miércoles, mayo 20, 2009

Marco, el meteorito político

Si hay cosas que siempre son llamativas es que a uno lo sorprendan. Cuando vas de repente por la calle y te encuentras con un taco a las 18:30 hrs, no es algo que te sorprenda; pero cómo cambia la cosa si el mismo taco ha sido provocado por un accidente y están hasta lo bomberos de Quillota metidos en el rescate. Uno desea que el taco se alargue para poder ver toda la acción. Bueno, eso me está pasando estos días con la carrera presidencial.

Claro, porque dentro de toda la lata que ha sido el pantano político en el que Chile está sumido, apareció un volador de luces, un balazo en el costado de la concertación y el viento helado que hizo que una de las comisuras de la sonrisa plástica de Piñera se esté bajando de a poco para formar una mueca de molestia y preocupación: Marco Enríquez-Ominami.

Este joven político, cineasta, crítico y farandulero le está poniendo ese picante que todos esperamos que le pusiera Adolfo Zaldívar (con su capa de vampiro chupa partidos) o el chingado presidenciable platudo de Farkas. Y es que Marco está haciendo algo que ningún político se había atrevido a hacer hace mucho: lanzarse como independiente a la carrera presidencial. Y lo más impresionante es que lo que se veía como un caso perdido, un tiro al aire y una humorada para la contienda concertación-alianza se está volviendo la gran vedette de las presidenciales 2009. Marco pasó de ser un tipo con el 1% de adhesión a tener 15% en sólo 3 semanas, algo que ni siquiera Frei con su aleta de tiburón facial logró en estos meses en que ha intentado aglutinar partidarios a costa de Piñera.

Y aunque el mundo político izquierdista está conmovido y algo angustiado ante la cierta posibilidad de que Marco le quite votos al candidato de la coalición gobernante, el problema también ha traspasado al otro frente. La alianza consideraba un nicho bastante probable para sentar el nuevo voto en esta elección y una considerable victoria a todos esos jóvenes que se volvieron en contra del sistema y reclamaron por una mejor educación, una mano dura contra la desigualdad y un nuevo comienzo en el nuevo centenario patrio. Y cuando lanzaron su campaña de "moja la camiseta: inscríbete y vota por Piñera" se dieron por pagados con el voto juvenil disidente. Pero sus cálculos no consideraban al díscolo político socialista que abandonó su partido y su coalición para lanzarse al vacío y dar un golpe en la mesa de la política de bloques. Y es aquí donde todos se están asustando. los derechistas creen que Marco les puede hacer daño, pero que la concertación se ha cavado su propia tumba y que por lo mismo no tiene el peso ni el piso para pararse debidamente frente a Piñera. La concertación, en cambio, cree que si Marco pierde en la primera vuelta y hay que ir a una segunda, sus votos se venderán fácilmente a la coalición izquierdista.

Pero el temor de las élites políticas va por un sólo lado: la incertidumbre. No tienen idea qué piensa este candidato, no saben quienes lo apoyan, tampoco han definido el peso de su imagen y más aún no sabe que cantidad de votos alcanzará a acaparar ni a quienes se los va a quitar.

Y lo mejor de todo es que todavía faltan más de 6 meses para saberlo.

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