De todos los conflictos que suceden diariamente en el mundo, el conflicto Israelí es, sin lugar a dudas, el que menos se entiende, el que tiene más aristas y por sobretodo el que todos los canales muestran. Y es que es obvio que el mundo entero está con los ojos puestos en Israel, ese “pedacito de occidente” que pulula en medio del incomprendido mundo árabe, con sus mujeres tapadas, sus hombres sacados del año cero y sus tierras tan secas, pero tan, tan ricas en petróleo.
Desde que los romanos disolvieron a Israel (una piedra que molestó demasiado tiempo en las sandalias de los emperadores) y los esparcieron por Europa, todos los países árabes se sintieron liberados y con el derecho de reclamar esa tierra que Moisés entregó sin más a los israelitas. Así los palestinos tuvieron su lugar, los sirios y los otomanos también sacaron su tajada y todos estaban felices. Pero cuando los aliados salvaron a Europa de la amenaza nazi y se encontraron con millones de judíos muertos, otros tantos golpeados, flagelados, esqueléticos y mutilados, se dieron cuenta que no debían estar ahí. Así que los sacaron y los mandaron de vuelta al lugar de donde vinieron. El problema es que después de 1500 años la gente que se quedó en esa tierra (los palestinos y sus amigos) no quería moverse. Y es comprensible, porque nadie les preguntó si querían regalar su tierra. Así se generó el conflicto que de tanto en tanto llama la atención de occidente. Claro, porque aunque no es querido por sus vecinos, Israel es un aliado estratégico, la muralla que occidente necesita para la temida amenaza fundamentalista de los musulmanes y sus atentados...
El problema es que nadie se preocupó de decirles a los israelíes que no todo estaba permitido. Se dieron maña para atacar a todos sus vecinos, expropiar todo lo que quisieron y además generar conflictos que no eran necesarios del todo. Y como Bush y compañía no dejan de quejarse por la probabilidad de un atentado, los israelitas se subieron al bote y atacaron a los que menos problemas dan: los libaneses. Si, es verdad que en El Líbano se encuentra una célula de terrorismo muy compleja y que tiene acceso a armamento a gran escala, pero ¿no era posible hacer una acción conjunta entre el gobierno de El Líbano y el de Israel para destruir la amenaza desde adentro?. No. Debía hacerse a la usanza gringa: destruyendo y atacando todo, sin importar si son inocentes o no, dando reportes falsos a la prensa y generando tensión con todos sus vecinos.
Pero cabe preguntar ¿es todo lo que pasará? ¿seguirá sin control Israel? No. Porque la paciencia tiene un límite y si alguien tiene el límite muy bajito es el pueblo árabe. Nunca es bueno golpear al débil de un grupo, porque siempre vendrá el resto de sus amigos a darte una paliza bien merecida, por abusivo. Y eso es el temor que deberían tener los israelitas: no el temor a las guerrillas o grupos subversivos, sino a todos los gobiernos que lo circundan. Sí, porque el niño flacucho y de lentes de El Líbano tiene unos hermanos mayores... e Irán es un poquito cabeza caliente. Y la paliza se viene. Yo que Israel me preocuparía de comenzar a juntar plata para que no me pegue el matón del medio oriente.
1 comentario:
Hola mijo, siempre con el sentido agudo en la vida...
Yo ya no tengo ni tiempo de actualizar el blog y tampoco muchas ganas, porque el cansancio me tiene medio derrotada...
Consulta: còmo diantres pusiste tu foto en el blog? dame please el dato y las instrucciones, para poner mi cara en mi sitio de una buena vez...
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