viernes, abril 20, 2007

Carta a Cho Seung-Hui

Hola Cho:

Creo que es imposible decir lo impresionado que quedé contigo. Al principio, cuando mostraron las imágenes de la masacre, creí que sería un típico gringuito blanco lleno de espinillas que se había vuelto loco creyéndose “Neo” de “Matrix” y había matado al resto de su clase como en Columbine. Incluso pensé que sería un negro o un árabe, jamás se me ocurrió pensar que un surcoreano tendría las agallas de hacer historia de esta forma.... Supongo que agallas es una palabra que te gusta ¿no? Claro, porque no sólo buscaste venganza, sino también reconocimiento y fuiste frío para planificarlo todo. Te sientes héroe, ¿no? Así debe ser por limpiar el mundo de tanto ricachón maldito y mujeres que no toman a nadie en cuenta ¿no?.

Seguramente, si estuvieras vivo, te encantaría leer lo que antes puse. Claro, te llevaría a pensar que estoy completamente de acuerdo contigo, que creo que eres una especie de salvador y que dejaste un mensaje claro para quienes te quieran seguir, una especie de héroe y mártir moderno, ¿no? Pues fíjate bien, asesino de mierda. Te hablo con el mayor cinismo que puedo, porque sólo tengo repudio y rabia en mi corazón. Me harté de que aparezcan locos imbéciles como tú, que deciden que “como la sociedad no me acepta o no me da lo que quiero, la destruyo”.

Te voy a informar de un par de cosas, coreano. La gente en el mundo vive desdichada la mayor parte del tiempo. Sí, todos hemos sido rechazados, las mujeres no son como en las pornos, los estudios no te hacen ricachón, la fama es una utopía para el que tiene un talento medio o no tiene pitutos y el bulling es pan de cada día en todo el mundo, no sólo en USA. La gente se mata trabajando de sol a sol por una mierda de plata, la sociedad no permite que todos surjamos por igual, la pobreza es un cáncer que sigue su avance a pesar de los esfuerzos y para más remate está el calentamiento global. La delincuencia nos quita lo poco que atesoramos y nadie hace nada por mejorar.

Sé que todo lo que puse antes debería hacerte pensar que entonces tu posición está bien, que el destruir o matar a la sociedad es la única opción. Pero no, todos vivimos en el mismo cuento y todos a veces tenemos ganas de mandar todo a la mierda, pero no lo hacemos, somos capaces de pensar en prural. Sí, tú y los asesinos de tu clase tienen un singularismo único. Son una tropa de narcisistas que quieren que el mundo se postre a sus pies, reverenciando una genialidad ausente, una mente atormentada que lo único que busca es reconocimiento. Pero claro, como no eras capaz de ser un buen escritor, como no pudiste conquistar mujeres , como no hablabas con nadie, no tenías amigos y eras feo, pensaste “al carajo, los mato a todos”. ¿Sabes? Hay veces en que otros tienen el mismo pensamiento y hacen algo más valiente: se suicidan. Sí, se matan para dejar de sufrir por ello, no matan al resto porque no lo quisieron o consideraron en la forma que ellos buscaban. Y los héroes son aquellos que logran que sus ideales, sus genialidad cambian a la sociedad con hechos constructivos, no matando a gente inocente.

Y ahora, por tu culpa, vendrá el juicio moral a todos aquellos que no te escucharon, al que te vendió la pistola, al profesor que no analizó tus escritos con detenimiento y al doctor del sanatorio que te dio de alta; se quemarán los videojuegos que usabas para pasar tu tiempo libre y los niños serán castigados si juegan a “policías y ladrones”. En tu pequeña mente de ególatra enfermo pensaste que al grabar una serie de frases idiotas sobre “los voy a matar, ricachones” y etc, etc, etc dejarías una huella para el futuro. Lo único que hiciste, imbécil, fue matar personas que ni siquiera te conocían, terminar con un profesor escapado del holocausto, asesinar a mujeres a las que no tenías porqué gustarles y manchar de sangre el piso de la universidad que creyó en ti, que te aceptó como a cualquiera, porque pensó que podías ser alguien. Así que te informo, niñito del ego enorme, que quedaste como un enfermo, como el loco de atar, como el inadaptado inútil que jamás sirve en la sociedad, es decir que tu matanza te dejó donde mismo, apartado, odiado y rechazado.

¿Era necesario entonces matar a 33 personas para corroborarlo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuevamente, Pablo, disfruto de tus dos últimos articulos. Me resfrescan la mente, sin dejar de recordar el buen ejercicio que hace sentarse con calma a escribir una que otra línea.

Agradezco particularmente el artículo sobre los hábitos y la televisión. Me refrescó y despejó las neuronas de sobremanera.

Nicolás Iturra J.

Pablo Escobar dijo...

vale Nico, agradezco que sigas leyendo el blog y que dejes tus comentarios. Siempre es bueno leer palabras de viejos amigos.