece, son los habitantes de esta tierra. Todos y cada uno valemos. Y ya es hora que quienes no han sido valorados de igual forma, sean tratados como se merecen. Como ancestros, como origen, como orgullo de nuestras raíces. Chile es sólo una idea que nació sobre un suelo ya habitado, vivido y sufrido por generaciones que claman por ser respetadas. 

Ya es hora de abrazar nuestras raíces.