Es extraño lo que me pasó hoy con un capítulo de la serie inglesa "Black Mirror". Para quienes no la conocen, es una serie de episodios únicos que tienen por temática historias en un futuro próximo, algo así como unos 20 o 30 años, donde la tecnología está aún más arraigada en nuestra sociedad y nos lleva a vivir nuestra deshumanización o saca a relucir nuestros instintos más animales por culpa de no expresar nuestra humanidad a través de los medios tecnológicos.
Uno de esos capítulos (no es el mejor de la serie, lo dejo claro) llamado "San Junipero" indaga en como serían los retiros de los jubilados o enfermos terminales si pudieran entrar en un sistema VR que les permitiera ser quienes quieran en la época que quisieran. Y las relaciones entre las personas, sean quienes sean o estén en la condición que estén, es parte de lo que permiten ellos mismos, los avatares que generan y los lugares y épocas que frecuentan.
El hecho es que al ver la interacción que se propone en esta serie, uno no deja de pensar que estamos a medio camino de esta "impersonalización" (si puede llamársele así) donde las redes sociales están usando nuestras navegaciones, búsquedas y preferencias para definir qué queremos o no ver, a quienes frecuentamos y que deseamos en nuestra vida virtual, que no necesariamente indica qué somos o queremos en la realidad. El sesgo que a través de estas plataformas se está produciendo ha permitido una proliferación de perfiles falsos y realidades falsas que ha ido exponencialmente en aumento año tras año. Y, personalmente, lo encuentro peligroso.
¿Por qué tener un acceso restringido y personalizado es peligroso? porque, al igual que la censura, el tener sólo una parte aceptada de la realidad nos impide ver el plano completo. Los extremistas políticos y fundamentalistas religiosos han sufrido de esta ceguera por siglos. Han manejado la limitada información que poseen para dar a conocer lo que saben y mitigar los esfuerzos o intenciones del resto que tiene opiniones o realidades distintas. Y si te preguntas por qué el fascismo y los extremismos de derecha e izquierda han aumentado estos años, es por la misma razón. Si sólo quieres ver videos de perros todo el día, no hay problema; distinto es si no quieres saber nada de realidades sociales que no son parte de tu vida, o no quieres noticias que involucren a cierta parte de la sociedad. Eso te separa inmediatamente de la sociedad y crea tu propia versión de ella. Y esa versión no te deja ver la realidad como tal. Y es tan peligroso como manejar sin espejos retrovisores. Avanzas, pero puedes chocar a todos los demás sin darte cuenta... o tal vez te des cuenta y ya no te importe porque no ves las consecuencias al no tener espejos.
Lo sucedido con Facebook y la entrega de información a Rusia, su influencia en las elecciones de USA con la información de perfiles, los hackeos constantes a grandes compañías, también tienen que ver con este manejo de realidades sesgado. Si un gobierno es de cierta posición política, permitirá más contenidos de su visión que de las otras... y aunque ha pasado siempre con los medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales, el hecho de ser ajenos a la cotidianeidad les daba también el marco de la duda para quien recibía la información.
Ahora es distinto. Las personas asumen como realidades videos de Youtube sobre la tierra plana, los extraterrestres interdimensionales reptilianos que controlan el mundo y las conspiraciones de todo tipo, hasta para evitar que comas una baya que se cosecha en Indonesia que permitiría que no tuvieras hambre en un año. Entonces, cuando cualquier cosa se asume como real y ni siquiera se googlea para verificar su fuente... ¿qué podemos esperar de las opiniones de esas mismas personas cada día?
Habrá que esperar a futuro a ver qué sucede. Tal vez el mayor consejo para todos y para mi mismo sería apagar más seguido las notificaciones y preocuparse de lo que pasa a nuestro alrededor. Que no te de lo mismo un mendigo, un niño llorando solo en la calle o que en vez de sacar una foto del accidente vayas y ayudes al accidentado.
Tal vez así dejaremos de ver el mundo a través de la ventana de nuestros propios prejuicios.