viernes, noviembre 05, 2010

El Chile que nadie quiere

Esta semana ha ocurrido un hecho que ha dejado a casi todo Chile con la boca abierta, lleno de preguntas, pero sobretodo con una sensación de asco y desazón terrible. Las elecciones de la ANFP.

Me reconozco futbolista de medio pelo, amante de la selección y del shaguito, pelotero a morir y seguidor de Bielsa y Harold Mayne-Nichols. Eso lo quiero dejar claro desde un principio.
Lo que mis líneas desean expresar hoy no es el apoyo irrestricto a estos hombres, un excelente dirigente y un entrenador de jerarquía mundial que le cambiaron la cara al fútbol chileno y lo llevaron a estar en boca del mundo en el pasado proceso clasificatorio a Sudáfrica 2010. Lo que hoy quiero decir va más allá de la admiración y el aplauso merecido.

Sí, hoy quiero gritar. Porque esta semana hemos visto el manejo de influencias, los sobres negros, los maletines, las llamadas de presión y por sobretodo lo obtuso del pensamiento gubernamental chileno. Bien sabido es que Piñera nunca tuvo entre sus aliados al rosarino y menos a Harold. ¿Por qué? porque ambos sabían que es sólo un demagogo lleno de mentiras y que busca solamente su popularidad bajo cualquier excusa (si no, recordemos el episodio del papelito de los mineros y el papelito en su gira mundial "arround the world"). So pena de sonar majadero, Piñera nunca ha sido de los trigos limpios. Ya estaba claro desde que era candidato a senador a principios de los 90 y durante toda su carrera política.

Pero ustedes dirán ¿que tiene que ver el Presidente con todo esto de la ANFP? bueno, mucho tiene que ver. Porque este personajillo del traje inmenso nunca vendió las acciones que tiene en Colo-Colo, equipo que gestionó la lista contraria a Mayne-Nichols y que presionó a los otros grandes para sumarse al complot. Porque él, Lavín y Ruiz-Tagle (ex accionista de Colo-Colo y que traspasó las acciones al suegro de Piñera) llamaron en repetidas ocasiones a uno de los cabecillas de la lista y precandidato: Bloise, presidente de Everton. Porque cuando se preparaba la votación, Piñera hizo un viaje relámpago a la Quinta Región para dar la gran noticia de que renovaría los estadios de Everton y Wanderers (quienes se cuadraron de inmediato a la candidatura opositora). Porque estos dos grandes hombres que levantaron nuestro fútbol como no sucedía desde 1962 eran una piedra en su zapato. Porque nunca soportó que Michelle Bachelet acompañara a la roja a Sudáfrica. Porque si no está metido en todo, no le gusta. Porque ahora tendría un títere a cargo de la ANFP. Porque al fin tendría de nuevo un campeonato que redituara sus acciones en Colo-Colo, un campeonato sólo para los equipos grandes.

Lo que no calculó este imberbe y su tropa de secuaces es que el españolísimo candidato todavía es dueño de la SEK y parte de Unión Española, lo que lo inhabilita de asumir como presidente de la ANFP según sus propios estatutos. A pesar de la rectitud de Harold y de decir que todo fue algo democrático, todos sabemos que el tráfico de influencia y los maletines llovieron esta semana como nunca. El grupo "Santa Brasa" (denominado así porque se reunían en el restorán llamado así, de propiedad de Bloise) se dedicó a presionar y a inflar a un candidato que nadie quiso nunca. Y ahora que todo esto sale a la luz, el propio Bloise, que nunca tuvo apoyo alguno de parte de los clubes, puede lanzarse como alternativa, una especie de "presidente interino".

Y Bielsa, en medio de la batahola, dice que renuncia. Y es obvio, ahora ya no habrá posibilidades para su trabajo tan cerrado, para su genialidad desbordante, con un Piñera metido hasta las narices en las concentraciones, con dirigentes que parecen marionetas y con un presidente del fútbol que ya dijo que había que hacer cambios (algunos de los cuales apuntan a quitar subsidios a las ramas femeninas de fútbol).

Los tiempos oscuros y aciagos se aproximan. Harold, es el momento de ser menos noble y ser duro de una vez. Tienes que levantar el libro de estatutos de la ANFP y aplastar a estas cucarachas de un solo golpe. La mano negra no puede seguir rigiendo Chile de la manera tan impune y maliciosa que lo ha hecho hasta ahora. Es hora de hacer que Chile haga lo que un país desarrollado hace: apoyar a los que trabajan bien y no a los que dicen hacerlo. Es hora de premiar y elogiar en vida los logros y de acusar los errores. Es hora de quitarse la venda y de mirar de frente.

Es hora de decir "¡BASTA!"

2 comentarios:

Alejandro dijo...

Buena Escoba, me acordé cuando contaste la historia de Manuel Rodriguez en el Colegio.

Pablo Escobar dijo...

jajajajajajajaja