Cuando el hombre inventó la máquina, la hizo basada en la mecánica, en movimientos secuenciales que dieran como resultado un proceso o un empuje. Así tuvimos la primera imprenta, la máquina a vapor (y todas las locomotoras del siglo XIX), los aparatos electrónicos y por supuesto las armas y bombas. Como dijo una vez Mafalda, sorprende lo mucho que ha avanzado la técnica de nuestro armamento, pero deprime lo poco que han cambiado las intenciones...
De todos estos avances mecánicos, el automóvil fue uno de esos que revolucionó completamente el transporte. Claro, porque ya el transporte por medio de animales quedaba relegado a sectores rurales y porque el peso, la cantidad o el volumen no serían más un problema: mientras el motor tuviese la resistencia necesaria todo estaría bien.
Ese motor de auto o camión, esa obra de ingeniería que Henry Ford basó en el petróleo y con lo cual ganó fuerza, velocidad y rendimiento. Claro que el espectacular Henry no especuló nunca en que el motor de combustión interna sería uno de los agentes contaminantes más grandes en la historia de la humanidad, y que el petróleo, en todas y cada una de sus formas, se convertiría en la mancha que ensuciaría el ecosistema...
Cuando sus sucesores y los de todos los que se hicieron ricos con el invento del automóvil y la explotación del petróleo vieron que la contaminación se convertía en un problema, decidieron callar. Es más, muchos de los grandes adelantos tecnológicos han sufrido retrasos para llegar a las masas por la influencia de estos dueños del mundo. Claro, porque para ellos, mientras ganen dinero, nada más importa y aunque sus hijos tengan que pagar las consecuencias, ese será problema de ellos. Así, modificaciones energéticas como los autos a gas (menos contaminante), el auto solar o el eléctrico (ambos no contaminan) han sido cargados con precios altísimos y el desarrollo de sus tecnologías ha sido retrasado una y otra vez. De todas maneras, algunos aún sueñan en poder masificar las tecnologías limpias y así evitar que nuestro mundo se convierta en un basurero. Así también vi con gran ilusión el proyecto del auto a presión de aire. Sí, el aire es metido a presión en un tanque (por medio de esas bombas de aire de las bencineras) y con eso se puede andar una distancia de 200 kms a 100 k/h. Impresionante, ¿no?. Claro, pero un auto que anda con aire es obviamente un negocio muerto para nuestros amiguitos del petróleo, porque la gente ya no dependería del combustible y se plantarían más árboles para generar más aire, y... ¡puaj! ¡no hay ningún residuo orgánico incluido! ¿a eso llaman auto? Seguramente para ellos sería la ruina... por eso no salen al mercado.
Bueno, en esto de los combustibles, la gente reclama que el precio del petróleo y la bencina es mucho, que siempre dependemos del extranjero, etc. Paro el problema es que debemos cambiar el combustible. Así, los brasileños se independizaron del mundo al usar alcohol. Sí, la caña de azúcar es procesada para generar alcohol que es tan bueno como la gasolina, es más barato y contamina menos. La mayoría de los autos brasileños es fuelflex, con la tecnología para encender con bencina y luego anda con alcohol, más conocido como etanol.
Pero claro, en Chile la cosa es distinta. Aquí, para evitar los problemas del alza en los combustibles, se da un bono de 18 lucas que nos sirve de papel higiénico, porque no alcanza ni para limpiarse el culo. Entonces, el problema energético se queda, como siempre, en proyectos que jamás verán la luz., al igual que las tabacaleras siguen mandando el país con sus amigas las forestales y las mineras extranjeras que logran obtener los permisos para proyectos contrarios al medio ambiente al estilo Pascua-Lama.
Esperemos que a nuestro gobierno se le prenda la ampolleta de una vez y se decida por un cambio total. Sino, en pocos años, nos veremos con más deudas que ganancias por culpa del petróleo, sin contar con que el cobre no seguirá para siempre en el precio que hoy nos pagan.
1 comentario:
El problema real es que si sacan un auto con esa tecnología, estaríamos lamentando las muertes de los imbéciles que se tomen el combustible...
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