miércoles, mayo 20, 2020

A un paso de hormiga

Estos últimos días hemos visto cómo las malas políticas del gobierno, la desidia de los medios y la ineptitud de las FFAA y Carabineros han propiciado enfrentamientos violentos en El Bosque y otras comunas del Gran Santiago, que se han visto azotadas por la falta de trabajo, dinero y comida. Una situación que apenas es mencionada en la TV abierta, donde muestran el lado de la “barbarie” como una lucha entre los buenos (el gobierno) y los malos (los violentos pobres). Incluso llegan a postular que los narcos están azuzando a la gente para hacer estas protestas, cuando todos sabemos que son una tropa de cobardes que, cuando el pueblo los necesitó en octubre para que los protegieran de los abusos de las FFAA en el toque de queda, simplemente brillaron por su ausencia. Es que claro, cualquier cosa afectaba el negocio… y las fotos con la pistola en mano “pa’l feisbuk” quedaron guardadas.

Hoy hemos vuelto a tener una revuelta, pero esta vez en los sectores periféricos. El grito es uno sólo “no hay dinero ni comida” porque el trabajo ya precarizado terminó por ser congelado gracias a las políticas nefastas que el gobierno ocupó para proteger a las empresas y no a los trabajadores. Y ahora desde La Moneda comienzan a lanzar las migajas de unas canastas de alimentos que no durarán ni una semana, que no serán para todos y que sólo lo hacen para no ser juzgados internacionalmente por dejar morir a la gente de hambre.  En medio de esta situación que nos enoja, nos avergüenza, pero por sobre todo nos desesperanza, apareció una imagen que lo resumió todo en el costado del edificio Movistar. El gigante de cemento se tiñó nuevamente, al igual que casi toda la etapa posterior al 18 de octubre. Y esta vez fue conciso, directo y duro: HAMBRE. Sí, eso es todo. El gobierno ha postergado a la población trabajadora, la que mueve este país, a ser los parias de la economía nacional y dejarles a su suerte. Y el hambre empieza a ser una preocupación general.  Finalmente estalló frente a nosotros la dura verdad: la pobreza se maquilló por años con el crédito de la banca. Bastó un mes sin sueldo para que la pobreza fuera el tema más importante a tratar. ¿No que somos los jaguares de América?

Y aunque a todos nos hizo sentido que la palabra estuviera proyectada sobre el frío cemento durante la noche pasada, al gobierno no le pareció bien. No, porque en vez de solucionar, niegan, mienten, manipulan y culpan a otros. Lo hicieron durante el gobierno anterior y en éste lo están perfeccionando a tal modo que ya les importa un carajo la opinión pública. Desde octubre sólo se preocupan de sacar el mayor provecho de la situación, no para la población, si no para los dueños del capital, los que los pusieron ahí para defender sus intereses. 

Así fue como decidieron ocupar dineros de la intendencia para arrendar unos proyectores, ponerlos sobre un cambión y pintar ese costado, para que no pudiera proyectarse nada. Y lo lograron. No se puede proyectar nada, aunque en las redes sociales llovieron los memes photoshopeados que indicaban lo contrario. Y el problema es que ya la gente lo acepta porque es “una más”, algo que “ya ni importa”, porque este gobierno ha cruzado la línea demasiadas veces. 

Esto es una simple y vulgar CENSURA. Sí, al igual que en los 80, la diferencia que tienen más recursos y tecnología; porque los parámetros de ética y decencia son prácticamente los mismos. Y da miedo, penetra el alma el sentir que, por cuidar la salud y permitir la protección ante la pandemia, las personas han aceptado de buena gana el yugo de un gobierno opresor, que sólo busca acallar las voces disidentes a su pésima gestión. Todo con militares en la calle,
dineros para la represión por parte de FFEE como nunca antes se les entregó y con el beneplácito de la prensa, que lame las botas de Piñera como si de miel se tratara.

Sí, estamos a un paso de hormiga de convertirnos en dictadura.