martes, enero 10, 2012

Un nuevo trato

Soy un chileno común y corriente que vive el día a día tratando de alcanzar algo del llamado progreso para mi propio haber, pero que a este paso parece que nunca llegará con la bonanza que se me inculcó desde niño que llegaría. No puedo decir "ciudadano" porque no soy un votante registrado. Las razones son varias, pero la mayor parte de ellas pasan por el hecho de ver que la clase política de mi país y de la región es completamente incompetente. Hasta que no cambie la generación de políticos o se elimine la política como un concepto, creo que seguiré siendo parte del país y no de la ciudadanía.

Debo decir que estoy orgulloso de ser chileno. Tanto así que, aunque mi vida tanto laboral como monetariamente jamás me ha dado los frutos que uno esperaría, igual me sigo quedando aquí. Soy tozudo. Sé que no es fácil seguir acá y que seguramente moriré triste, solo, abandonado y sin un sólo peso a mi nombre, pero me da igual. Estoy esperanzado. Y no de mejorar mi vida; por el contrario, estoy esperanzado de lo que vendrá a futuro para Chile. Seguramente no lograré cosechar nada de ello, pero no es algo que necesite para saber que las cosas mejorarán.

Ustedes dirán "que clase de imbécil más positivista al peo" pero es cierto. Chile, al igual que hace 40 años, puede ser el eje de un cambio completo a nivel mundial. ¿Hace 40 años? Sí. Hace 40 años en Chile se probó un proyecto, una idea que ahora rige al mundo entero y que lo tiene sumido en un completo desastre económico y social. El libremercado desbandado y sin tapujos.

Así es, a principios de los 70, cuando Allende gobernaba y los enviados de USA ayudaban a boicotear el estado de derecho con su manejo de los paros de camioneros y la influencia en la milicia, algunos jóvenes chilenos iban a aleccionarse al país del tío Sam para ser grandes economistas. Eran los "Chicago Boys" adoctrinados por Friedman, un economista norteamericano que profesaba la privatización de todo y el estado sin control sobre lo que se hacía en su propio país. Cuando finalmente el gobierno allendista cayó por culpa del golpista Pinochet, la mesa estaba servida para probar la teoría. Usando de parapeto una dictadura fascista, se implantó el modelo de privatización de Friedman. Fue un completo fracaso el primer año, con una inflación de 375%, la más alta del mundo y además empeorando la crisis que ya habían producido los paros durante la UP. El propio Friedman tuvo que venir a mostrar cómo se aplicaba el sistema y lo logró. El país salió adelante vendiéndolo absolutamente todo, dejando en manos de privados desde la salud hasta las pensiones, todo. Claro que la medida era tan impopular que algunas cosas se hicieron más graduales, más maquilladas. Pero fue el primer lugar en el mundo donde este modelo se usó. Donde pasamos a aumentar la brecha social de manera alarmante, donde por primera vez se vieron multimillonarios, algunos de los cuales abusaron tanto de su poder e influencia que aún hoy ostentan los más altos cargos gubernamentales.

Sí, Chile fue la plataforma para que luego se diera en Argentina, Uruguay, Brasil, Inglaterra, USA, Europa del Este y la cuna de la posición más antagonista a este modelo: la Unión Soviética. Podemos decir que actualmente no hay país más libremercadista y con más multimillonarios que Rusia.

¿Y por qué me sentiría orgulloso de ésto? ¿sentirme orgulloso de que mi país fuese el primero en la escalada de desigualdad social, en la generación de injusticia gubernamental y el mercado depredador? Porque donde empieza es donde puede comenzar a terminar.

El mundo está cambiando, no se si han dado cuenta. Las revoluciones sociales pasan por el descontento con el sistema completo, no con alguna institución en particular. Chile ha sido pionero en las marchas a nivel mundial por reinvindicar derechos que son inalienables como la salud, la educación y la protección social. Así después esta semilla se repartió por otros países que primero solidarizaron con los jóvenes chilenos, pero que luego se dieron cuenta de su propia situación. Y entonces vino el movimiento de los indignados, algo que en USA no habría sido posible ver hace 20 años.

Ustedes dirán "y que se saca con protestar". Bien, no mucho en realidad. Para ser franco, la lucha por cambios sociales radicales que mejoren el status del pueblo en general (no estoy hablando del pueblo como lo definen los libremercadistas, como si fueran los miserables desde el C3 hacia abajo) no son batallas que se ganen sólo con marchas por la Alameda. Son cambios que vienen más por el lado social, por la organización. Cuando la crisis del 29 azotaba USA, Franklin D. Roosevelt hizo lo que se llamó el NEW DEAL, un "nuevo trato" que hacía al estadounidense promedio el eje de las acciones gubernamentales, no a los bancos ni las empresas como antes. Pero para que Roosevelt pusiera todas las leyes en regla y para que además tuviera injerencia en cambios sociales substanciales, se necesitaron huelgas. En un año hubo 4740 huelgas, que obligaron a Roosevelt a hacer del NEW DEAL algo que llegara a todos los ámbitos de la sociedad. Y es por eso que USA antes de 1970 tenía tan buen sistema gubernamental en todo ámbito.

¿Que falta para que Chile tenga su propio NEW DEAL? Que el gobierno actual deje la palabrería y vea la panorámica histórica completa. Esto es improbable, ya que quienes están al mando son los propios Chicago Boys que propiciaron toda esta debacle que tiene al mundo sumido en la mayor crisis financiera de la historia como planeta. La única forma es, de una buena vez, llamar a la fuerza de acción que más les duele a quienes no quieren los cambios que necesitamos: atacar el bolsillo. Es hora de un paro general. Una semana en que Chile completo se paralice, sin miedo, sin riñas, sin violencia. Un país que se quede en sus casas descansando, en que los jóvenes no estudien y compartan con sus padres, en que los músicos entreguen su arte gratuitamente en las calles, en que los economistas dejen de lado la corbata y se dediquen a escuchar a sus propias familias. Una semana en que Piñera se vea obligado a hacer su propia cama. Una semana total de pérdidas no hará a Chile más rico, eso está claro. Pero tampoco es el fin de nuestra economía. Lo que sí haría sería lograr asustar a los dueños del país, esas 15 familias que controlan todo. Y darles a entender que tienen todo eso gracias a los 18 millones que estamos bajo ellos.

¿Cual debería ser el Nuevo Trato? algunos puntos que deberían estar contemplados serían:

1.- Educación gratuita y de calidad para todos los chilenos (quiero dejar claro que esto no elimina los colegios privados como pregonan los alarmistas derechistas y del gobierno, sólo elimina a los particulares de la educación pública, permitiendo equiparar los recursos y mejorar la distribución para luego mejorar la calidad)

2.- Salud gratuita y sin Isapres. ¿por qué? porque las Isapres sólo hacen más caro lo que antes se hacía en forma pública. Y siempre han existido las clínicas. Seguirán existiendo, no se preocupe. Su hijo no tendrá que nacer obligatoriamente en el Sótero del Río si tiene al lado la Clínica Alemana.

3.- Nacionalización del Fondo de Pensiones. Esta medida es una de las más importantes. Chile debe asegurarles a todos una vejez digna. Para eso se debe repartir de manera equitativa este recurso y la forma de inversión debe ser estatizada y regulada. El sistema de AFP ha permitido segregar de manera escandalosa a quienes tienen un ingreso de dinero mayor de quienes tienen el mínimo o son independientes. Y eso no se arregla haciendo que los independientes pierdan plata como el resto (que es lo que pretende la nueva ley del gobierno) si no que haciendo que el dinero crezca por los intereses de crecimiento país, no con inversiones de privados que se llenarán los bolsillos con las ganancias del dinero de tu pensión y del cuál verás con suerte el 15%

4.- Renacionalizar el cobre. Silenciosamente se ha ido vendiendo el cobre chileno, aboliendo la nacionalización que hizo de éste el gobierno de la UP. Seamos francos. Los únicos beneficiados con la venta del cobre para que otros lo exploten son quienes vienen a explotar. Chile pierde miles de millardos cada año por haberles regalado esas tierras a los inversionistas extranjeros y además rebajarles de una manera absurda cualquier tipo de impuesto posible. ¿Acaso no se han dado cuenta que Chile es exquisito a ojos de los inversionistas extranjeros? tiene mano de obra baratísima, que no exige derechos, leyes que les permiten hacer todo lo que quieran, y además no pagan los tributos que debieran.

5.- Crear un estado federado. ¿muy loco? ¿muy deschavetado? pues no lo es. De esta manera Chile podría hablar de región a región en igualdad de condiciones. Cada región debiera tener el mismo peso a nivel político y a nivel económico primero se priorizaría la propia región y los excedentes irían a las regiones con menores ingresos, haciendo de este sistema el preciso para potenciar el crecimiento completo y no el de la capital solamente.

6.- Crear un ente social que tenga poder de fiscalización sobre los 3 poderes del estado. Algo así como la Contraloría, pero que no sólo viera problemas de desfalcos si no de probidad, de manejo político, tráfico de influencias, injusticia en los juzgados, falta de ética y de responsabilidad en el congreso, etc. No controlará los 3 poderes, pero le dará sus coscorrones cuando lo hagan mal. Es imposible que los jueces sólo puedan ser juzgados por sus pares cuando cometen delitos.

7.- Darle a las etnias originarias la importancia que se merecen. Enseñar mapudungún o la lengua que corresponda según el lugar, darle a cada una de las etnias originarias un puesto en el parlamento que sea elegido entre ellos y les permita siempre tener una voz en nuestra democracia.

8.- Promover las empresas nacionales, para generar empleo

9.- Subir el salario mínimo. Esta medida es la más importante de todas. Si se sube el salario a uno digno ($350.000 como minimo) la gente tendrá más poder adquisitivo, el comercio venderá mucho más, las fábricas tendrán que hacer más productos y necesitarán más personas para trabajar. TODOS GANAN. (Se trató de implantar en Chile hace unos años por medio de conferencistas canadienses, pero los empresarios chilenos dijeron que era absurdo perder dinero en la gente y no usarlo en inversiones).

10.- Eliminar el sistema binominal y general una reforma constitucional completa que permita evitar nuevos errores históricos como éste, que sólo han perpetuado las desigualdades sociales y que han sumido a Chile en el abismo que actualmente separa a pobres de ricos más que en la Colonia.


Puede que todo esto que he escrito suene utópico, pero es completamente realizable. Y en corto plazo. No son medidas que afecten demasiado la forma de vida del chileno promedio, pero si son medidas que afectarán a quienes controlan este jaguar de Latinoamérica, que ya parece más gato mojado que otra cosa.

Este es el Nuevo Trato que propongo. ¿Alguien se suma?

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