Sabido es que EEUU es una superpotencia. Como tal, ha acabado con casi todos sus enemigos declarados, excepto por los pequeños grupos subversivos y terroristas que siempre le han dado grandes dolores de cabeza. A pesar de todo, EEUU, luego de cada guerra, tiene la capacidad y el rigor de reinventarse, de resurgir y volver a gobernar el mundo cual Pinky y Cerebro (más del primero que del segundo, claro).
Esta capacidad de ave Fénix que tienen los gringos, admirable por cierto, tiene sus bemoles. Sí, porque hasta hace muy poco descubrimos que para USA no es prioritario todo su ancho territorio. No. Porque cuando fue Pearl Harbor declararon una guerra y cuando fue el 11/9 se paralizó el mundo y todo el país apoyó a una de las ciudades con más recursos del mundo. Pero cuando pasó el huracán Katrina por Nueva Orleáns no pasó lo mismo.
Nueva Orleáns es la cuna de la música negra norteamericana, la clave en el surgimiento de estilos como el jazz, el blues y el soul. Ha sido durante mucho tiempo el referente para la vida bohemia y un lugar de culto para fanáticos. Es un lugar que huele a recuerdos y tiempos mejores, en que la población desde hace años está sumergida en una pobreza alarmante, en que la drogadicción es el cáncer que consume por igual a toda la juventud de la ciudad y donde, al igual que en África, la única aspiración que tienen las adolescentes es quedar embarazadas para así demostrar que tienen buena salud... un lugar donde los blancos de bajos recursos prefieren endeudarse toda la vida pagando escuelas privadas para que sus hijos no se mezclen con la inmensa masa afroamericana.
Sí, EEUU se olvidó de este sitio. Porque no es el mejor lugar para visitar, no es la cuidad de los rascacielos, sus logros han pasado desapercibidos a los gobiernos y realmente a nadie le importa mucho. Así que cuando Katrina arrasó con la ciudad, el gobierno bushoniano decidió esperar a ver que pasaba, como si la lluvia y el viento se pudiesen llevar el agua que dejaba todo anegado, casa y barrios completos destruidos y a una población sumida ya no sólo en la pobreza, sino también en la desesperación. Y la ayuda llegó después de 3 días, los mismos en que muchos murieron sin auxilio, en que perdieron todo, en el que quedaron desamparados y sin ninguna esperanza de recuperación. Tal como si fueran parte de un país tercermundista.
Pero esta semana se hizo un gesto que resalta la calidad del gobierno norteamericano y sobretodo su misión de mantener el sueño americano inalterable. Con mucho esfuerzo, se donó la suma de 185 millones de dólares para la reconstrucción del Superdomo, el inmenso estadio de fútbol americano que fue azotado por Katrina, pero que resistió lo suficiente como para albergar miles de personas luego de su destructivo paso. Así, con este generoso aporte, el pueblo de Nueva Orleáns podrá volver a ver sus partidos tan esperados. Claro que sería bueno que al menos tuviesen dinero para comprar las entradas, porque todos siguen igual o más pobres que antes de Katrina. Y es más: 70.000 personas siguen viviendo en casas rodantes a 1 año del desastre, sin poder construir sus casas, alcanzar un poco de estabilidad, tener de vuelta algo de su vida. Pero la ayuda para esas personas no es lo prioritario, como tampoco el arreglar los hospitales: de los 23 que habían antes de Katrina, hoy sólo funcionan 3.
Así es EEUU. Así es Bush. Así es el país más poderoso y libre del mundo. Porque no importa quien eres, que hagas o que buscas en la vida, lo más importante es mantener con vida, incluso a costa de la tuya, el hermoso y falso Sueño Americano.
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