viernes, diciembre 02, 2005

Hay que ser muy...

Creo que la violencia intrafamiliar es uno de los grandes cánceres que corroen nuestra sociedad. Desde que el mundo es mundo que nuestras parejas no se llevan. Claro, ambos sexos no piensan ni sienten lo mismo, pero como el ser humano es violento la mayor parte del tiempo, los golpes entre ambos son de esperarse. Cuando los cónyuges pierden el respeto por el otro y por sí mismos, todo se va al carajo. Y es así como aparecen mujeres y hombres golpeados, niños y hasta mascotas. Esta violencia se transmite de generación en generación; es muy probable que un niño golpeado al crecer golpee a su hijo... o se deje golpear por él, lo que venga primero.

Bueno, hay cientos de miles de casos cada año (algo que no nos tiene que enorgullecer para nada) y las consecuencias para los agresores son mínimas. Hasta quedan muchas veces como las víctimas de un carácter incontrolable, los muy cobardes. Pero creo que de todos los casos, la violencia intrafamiliar tiene uno que sobresale del resto: el de la hija de Bonvallet. Sí, porque el Bomba es muy agresivo con sus contrario, golpea la mesa y garabatea de lo lindo en su programa. Pero en su casa, nada. Es un hombre bastante apacible y que, aunque tiene las riendas del hogar, jamás ha sido conocido algún caso de violencia en él. Pero la violencia vino de otra parte: el idiota de su futuro yerno. El pololo de la hija no se le ocurrió mejor forma de descargar su ira contenida que con el retoño del hombre más querellado de Chile. Por eso el título de esta crónica. Es que hay que ser muy hueón para llegar y aforrarle a la hija de un tipo que, cuando se es su enemigo, hay que temerle. Y este idiota no pensó en las represalias. Ahí se vistió de super papá, de héroe familiar, el saltón de Bomba. Y corrió al encuentro del imbécil para propinarle la golpiza de su vida. Y sinceramente, lo apoyo. Yo jamás permitiría que nadie le pusiera un dedo a nadie de mi familia, menos a una hija o a mi esposa. Y el Bomba se vengó, salvó el honor de su hija y lo dejó para la historia, sin importarle si venía otra querella o que diría la opinión pública. Porque así es el Bomba; y en cierta forma deberíamos serlo todos. Jamás permitir violencia entre los propios ni para los propios, hacer justicia cuando los idiotas prepotentes y sin sentido golpean a alguien que no se puede o no sabe defenderse. Es hora que todos nos pongamos nuestra camiseta de super papá, super esposo o super hijo, da igual, pero no podemos permitir que nadie nos ataque porque se le dio la puta gana. Amén hermanos.

2 comentarios:

Marive dijo...

mmm...
curiosa reacción interna me causó tu crónica esta vez, si bien estoy de acuerdo con que debemos vestirnos de super parientes para defender lo que es nuestro, no sé que tan de acuerdo estoy con eso de salir a patear gente para hacernos respetar. Recuerda que ojo por ojo y todos nos quedamos ciegos...

Anónimo dijo...

A mi no me causa ninguna reacción curiosa, prefiero eso que hizo bonvallet a esperar q una mujer o un niño muera en manos de un estúpido o estúpida que no se sabe controlar y está escondido amparado en el temor de su o sus víctimas, que por pavor no se atreven a denunciar y esconden sus moretones tras maquillaje y una aparente armonía. Bien por el Bomba!!!