Las líneas que escribo las inspira un hombre a quien siempre he admirado y a quien quiero demasiado: mi hermano. Se que la vida nos ha jugado muchas veces mal, en contra, que nos ha tratado a veces con la punta del pie, pero también nos ha dado alegrías que superan con creces nuestras expectativas. Y aunque ahora estés en un momento difícil, debes saber que estamos hechos de buena madera. Somos fuertes, somo capaces y únicos. Somos quienes damos el paso adelante sin importar los abismos. Y mañana y los días venideros serán cada vez mejores. Tengo fe en ti, toda la fe del mundo. Eres grande, hermano.
Crónicas de la vida diaria. Las cosas que vemos, las que no y las que simplemente no queremos ver.
lunes, diciembre 05, 2011
Las piedras en el camino
Cada vez que la vida me golpea se que son los hechos que me harán más fuerte, las cosas que me harán un mejor hombre y que me darán las armas para enfrentar tiempos más aciagos.
miércoles, noviembre 16, 2011
Loca
Si alguien alguna vez me hubiese dicho que las locas de patio andaban sueltas habría tenido más cuidado.
Es que cuando uno se mete en relaciones con mujeres no tiene todos los códigos a mano. Y a veces las locas de patio se cuelan entre las opciones que uno tiene. Es una pena. Nada que decir más que siento que sigo dando palos de ciego. La vida me hace muecas en vez de sonreírme. A veces pienso que estoy puro hueviando acá.
miércoles, septiembre 28, 2011
La chaqueta de Villegas
Hace casi 2 décadas, cuando Chile vivía los albores de la vuelta a la democracia y las fuertes voces de quienes no pudieron expresarse anteriormente comenzaron a resonar en las aulas, los pasillos de gobierno y en la prensa, apareció un hombre con aspecto desaseado, pelo enmarañado, lengua ágil y voz crítica que dejó a todo el mundo pensando que venía a decir por fin lo que todos quería decir hacía años. Ese era Fernando Villegas. Sociólogo y escritor que, por esas casualidades del destino, estudió en mi amado Colegio San Agustín. Este personaje habló fuerte y claro en momentos que todos callaban aún asustados de un boinazo o un tanquetazo e incluso cuando el país dividido avivó aún más su discordia en tiempos del arrestro de Pinochet en Londres. Sacó muchos libros, habló a destajo en radio y TV y dejó claro que su mente era la que tenía esa voz disonante de Pepe Grillo que daba a conocer la visión alternativa y muchas veces correcta frente al statuo quo reinante en nuestro país, a la postre nuestro lastre más duro y amargo porque el que hasta ahora no hemos logrado surgir.
La vida da muchas vueltas, así como la ropa. Y es que ahora, cada vez que tengo la oportunidad de escuchar a Villegas, encuentro que la chaqueta tiene las costuras para afuera. Se ha dado una voltereta impresionante y sus dichos parecieran los de cualquier conservador tipo Carlos Larraín. No ataca a nadie, se ha vuelto un apoyo mediático en muchos aspectos al orden reinante y por sobretodo ha hecho que su tribuna, lograda por tantos años de esfuerzo, se haya vuelto una mancha gris en la TV, como su cabello. Es impresionante como en una de las entregas de su programa "Tolerancia Cero" de CHV se permitió defender las políticas racistas y mentirosas que el gobierno usó en el caso del ciudadano pakistaní acusado de terrorismo por Hinzpeter. A simple vista se puede notar el montaje que hubo tras este suceso y el mismo Fernando Paulsen adujo la imposibilidad de probar el montaje porque ya ni siquiera va a haber juicio. Las pruebas jamás serán refutadas y el nombre de este joven quedará manchado para siempre sólo porque el gobierno necesitaba generar una cortina de humo y hacer ver que Chile podía estar amenazado. Esto ocurrió extrañamente cuando Hinzpeter comenzaba a demostrar su ineficacia en la lucha contra la delincuencia y el gobierno iniciaba su hundimiento lento pero seguro hacia el 22% de aprobación que tiene hoy su representante más importante: el propio presidente.
Villegas ni siquiera fue capaz de acorralar al ex-DINA, boina negra y actual alcalde de Providencia, Cristián Labbé, cuando de forma arbitraria e ilegal cerró los colegios que la municipalidad tiene a su cargo a causa del conflicto estudiantil e incluyó entre sus medidas la imposibilidad de renovación de matrícula para todos los alumnos que no vivieran en la comuna. El chascón que antaño peleaba por los derechos de todos quienes fueron reprimidos y de la libertad de expresión era incapaz de hablarle de frente a quien hacía lo mismo ahora con los jóvenes de este país. Es más, tan callado estuvo que posiblemente era mejor poner en su lugar uno de sus libros o una foto de alguna revista de antaño donde haya obtenido la portada. En cambio, Paulsen, quien era crítico, pero defendía mucho la institucionalidad, es ahora quien lleva la batuta de las crítica controversial y el análisis incisivo. Villegas se ha convertido en un arroz graneado, uno más de la comparsa que apoya a las instituciones vetustas e inoperantes de un gobierno gastado desde sus inicios, agotado porque no tiene recursos ni mentes capaces de generar cambios en Chile, cambios que ellos mismo usaron como bandera en su candidatura.
"La nueva forma de gobernar" en el caso de Villegas se ha convertido en "La nueva forma de criticar" esa que no hace daño, que revisa los casos con liviandad, que admite como verdades las versiones oficiales y que, peor aún, traiciona todo lo que lo hizo ser el personaje de renombre que ahora es.
La vida y la ropa da vueltas Fernando. Y tu chaqueta tiene la etiqueta por el lado de afuera. Las costuras se ven de lejos, chascón.
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viernes, agosto 05, 2011
Volver a los '80
La jornada de ayer, 4 de Agosto de 2011, puede ser considerada histórica. Muchos dirán que fue un día perdido, un día que no produjo nada bueno para el país, un día que manchó la democracia más tranquila de la región. Pero no. Ayer, Chile tuvo una jornada que marca un antes y un después de la forma en que el pueblo chileno en general se comporta y reacciona.
Sí, porque por años vivimos en una dictadura que no permitió libertades civiles completas, que negó el derecho a reunión, el de libre expresión y las manifestaciones ciudadanas. Y fue tanto el tiempo que Chile vivió así, que se acostumbró a no pensar, a no exigir, a tener miedo de las instituciones y pensar "es más fácil si otros opinan por mí". Chile gracias al régimen de Pinochet generó un pueblo burbuja, que no escuchaba la realidad, que no veía lo que les hacían y, peor aún, no le importaba estar así... era un status quo horrible de los que muchos fuimos parte en nuestra niñez.
Cuando volvió la democracia, todo pareció mejor. La gente se escandalizaba aún por las performance de los artistas retornados, el sexo pasó a la palestra como tema necesario de discutir, los escritores comenzaron a lanzar dardos en todas direcciones y la institucionalidad, vestida con la cara de un viejo bonachón y lento, se hizo más amigable para todos. Pero bajo esa careta de libertad y nueva vida democrática, se mantenía el mismo sistema acuñado durante la dictadura, con una democracia a medias, que no representaba (aún no lo hace hoy) el voto popular, con un sistema de elecciones binominal (único en el mundo), con leyes que se contradicen en sus artículos para así ser interpretables según el mejor postor, con un sistema económico cruel y que evita la posibilidad de un crecimiento sostenido e igualitario para todas las clases, promoviendo el enriquecimiento desmedido.
Y cuando los gobiernos de la Concertación se fueron sucediendo uno tras otro, las medidas para hacer de este país algo mejor se volvieron cada vez más cosméticas. Se atacaron los problemas más visibles, pero el fondo seguía estando tan torcido como al principio... derechos básicos como educación y salud relegados a un último plano, con una población endeudada para lograr el sueño de vivir como se les había inculcado que debían: con dinero y muchos hijos.
Cuando apareció el 2009 la candidatura del actual presidente, nadie pudo comprender cómo salió electo si la gente lo detestaba, lo encontraba ridículo, falso y con intereses creados... además viniendo del gobierno más apoyado por el pueblo en décadas. Y lo peor de todo no fue su elección... fue su equipo y las ideologías que defendían. A muchos se les había olvidado (que es el cáncer chileno por excelencia) que ellos mismos fueron parte del gobierno de la dictadura y muchos seguían bajo el alero de las mismas creencias, modelos económicos y políticas represivas de esos años.
Es por eso que lo que sucedió ayer fue algo sin precedentes. Fue un nuevo aire a las protestas. Fue una versión actual de los '80, pero sin miedo. La gente se cansó. Este gobierno ha tenido más protestas que ninguno desde la dictadura; el presidente tiene el menor porcentaje de aprobación desde Pinochet; las políticas gubernamentales no han hecho nada, es más, retrocedimos en derechos y beneficios. Cada vez el país se ve envuelto en más injusticias sociales y económicas, mientras el mundo entero está viendo su propio colapso administrativo y económico. Y fue ayer cuando, después de una nueva protesta doble de los estudiantes exigiendo una educación gratuita y de calidad, todo el país se rebeló. Por primera vez en años, el país entero salió a las calles a protestar contra el gobierno, pero no sólo por ser un pésimo gobierno, si no por cómo trataba a su propia gente, a sus hijos, a quienes buscaban realizar los ideales de un país más justo. Por primera vez se vio a Chile en una actitud desafiante y desaprobadora, familias enteras caceroleando en plena calle, sin ánimo de disturbios, sólo expresar su descontento, su ánimo de cambios, su tan esperada voz propia.
Ayer Chile cambió. Y todo fue gracias a una generación que no tenía guardados recuerdos que los controlaban, ni tenían el miedo inyectado en la mamadera. Una generación que nació limpia y en democracia. Una generación que se valora y que ama a su país. Una generación que contagia a todo un país con sus ideales por un futuro mejor y más justo.
Ya era hora que Chile despertara. Ahora a hacer que tome café y no se nos duerma de nuevo.
lunes, agosto 01, 2011
Los colistas de la carrera evolutiva
Parecería que nuestra sociedad Darwinista se ha empecinado en evidenciar todas y cada una de las diferencias físicas que nuestra especie tiene con todos sus antecesores en la escala evolutiva. Pasando desde el Erectus, el Australopitecus, el Java, el Neanderthal y el Cromagnon hasta nuestro Homo Sapiens moderno, hay similitudes muy marcadas, así como diferencias que son imposibles de obviar. Son estas diferencias las que me inspiran hoy a escribir al respecto.
Sí, porque de todos los cambios que el ser humano ha tenido durante estos milenios el del pelo ha sido el más notorio. Hemos dejado de ser monos y a simple vista nos vemos distintos a todos los otros primates como nosotros. Entonces es raro pensar que aún hay niveles de pérdida del pelo corporal en nuestra raza. Al parecer, la vida no sólo ha sido cruel en dar distintos tipos físicos, faciales, de piel, de belleza si no también de peludez. Y es por esto que ahora me siento afectado.
Es que no sólo resulta que la baja estatura sirve para generar complejos porque la caja de cereal siempre es inalcanzable o el ser corto de vista es sinónimo de cerebrito. Ahora, además de todo eso, soy menos evolucionado que el resto. Así parece. Sucede que soy el más mono de mis amigos. Si hasta la idea de subirme a los árboles me parece atractiva.
Y una vez que me di cuenta de ello, sentí la discriminación hacia el vello corporal.
¿Por qué llegué a esta conclusión? porque en infinidad de ocasiones he visto que esta sociedad completa discrimina el vello de una manera horrible. No es que diga que el parecer mono sea lo más atractivo del planeta, pero cuando veo tanta depilación láser en hombres... es como decir "quiero ser una guagua excitante". Y tanto ha sido el bombardeo de la Gillette, la Prestobarba, la Schick, que el Match 20.000 y las 50 hojas de afeitar, la depilación permanente, que la brasileña, que láser pulsado, que ¡Ahhhhhhhhh!
He pasado a ser un paria en esta sociedad lampiña. Sucede que por mucho que me preocupe de mantener mis pelos a raya, por más que me acicale y me revise las pulgas todas las semanas, no debería tener ni un solo pelo sobre mi cuerpo. Es discriminatorio. ¿Y que si soy más mono que el resto? ¿y que si tengo que soplar para ver la hora en el reloj? ¿y que si cuando llevo al perro a bañarse siempre me ofrecen un 2x1?
¡Soy un ser humano! mis pelos se merecen respeto. Es cierto, soy menos evolucionado, pero soy más calentito. Puedo usar ropa con velcro cuando la parte suave se echa a perder. Y en el resto de las cosas, sigo siento tan humano como ustedes. Así que espero más respeto, señores y señoritas sin pelo. Porque aunque no lo crean, somos muchos los primates involucionados que pululamos entre ustedes. Más temprano que tarde nos verán en zungas o diminutos bañadores recorriendo playas y piscinas y notarán que seguimos siendo muchos, que no estamos solos.
¡Por un mundo con igualdad de derechos!
¡Por la diversidad velluda!
¡Los peludos también somos personas!
He dicho.
miércoles, julio 13, 2011
Los bemoles del ser
Cada día me doy cuenta que es más difícil de lo que parece ser una persona normal en este mundo. Bueno, normal entre comillas, porque estoy bastante loco. Pero aún así, creo que estoy entre los parámetros de locura aceptables.
Cuando miro el camino recorrido me voy interiorizando de mis errores y aciertos, muchos de los cuales no han sido del todo fructíferos ni me han dado tan buenos recuerdos, pero de algo estoy seguro: puta que he aprendido. Espero que siempre la vida me siga sorprendiendo como lo ha hecho hasta ahora, con dolor y alegría, por que si no sería una soberana lata. Agradezco a quienes han hecho de mi vida una vorágine incontrolable, llena de experiencias locas, extrañas, amables, tiernas, sexys, duras, dolorosas y tristes. Sé que el día de mañana cada uno de estos hechos marcarán mis decisiones futuras. Hoy por hoy las atesoro como lo que son, los cuadros colgados en la gran galería de mi existencia.
Gracias a quienes me han hecho parte de sus vidas. Espero haberles entregado algo bueno que recordar. Y para quienes aún no me conocen, espero sorprenderlos...
jueves, junio 30, 2011
Fábula citadina
Hoy es otro día más en Protestópolis, una ciudad regida por un gobierno sordo que cree que todo se arregla con parches. Muchos pretenden que el sistema de gobierno que se está aplicando puede mejorar, pero en Protestópolis eso no ocurre. Por desgracia para los protestoianos y sus semejantes a lo largo del orbe, el sistema que se aplica para la vida del usuario es bastante magro en oportunidades. El pueblo lo sabe, por algo le cambió el nombre a la ciudad antes conocida como Progresópolis... es que el progreso en pos del bien común, como siempre se prometió, jamás se cumplió. La política económica gubernamental se basó en un sistema ingenioso, donde todos ganan... o al menos eso se pensó. Se le llamó "el chorreo" es decir, si a quienes gobiernan y quienes son dueños del país les cae mucha pasta, al resto le cae lo que ellos no alcanzan a agarrar y así todos felices. Era algo piramidal, tipo Amway, pero versión país. Y todo el mundo que tomó el sistema capitalista como base hizo de ésta su forma de decirle al mundo que estaban por cumplir todos sus sueños.
Pero llegó ese día nefasto. Sí, hubo un momento en que, a pesar de ser una sociedad determinada a progresar lentamente por culpa del chorreo y a ser minimizada por todos los poderes fácticos económicos que la controlaban, Progresópolis sufrió un golpe bajo. La gente se cansó. El pueblo decidió que era mucho, que bastaba, que era hora de que ellos también tuvieran su tajada del pastel. Y así de golpe y porrazo, Progresópolis, la capital del endeudamiento y del enriquecimiento sectorizado, se vio plagada de tomas, protestas, paros y gritos desaforados de una masa de gente sin rostro que sólo pedía ser vista por una vez en su vida. La individualidad de los problemas se volvió una generalidad universal donde la espada era la educación, la bandera los bajos sueldos y la consigna una mejor vida para todos por igual.
El problema es que el gobierno de Progresópolis era sordo. Tenía las ventanas del palacio de gobierno tapiadas, sólo permitiendo entrar el sonido cuando la gente dormía. Así y todo, llegaron rumores acerca de los estudiantes que tenían tomados colegios y universidades, dejando de estudiar porque algo querían sobre las platas. La tropa de pinganillas no quería pagar lo que se debe. Lavinovsky, jefe del ala de educación espetó una frase que salvaría la situación: si lo que querían era dejar de estudiar, entonces, le daban vacaciones. Un problema menos en Progresópolis. Pero no era eso lo que buscaban los imberbes, que continuaron las acciones. Tampoco las medidas de parche sirvieron para esos tipos ecologistas que pedían dejar el país sin tocar impidiendo que el mundo exterior se pudiese seguir contentando con usar los recursos a diestra y siniestra, pagando, claro, su comisión al gobierno de turno.
Y día a día Progresópolis dejó de progresar. Porque todos los actores de la sociedad dejaron uno a uno de trabajar. Y cuando el gobierno se dio cuenta que no había pan para el desayuno en el palacio, que tampoco había papel higiénico, que sus hijos ya le decían mamá a la nana de tanto haber faltado al colegio, que sus choferes no los trasladaban, que los profesores no enseñaban, que las carreteras estaban tomadas... fue que decidieron escuchar. Pero fue tanto lo que escucharon que se volvieron locos de terror. Así que se metieron tras las puertas de palacio y las sellaron para que no volviesen a ser abiertas nunca más. El Palacio del Statuo Quo quedó aislado del mundo. Así Progresópolis comenzó a ser llamada Protestópolis, una ciudad que no duerme por los cacerolazos, que vive en manifestaciones, donde nadie estudia, donde se trabaja sólo para comer y donde la gente aún tiene esperanza de que las cosas cambien... aunque en el fondo sepan que los dueños de la ciudad siempre se saldrán con la suya.
PD: cualquier semejanza con Santiago es mera coincidencia.
jueves, mayo 19, 2011
Patentando la vida silvestre
Creo que hace mucho no había tanto revuelo en Chile por una acción económica y energética como la que se propone con Hidroaysén, aprobada por 11 votos contra una abstención por personeros gubernamentales completamente controlados por los intereses del gobierno central, donde, horas antes de la votación, nuestro propio Ministro del Interior ya había dado su aprobación al proyecto. Un gobierno controlado por los intereses económicos y las promesas hechas a las grandes esferas del poder monetario nacional nos está llevando a una desazón y desconsuelo tal que finalmente nuestro país entrará en una revolución ciudadana como el chileno sabe hacerla: destrucción y gritos, sin propuestas reales.
A pesar de haber muchos científicos, profesores, catedráticos del tema energético, ONGs, fundaciones pro medio ambiente y una masa de gente que pujamos porque Hidroaysén no sea construida (ya que actualmente es innecesaria), el gobierno no ha hecho más que ponerse como los tres monitos y hacer como que no escucha ni ve lo que pasa, mientras se tapa la boca con promesas de protección ambiental hechas durante la campaña.
Pero este hecho específico no es la vergüenza nacional que sí se presenta ante nosotros con el negocio "visionario" que hizo el Gobierno de Chile entre cuatro paredes y sin consultarle a nadie. Chile cedió TODAS las semillas autóctonas de nuestro territorio a la empresa multinacional estadounidense MONSANTO.
¿Qué significa ésto?
Para ponerlo en términos sencillos, todo lo que MONSANTO haga con las investigaciones genéticas de estas semillas, incluidas las nuevas cepas transgénicas que creen para mejorar o aumentar producciones de estos productos, serán cobradas como propias de la empresa. Es decir, si conseguiste unas semillas que vienen con el gen de Monsanto y plantaste tomates, ellos irán tras de ti (como lo hacen actualmente con granjeros en toda Norteamérica) y te harán un juicio por varios millones de dólares.
El punto es que Monsanto identifica los genes que harán más productivos o más longevos ciertos frutos o verduras. Al identificarlos, los patenta. Pero... ¿y si el gen naturalmente aparece en un cultivo? todos sabemos que las variaciones evolutivas son pan de cada segundo en nuestro planeta... ¿cómo probar que no fue con una semilla de Monsanto? no se puede. Es lo mismo en el caso de gente que plante con las semillas de Monsanto y el polen de esos cultivos llegue a otras parcelas. Esas personas tendrán cultivos naturales mezclados con los del polen de Monsanto. ¿Como diferenciar un tomate transgénico de uno normal a simple vista? Tal vez deberían ponerle genéticamente una "M" en la cáscara.
Por desgracia esta política de la multinacional no es nueva. Desde hace años luchan por patentar los cerdos. Si. Aunque no lo crean, los cerdos podrían ser propiedad de una sola empresa como especie. Y si ellos determinan que hay un gen que hace a los cerdos ser más grandes y patentan ese cerdo, mejor no críes chanchos. Porque puede ser que uno salga con ese gen y te demanden por 10 millones de dólares. Y no importa si te comiste el chancho; la demanda sigue hasta destruirte.
Esa es la política de Monsanto, amedrentando a quienes tienen cultivos naturales y orgánicos, ya que son la respuesta natural a una gran masa de personas que ya no quieren alimentos transgénicos. Nuestro Chile, tan inocente, simplemente se abrió de piernas y ni siquiera pidió un condón por las dudas. Vendieron TODO. Así que prepárense, porque de nuestras manzanas rojas, tomates con poca pepa, naranjas de exportación, duraznos conserveros, es muy posible que pronto sepamos que no fueron predispuestos naturalmente a ser sabrosos y coloridos, si no que el espíritu santo de Monsanto les había dado el milagro de ese gen que los hace tener esas características. Y tendremos que pagar por haber osado tener en nuestras tierras algo que ellos patentaron basado en nuestras propias semillas.
Bienvenidos al nuevo orden mundial. El control de las alimentos, las cosechas, los animales, es lo que hará a un país más fuerte que al resto. Y USA lo sabe.
miércoles, abril 27, 2011
Palabras soñadas
Hoy me levanté y al lado de mi cama estaba uno de mis cuadernos con estas palabras escritas. Es mi letra imprenta.. no la uso para escribir ideas o pensamientos... no recuerdo haberlo hecho en forma consciente...
Vivo una vida que no es mía
toco con manos prestadas
en mí late un corazón muerto
en mí late un corazón muerto
que se derrite a la luz del día
Hablo con palabras que no son mías
veo el futuro con otros prismas
caigo sobre hojas sin brisa
para sentir que ya no hay prisa
He detenido el tiempo
lo he avanzado sin mirar
lo he retrocedido mil veces
incluso me he permitido dejar un minuto respirar
No soy amo de nada
no tengo tiempo a mi haber
los granos de arena caen severos
el último no me dejará ver
¿Qué sabes de mí?
nada
¿que quieres de mi?
todo
Una vida llena de sueños rotos
y unas manos curtidas son todo lo que tengo
Mi mirada ya perdió su brillo
mi piel muestra las huellas de mi pasado
mi pelo flota en un viento
que parece acabarse a cada momento
La oscuridad ya no me protege
¿qué haré ahora para escapar de mi?
miércoles, marzo 02, 2011
La causa perdida
Siempre creí que el mundo giraba para el lado de quien lo quisiera hacer girar. Bueno, también creía que el mundo era un lugar donde todos podían ser felices de algún modo y tener oportunidades y que las cosas se podían hacer bien si uno realmente tenía ganas de hacerlo. La vida, por desgracia, ha ido matando esos sueños uno a uno, porque la misma gente que vive aquí me ha desilusionado demasiado y demasiadas veces.
Pareciera que la forma de ser feliz y vivir con las condiciones que uno quiera y no las que te impone la sociedad es pasar a llevar a todos, limpiarte el culo con las leyes y no tener ninguna clase de conciencia. Pepe Grillo está francamente desempleado hace años, nadie le hace caso a un grillo llorón que te reta por todo.
El factor que inspira mi crónica es la innegable capacidad de mi país para meter la pata una y mil veces a sabiendas que está cometiendo un error. No es algo sólo de política gubernamental (que mucho tiene que ver en todo esto) si no algo mucho más, algo que que llega hasta el tuétano de nuestra idiosincrasia. Pensaba escribir sobre la central aprobada en Castilla o de los delicuentes que tienen tomada la ANFP o de los negocios millonarios que logra la firma de los ex socios de Hinzpeter hace gracias a las influencias del Ministro del Interior, o el montaje que éste hizo con el pakistaní, o de las promesas incumplidas por Piñera, de la ida de Bielsa o simplemente de la desigualdad social en que vivimos por culpa del lastre empresarial que nos subyuga por el transantiago. Pero recapitulando, me di cuenta que tantas injusticias y problemas sociales, engaños y fraudes atañen a un factor común: la condición de ser chileno.
El chileno vive quejándose de que el país es una mierda, que la gente es flaite, que los recursos están mal repartidos, que la vida es injusta, que nuestros vecinos nos odian y que nos va mal en el fútbol. El chileno es un inconformista fome y flojo, reclama desde la comodidad de su sillón comprado a 48 cuotas y que le durará apenas un año antes de que esté completamente manchado y meado por el gato. Decide sobre cosas sobre las que no tiene poder, reclama gritando a la tele y desprecia desde el otro lado de la calle. El chileno busca la aprobación del resto, pero no el individualismo. Un chileno siempre quiere destacar, pero no demasiado... sabe como son los otros chilenos. Claro, porque un chileno que se destaque solo, que sea bueno en lo que hace y que muestre una vida intachable tiene que tener algo malo escondido... porque no está mostrando lo que todos los chilenos tienen y que se jactan de poseer... esa "picardía". Y ese concepto del año de la pera me hace hervir el buche de gusanos, como diría el gran Pedro Picapiedra. Porque parece consensuada a nivel nacional la actitud "pícara" de la población general del país; esa misma que lleva a todos a quedarse con el vuelto de más, que si a alguien se le cae un billete se lo guarda aunque la persona esté a su lado, que se queda con todos los encendedores que pide, que no paga su cuenta y se hace el loco para que sus amigos la paguen, que pide veinte licencias post parto, que se hace el tonto para no pagar la entrada de la disco y después reclama adentro porque no le dan el trago que venía de regalo.
Si, el chileno es un cara de raja con todas sus letras. Le encanta renegar de su pasado indígena, causa de mofa y bulling; le molesta ser comparado con peruanos y bolivianos, pero un brasileño o un argentino sí son dignos de estar a su nivel; se creen estadounidenses o ingleses de América Latina cuando apenas si conocen 4 palabras de inglés. El chileno no lucha por sus sueños, espera que se le cumplan, le gusta el desafío fácil, la entrega inmediata de las regalías y por supuesto la glorificación por lo que cualquiera en su lugar podría haber hecho mejor. El chileno odia al que puede hacer algo que él no, rechaza cualquier influencia extranjera hasta que todos están hablando de ella y se siente tan fuera del rebaño que la acepta como propia y llega a tornarse fundamentalista. Qué decir de las tendencias musicales de moda o el reality de turno. El chileno del pueblo tomará partido de inmediato por el personaje más humilde o el mino de turno; el Chile de plata no lo verá, pero le interesará que repercusión tiene para sus productos; el Chile intelectual dirá no verlo, pero se mantendrá al tanto de lo que ocurre porque siempre hay un renegado de su grupo que no aguantó ser nadie y se metió al programa por unos minutos de fama.
El chileno es uno de esos animales raros de analizar. Dice tener un gran corazón, pero realmente ayuda cuando no hay otra cosa que hacer. Por eso la Teletón pega tan bien aquí. El chileno es flojo para todo, pero para ayudar lo es más aún. Prefiere ser una mierda con todos los indigentes los 364 días que no hay Teletón para después sentarse 27 horas a ver la desgracia ajena y sentir por primera vez que es una persona afortunada. El corazón se le remueve y dona sus 5 lucas, pensando que ya hizo algo grande, porque en realidad ya compró la canasta de productos asociados, esos mismos que pertenecen a las empresas que donarán cientos de millones mientras dejan de pagar miles de millones en impuestos por hacer caridad. Todo chileno dirá que es caritativo porque redondea el vuelto en la caja del supermercado para la Fundación de los Niños Afectados por lo que esté de Moda.
El chileno promedio vive la vida que no quiere, con el sueldo que no quiere, soñando con cambios que nunca logrará porque le da una real paja levantar el culo del sillón y hacerlos. Reclamará contra el empresario que se llenó de plata mientras él sigue igual que siempre, gritará porque el suelo mínimo es injusto, pero no marchará para cambiar las cosas y dejará que los artistas, hippies y jóvenes estudiantes que no tienen nada mejor que hacer lo representen. Dirá que es un activista ambiental porque apoya la causa contra Hidroaysén en facebook, pero jamás se inscribirá en una fundación o movimiento tipo Greenpeace o WWF.
El chileno golpea la mesa y luego silba, para que nadie sepa que fue él. Es un reclamón demasiado cobarde para hacer cambios reales en su propio país. Por eso es que tenemos la soberana cagada aquí. Porque como reclamamos echados en el sillón, los empresarios mantienen los sueldos bajos y presionan a los gobiernos para evitar leyes que tengan más programas sociales y beneficios monetarios para los trabajadores; los políticos hacen lobby y aprueban leyes y proyectos que consumen recursos, vidas, ecosistemas y simplemente les importa un rábano... es que saben que veinte mil "me gusta" en facebook realmente no significan nada; los dirigentes que no se sienten a gusto cambiarán siempre al DT o al presidente que hace las cosas correctamente y no les permite robar; el diputado seguirá ocupando recursos públicos para mantener a su amante y el senador seguirá recibiendo coimas para rechazar proyectos que cambien algo; las farmacias pagarán unas multas ínfimas y traspasarán esa deuda a los precios de los remedios para seguir timando a la población vendiendo cada tableta diez veces más cara que su valor real; el chileno promedio seguirá haciendo la revisión técnica trucha, dejará de pagar las cuotas de las tiendas que por lo demás le roban peso a peso con cobros que nunca están completamente justificados; el chileno dirá que no paga el transantiago porque es injusto que le cobren tanto. Los chilenos en general ocuparán su "picardía" para vengarse de la "picardía" del resto que tiene más poder sobre ellos.
Y este es un cuento de nunca acabar. Chile no cambiará nunca, porque está lleno de gente que deja que la vida les pase por delante, que reclama hoy, pero mañana lo olvida, que no tiene conciencia de su entorno y que tampoco se la juega por cambios reales.
Chile es el país de la aceptación por cansancio. El país perfecto para que los demás triunfen a costa nuestra.
viernes, enero 28, 2011
El disfrute
La cosas son extrañas. La gente es extraña. Pero hay algo que siempre me ha llamado la atención: el que todos queremos lo que no tenemos o nos preocupamos de lo que hemos perdido sólo cuando lo perdemos.
Las relaciones humanas muchas veces velan por un estado de Status Quo eterno, en el que los errores, fracasos, aciertos y triunfos se ven más como una amalgama de hechos sin sentido en pos de una misión única que, como la gran variabilidad propia de nuestra vida, es constantemente vapuleada por las circunstancias personales y externas.
Me he dado cuenta que somos muchos quienes buscamos una seguridad aparente en pos de una locura constante. Cada día nos levantamos a una rutina que sabemos que forzadamente intentamos mantener en el esquema sistémico y que finalmente no nos proporciona nada de lo que realmente necesitamos porque estamos en busca de nuevas experiencias constantes... o las mismas en distintas variantes. El punto es que la sociedad nos indica horarios, deberes, derechos y demases, pero siento que hace falta un derecho y un deber inclaudicable de preservar para nuestra vida: el derecho a disfrutar. Y el disfrutar es algo que parece que nuestra sociedad interpreta como algo malo. Cada vez que disfrutamos siempre hay alguien diciendo "no te vayas a acostumbrar"... ¿Y qué si me acostumbro?
El problema es que no vemos el poder del disfrute en nuestra vida. Estamos tan metidos en como vivir para que la sociedad nos acepte, con sus cuentas, sus fichas, sus leyes, sus obligaciones y millones de etcéteras más, que se nos olvida que la vida es una y que si te mueres mañana las cuentas serán lo menos importante en tu vida. El disfrutar de las pequeñas cosas, de los momentos, de esos destellos de alegría, amor, deseo, amistad, compañerismo y a veces los mismos valles tranquilos de la soledad absoluta, son los que hacen de cada día uno distinto, un mejor o peor, uno que valga la pena vivir.
¿No te dan ganas a veces de dejar de pensar en qué harás mañana y pensar en que estás haciendo hoy? La proyección es la que mata nuestro presente. La vida se pasa en planes y proyectos, de los cuales pocos ven la luz. A veces es mejor quedarse sentado mirando por la ventana y fumar un cigarrillo mientras la gente corre, grita, pelea y muere luchando por lograr sus metas. La vida puede ser tan distinta si sólo te pones a mirar con atención. El tiempo pasa más lento si te dedicas a observar. La idea es que dejemos de pensar en mañana, dejemos de sentir que debemos ser rectos, puros, virginales y centralizados, ser un puto engrane más... porque los engranes no tienen sueños, los engranes no saben reír, los engranes no sienten el calor de un abrazo y no pueden gritar de alegría.
Si, la vida puede ser una soberana mierda en muchos aspectos, pero al fin y al cabo es sólo el tránsito entre momentos de placer y disfrute.
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