lunes, diciembre 15, 2008

Y al final tenía un talento oculto...

Sí. El vapuleado, odiado, menospreciado y ridiculizado George W. Bush tenía escondido un talento. No es el de gobernar, eso está claro; tampoco el de las relaciones públicas ni la defensa nacional. Las finanzas tampoco son su fuerte y creo que es uno de los peores declamadores de la historia de USA.

Fue por esto que cuando dio la conferencia de prensa en su visita sorpresa a Iraq, uno no esperaba que la sorpresa se la dieran a él. Uno de los periodistas iraquíes, un joven de 25 años que trabaja para una cadena independiente, se enfureció ante la desfachatez con que Bush intentaba explicar que Iraq había sido un fracaso económico para USA. El "zapato volador" no se hizo esperar. El periodista agarró sus zapatos y se los lanzó hacia la cabeza con la furia contenida de toda su raza. Y cuando el acto de vejación máxima que un árabe puede darle a alguien (el golpear con la suela del zapato) estaba a punto de ser consumado, Bush usó un recurso que jamás le habíamos conocido: reflejos felinos. Sí, porque aunque nunca supo contestar una pregunta, dar razones de peso, manejar la política de su país o simplemente limpiar su escuálida imagen pública, ese hombre tenía el talento para esquivar proyectiles. Y eso no se lo esperaba nadie, porque a falta de uno, esquivó los dos zapatos, una hazaña que cerró con su frase "estoy seguro que eran talla 10" (talla 43 en chileno).

Que lástima, Bush. Ahora, cuando dejas el sillón presidencial, cuando la casa de gobierno vuelve a ser blanca (porque antes estaba roja de vergüenza), cuando se vislumbra el fin de la peor época de la democracia norteamericana, te vemos como un ser digno de admirar. Sí, porque demostraste en esta ocasión y con sólo este hecho, que un hombre sin cerebro puede manejar su cuerpo fantásticamente para esquivar un zapato. 

Si sólo hubieses sido zapatero en vez de presidente... 




domingo, diciembre 07, 2008

La tía loca

Estoy pasmado. Si parece una de esas películas de terror que cuando chico uno veía con las manos tapando los ojos, pero con los dedos un poco entreabiertos para no perderse lo que venía después. Y es que la historia de la tía loca está volviendo loco al país. 

Esta es la historia de un mujer como cualquier otra, una mujer que pelea por sus ideales, que lucha por lo que le pertenece y que, como cualquier otra, mata a su familia para conseguirlo... Bueno, está claro que no todas las mujeres son asesinas, pero para ella es como ir a comprar el pan: algo necesario para seguir viviendo. Me refiero aMaría del Pilar Pérez López, la llamada "Quintrala de Seminario". Esta mujer, dueña de varias propiedades, arquitecta e "hija de vecino" se ha convertido de la noche a la mañana en el demonio personificado. Y no es para menos. Cuando el joven Diego Schmidt-Hebbel decidió proteger a su polola del ataque del supuesto ladrón que quería entrar a su casa, nadie de quienes presenció el asesinato y la fuga de Mario Ruz, logró siquiera imaginar la telaraña que se había urdido detrás de ese sólo hecho. 

Para resumir, la tía loca (María del Pilar) decidió que ya era tiempo de ser dueña de todo lo que ella consideraba le pertenecía, es decir la herencia total de su madre, la cual no se había podido entregar de manera exitosa porque ella no estaba conforme con repartirla con su hermana. Así que lo único que debía hacer era matar a su cuñado, a su hermana y a la hija de éstos para quedarse con todo de una vez por todas. Contrató a un sicario, le dio un mapa de la casa y le prometió un par de milllones de pesos por eliminar a toda su familia. El sicario llegó al lugar, espero a que la hija abriera la puerta para recibir al pololo y entonces atacó. Claro no que se esperó la reacción heróica de Diego, que lo enfrentó cara a cara. El sicario Ruz se asustó y decidió terminar con lo que había venido a hacer y simplemente le disparó a quemarropa. El problema fue que la hija comenzó a gritar, la puerta que el sicario debía cruzar era blindada y estaba cerrada, así que prefirió huir. La policía dio con él, lo apresó y su testimonio echó al agua a María del Pilar. 

Pero no quedó todo ahí. Luego se supo que María del Pilar era esposa de uno de los gays que fueron asesinados en abril con un disparo en la nuca. Y la fiscalía comenzó a atar cabos, interrogó más al sicario y ¡violá! ella fue quien contrató al mismo Mario Ruz para matar a su exmarido y su amante, en represalia por el vejamen social del que había sido presa tras la declaración de homosexualidad de su expareja. 

¿Y eso era todo? No. Luego se supo que su propio hijo y su cuñada la demandaron por intento de asesinato, cuando su nuera la fue a visitar y ella la empujó por las escaleras y luego le tiró encima los perros para que la mordieran.

Un pan de Dios ¿no? pues eso no es nada. El sicario tenía planes ya entregados para matar a su nuera, la madre de esta y un sinnúmero de otros parientes. Y apareció el testimonio de una expareja que acusaba de intento de homicidio hace varios años, cuando el sicario de turno se arrepintió y le avisó que esta mujer le había pagado por matarlo. El pobre tipo tomó el primer avión a USA con la esperanza de salvarse.

Así que la tía loca es el tema de culto este fin de año. Y más aún cuando está presa esperando el juicio y ya se supo que en la cárcel del sicario le hicieron amenazas de muerte de parte de María del Pilar... ¿qué tal? la loca se mueve entre las cárceles también. ¡Qué miedo! 

Y yo que iba a comprar a su panadería algunas veces... Menos mal que no reclamé por el vuelto.