Difícil momento el de la muerte. Hay veces en que nos pilla de sorpresa, sin previo aviso, casi burlándose de todos los cuidados que hemos puesto toda nuestra vida para evitarla. Prefiero ésa a tener que enfrentar la muerte de calendario, ésa que no permite levantar la cabeza, sólo esperar y esperar, intentando que todo sea como debe ser... como la ley natural de las cosas.
A causa de la muerte nació un documento llamado testamento. Este papel contiene (como todos sabemos) los últimos deseos del finado y decide quien se queda con qué cosa que al muerto no le servirá nunca más. Así, la herencia se convierte en el punto de discordia de muchas familias que no saben aceptar los juicios del pariente fallecido.
Esta semana una herencia olvidada vino a caer como un balde de agua fría sobre los Capone Criollos. Si. Los olvidados y ahora con un bajo perfil, los Pinochet, fueron apresados por 48 horas por los delitos de fraude al fisco y apropiación indebida de capitales fiscales. Claro que esta resolución no sólo los afectó a ellos, sino también al séquito de militares que movieron los dineros en el Riggs y otros tantos bancos con cuentas fantasmas.
Veintitrés fueron los “hijos de vecino”, los militares y personas “bien” que cayeron tras las rejas por culpa de los desfalcos del viejo Augusto “Corleone” Pinochet. El viejo ladrón y asesino que se cagó a medio país y robó lo que quiso, se rió de todos y se murió sin poner un pie en la cárcel, se cagó a su familia también. Claro, porque las casas, departamentos, viajes, ropa, etc que el viejo les daba eran mucho más de lo que el sueldo de jefe de estado y general de la plana mayor del ejército pudieron darle. $4.000.000 es el margen de error en el balance final, son esos millones los que nadie sabe donde están, excepto por sus cercanos. Éstos mismos que ahora ruegan por que se les respeten los derecho humanos, los que piden justicia, apoyados por tanta vieja seca con pancartas que gritan “¡ídolo!” con la foto del viejo Augusto, los que son visitados por los políticos derechistas que siempre dicen estar con el pueblo, pero que ven sus problemas desde el interior de sus autos, sin bajar la ventana.
Y aunque digan que el encarcelamiento fue para subir las encuestas del gobierno, aunque haya coincidido con el premio que le dieron al juez, aunque sólo hayan estado 48 horas en la cárcel, aunque la vieja de mierda de la Lucía inventó un colapso nervioso y una descompensación para arrancarse al hospital militar y aunque la gente se agarraba a combo limpio fuera del hospital por culpa de estos ladrones insignes, me siento feliz. Sí, porque por un momento, corto, casi insignificante y etéreo, pudimos ver a toda esa manga de ladrones, caras de raja de los Pinochet, sentirse atacados, abrumados, perseguidos encerrados, sin derecho a nada y con mucho, pero mucho miedo. Por primera vez sienten lo que su familia le hizo a tantos chilenos, a tantos compatriotas que ya no están para contarlo, porque el viejo se encargó de que no estuvieran. Y aún cuando me asquean sus declaraciones a la prensa, debo admitir que de toda esta familia de delincuentes la que más me hace reír es la matriarca; sí, sólo su increíblemente absurda mente puede acuñar las frases “somos prisioneros políticos” y “no sabía si me llevaban o me secuestraban”...
Creo que queda claro que la herencia de Augusto Pinochet no fueron sólo propiedades y dinero; fueron las causas judiciales, los desfalcos y por supuesto el gen único y que se repite en todo el clan, sin dejar a nadie sin su influencia: las mejillas redondas, voluminosas y caídas, que le dan a cada uno de ellos la cara de raja que se gastan cada día.
Crónicas de la vida diaria. Las cosas que vemos, las que no y las que simplemente no queremos ver.
domingo, octubre 07, 2007
martes, agosto 28, 2007
50 y 50
Cuando se habla de 50 y 50, la primera idea que viene a la mente es la de la igualdad. “Mitad y mitad” o “miti-mota” como rezaba esa campaña de los ‘80s que dejó a toda una generación pegada con el vocablo, la misma que no puede decir “autoadhesivos” sin decir “calcomanías”. En un Chile en que la igualdad está lejos de ser una realidad, en que se realizan esfuerzos monumentales para que la mujer no gane un 30% menos por el mismo trabajo, en que las carabineras signifiquen lo mismo que un par masculino para el conductor ebrio, en que los hombres son mujeriegos y las mujeres putas, hay un 50 y 50, una mitad igual a otra. Si, es difícil pensar que en este país de tanta desigualdad social, de género y racial haya una equidad, pero la hay.
Esta equidad es una que forman sólo las mujeres. Si, el objeto de esta crónica es la de indagar en estas mitades femeninas; y no hablamos de que sean la mitad lindas o feas, tontas o inteligentes, viejas o jóvenes. Hablamos de la mitad de las mujeres en Chile que sufren de maltrato por parte de sus parejas. Triste ¿no?. Hace pensar... ¿qué pasa por la mente de estos imbéciles que creen que tienen el derecho de pegarle a su pareja cuando se les de la gana? ¿por qué creen que tienen el poder para mandar sin respuesta? ¿acaso alguna entidad gubernamental, la iglesia o simplemente la vida misma les dirigió su benévola gracia para maltratar y asesinar mujeres a su antojo?
Es extraño. Uno analiza y analiza y no encuentra explicaciones. Porque muchos dicen que es porque los hombres odian a las mujeres y su afán de control... entonces ¿por qué no matan a sus madres?; otros dicen que es por celos... ¿acaso pueden estar celosos si ella sólo ve la luz del sol cuando él la manda a comprar el pan?; otros reclaman falta de cariño y apego a su pareja... ¿decir te amo es quemarla viva?
Creo que no sólo odio la crudeza de la violencia que estas mujeres deben sufrir; odio la calma con que aceptan los golpes y soportan tanto por no estar solas; odio que la sociedad sólo lo tome como la muerte del día y no como un fenómeno social; odio que la familia siempre sepa y no haga nada por ayudarlas; odio que la noticia se desvanezca tan rápido por las arrugas y el botox de algún famoso; odio el maldito melodrama que arman estos asesinos, que luego de destripar a su conviviente se acuchillan buscando expiar sus culpas y gritan “yo la amaba”...
Esto es un mensaje para ti, golpeador de mujeres: ¡entiende hijo de puta que amar no es patear, gritar, golpear, acuchillar, quemar, asesinar o intimidar! ¡Tampoco lo son las amenazas a los hijos, abusar sexualmente de ellos o humillarlos hasta que quieran morir! Amar es entregarse y aceptar a quienes tenemos como compañeras cada día, con sus aciertos y errores, que nosotros también tenemos. Amar es dar y no esperar recibir, no es exigir lo que jamás fue tuyo y por las razones que sólo tu entiendas. Amar es algo bello, hermoso, es algo que tú jamás podrás tener, porque con ese odio, con esa violencia lo único que siembras es más odio, tristeza, amargura, miedo y desolación.
Y lo que más me duele es que si te veo en la calle, no podré reconocerte... podrías ser hasta mi mejor amigo...
Esta equidad es una que forman sólo las mujeres. Si, el objeto de esta crónica es la de indagar en estas mitades femeninas; y no hablamos de que sean la mitad lindas o feas, tontas o inteligentes, viejas o jóvenes. Hablamos de la mitad de las mujeres en Chile que sufren de maltrato por parte de sus parejas. Triste ¿no?. Hace pensar... ¿qué pasa por la mente de estos imbéciles que creen que tienen el derecho de pegarle a su pareja cuando se les de la gana? ¿por qué creen que tienen el poder para mandar sin respuesta? ¿acaso alguna entidad gubernamental, la iglesia o simplemente la vida misma les dirigió su benévola gracia para maltratar y asesinar mujeres a su antojo?
Es extraño. Uno analiza y analiza y no encuentra explicaciones. Porque muchos dicen que es porque los hombres odian a las mujeres y su afán de control... entonces ¿por qué no matan a sus madres?; otros dicen que es por celos... ¿acaso pueden estar celosos si ella sólo ve la luz del sol cuando él la manda a comprar el pan?; otros reclaman falta de cariño y apego a su pareja... ¿decir te amo es quemarla viva?
Creo que no sólo odio la crudeza de la violencia que estas mujeres deben sufrir; odio la calma con que aceptan los golpes y soportan tanto por no estar solas; odio que la sociedad sólo lo tome como la muerte del día y no como un fenómeno social; odio que la familia siempre sepa y no haga nada por ayudarlas; odio que la noticia se desvanezca tan rápido por las arrugas y el botox de algún famoso; odio el maldito melodrama que arman estos asesinos, que luego de destripar a su conviviente se acuchillan buscando expiar sus culpas y gritan “yo la amaba”...
Esto es un mensaje para ti, golpeador de mujeres: ¡entiende hijo de puta que amar no es patear, gritar, golpear, acuchillar, quemar, asesinar o intimidar! ¡Tampoco lo son las amenazas a los hijos, abusar sexualmente de ellos o humillarlos hasta que quieran morir! Amar es entregarse y aceptar a quienes tenemos como compañeras cada día, con sus aciertos y errores, que nosotros también tenemos. Amar es dar y no esperar recibir, no es exigir lo que jamás fue tuyo y por las razones que sólo tu entiendas. Amar es algo bello, hermoso, es algo que tú jamás podrás tener, porque con ese odio, con esa violencia lo único que siembras es más odio, tristeza, amargura, miedo y desolación.
Y lo que más me duele es que si te veo en la calle, no podré reconocerte... podrías ser hasta mi mejor amigo...
jueves, agosto 23, 2007
Humberstone
Hace una semana estuve es Humberstone, llevado como parte del equipo audiovisual que Claudio Di Girólamo armó para grabar el documental sobre la 1ª Bienal de Arte en el Desierto, un evento que organizaron privados con el objetivo que diferentes artistas interviniesen Humberstone con obras propias y en su estilo. Así me vi embarcado en un avión a las 8 de la mañana del domingo, llegando al mediodía a Iquique y luego a Pozo Almonte, pueblo pequeño, pero muy acogedor, en el cual pernoctamos mientras trabajamos en la salitrera.
Me encantó. Debo decir que no sólo Humberstone, sino, el desierto, el norte, sus frutas y verduras (con sabor a fruta, no esas cosas insípidas que comemos acá), la noche helada, el día caluroso, etc. Los artistas con que fuimos, en su mayoría eran muy accesibles a la conversación cotidiana, muy pocas “estrellitas” con las que lidiar. La producción fue de lujo, se preocuparon de tenernos bien atendidos, alimentados y felices. Pero lo mejor fue mi vuelo en parapente. Por esas casualidades de la vida, el gran final del documental es la visión aérea del evento, de estas intervenciones, algunas de ellas no son comprensibles si no se ven desde el aire. Por esta razón, Paolo, amigo y compañero de tantos proyectos, debía subirse a un parapente con motor y grabar todo. Pero mi amigo no me dejó fuera: me llamó y me hizo volar antes, para que viera el proyecto con mis propios ojos. Y fue espectacular. Pocas veces uno puede darse el gusto de probar algo como esto: el aire, el viento, al sol, todo al alcance de la mano, y realmente estar volando, sin nada más que el viento por compañero. Una experiencia que sin duda recordaré por el resto de mi vida.
No quiero cerrar esta crónica (que más parece diario de vida) con la mención a los Humberstones, ese grupo de trabajadores que realizaron la extensión de las telas que en un futuro cercanos veremos desde Google Earth diciendo: “Esto no es América”. Fueron de los más aperrados, tipos que estuvieron 2 semanas a pleno sol, cosiendo telas, extendiéndolas, haciendo topes en el caliche, etc. Un grupo humano sin igual. Otros que nombrar por su puesto son Rubén, Hugo y Juan, quienes ayudaron a palear todo el salitre que sobraba en una montaña que depositaron sobre la obra que estaba terminando Rosa Velasco.
Gran grupo, buena gente. Fue muy gratificante trabajar en este proyecto. Espero que mi próximo proyecto sea en Punta Arenas, así puedo decir que conozco los extremos de Chile.
Me encantó. Debo decir que no sólo Humberstone, sino, el desierto, el norte, sus frutas y verduras (con sabor a fruta, no esas cosas insípidas que comemos acá), la noche helada, el día caluroso, etc. Los artistas con que fuimos, en su mayoría eran muy accesibles a la conversación cotidiana, muy pocas “estrellitas” con las que lidiar. La producción fue de lujo, se preocuparon de tenernos bien atendidos, alimentados y felices. Pero lo mejor fue mi vuelo en parapente. Por esas casualidades de la vida, el gran final del documental es la visión aérea del evento, de estas intervenciones, algunas de ellas no son comprensibles si no se ven desde el aire. Por esta razón, Paolo, amigo y compañero de tantos proyectos, debía subirse a un parapente con motor y grabar todo. Pero mi amigo no me dejó fuera: me llamó y me hizo volar antes, para que viera el proyecto con mis propios ojos. Y fue espectacular. Pocas veces uno puede darse el gusto de probar algo como esto: el aire, el viento, al sol, todo al alcance de la mano, y realmente estar volando, sin nada más que el viento por compañero. Una experiencia que sin duda recordaré por el resto de mi vida.
No quiero cerrar esta crónica (que más parece diario de vida) con la mención a los Humberstones, ese grupo de trabajadores que realizaron la extensión de las telas que en un futuro cercanos veremos desde Google Earth diciendo: “Esto no es América”. Fueron de los más aperrados, tipos que estuvieron 2 semanas a pleno sol, cosiendo telas, extendiéndolas, haciendo topes en el caliche, etc. Un grupo humano sin igual. Otros que nombrar por su puesto son Rubén, Hugo y Juan, quienes ayudaron a palear todo el salitre que sobraba en una montaña que depositaron sobre la obra que estaba terminando Rosa Velasco.
Gran grupo, buena gente. Fue muy gratificante trabajar en este proyecto. Espero que mi próximo proyecto sea en Punta Arenas, así puedo decir que conozco los extremos de Chile.
sábado, junio 30, 2007
¡Cómprate una sonrisa, Perico!
De todas las frases televisivas de los comerciales ochenteros, “¡cómprate un auto, Perico!” fue una de las más celebradas (sin olvidar “¿auto nuevo, Carlitos?”). Este comercial de crédito bancario hacía pensar que era muy probable para cualquiera comprarse un auto. Perico era la imagen del enamorado eterno que, sin mucha plata, cortejaba a su novia en su bicicleta. Cuando el comercial salió al aire se convirtió en un hito y todos los ciclistas recibían el mismo grito cuando pasaban (cosa típica del chileno promedio, sin muchas ideas y que copia la primera ocurrencia del vecino, haciéndola suya hasta el fin de los tiempos).
Bueno, los años pasaron y se hizo un remake en la tv de los noventas, donde nuevamente Nissim Sharim, el actor de los ochenta, salía como Perico en otras situaciones. Y llegaron los nostálgicos que aplaudían el retorno de un clásico, se invitaron a los protagonistas de comerciales célebres (como el que decía “ni me moví del escritorio”) a programas de renombre en horario prime como “Viva el Lunes” y se retomó el hilo de los comerciales con más humor, cosa que se mantiene hasta ahora.
Resalta entre las campañas actuales la que hace varios años viene haciendo Lipigas con su perro quiltro “Spike” y sus frases como “oh, my gasssss” o “puro caloooor” en tono huachaca, con un doblaje excepcional y una actuación del perro que deja a todo el mundo feliz. Una de las últimas entregas de esta saga fue la promoción para ganar un Chevrolet Spark amarillo gracias a los sellos de seguridad marcados en cada balón. El spot comienza con un ciclista que pasa por en frente del camión de Lipigas, al cual el perro le grita “¡cómprate un balón, Perico!” parafraseando al comercial ochentero. Bueno, el comercial es otro acierto en que el perro se roba la película y que, por lo demás, se agradece entre tanta mala campaña que tiene uno que aguantar en la tv diariamente, como esos spots de jarabe para la tos... ¡UF!
El problema se ha suscitado a los pocos días. La Agrupación de Ciclistas Furiosos, entidad creada con el fin de exigir los derechos de los ciclistas para obtener vías seguras y exclusivas, respeto del gobierno y los automovilistas, acciones ciudadanas y marchas al respecto (muchas de las cuales he apoyado moralmente), decidió que el comercial en cuestión “hace una referencia peyorativa a nuestro medio de transporte, aduciendo a una conocida propaganda de la década de los ochenta que alimenta la idea de que es un vehículo de menor categoría, ligado a una posición económica inferior”.
Bueno, hay algo que nuestros amigos ciclistas olvidaron: la bicicleta ES un medio de movilización más barato, ES de menor categoría por que no es motorizado y ES lo que muchas familias pueden pagar, a diferencia de un auto. No por eso, la bicicleta debe ser considerada como algo que denoste nuestra calidad de transeúntes movilizados que somos; es más, el ciclista es muy bien considerado por sus pares, como una persona esforzada, que busca bienestar, tanto para su persona como para el medio ambiente. Está bien que todos luchemos por nuestros derechos, pero ¿acaso la Asociación de No-Videntes reclamó por el comercial del ciego al que su perro lo lleva a la tienda de mascotas en vez de a la de CD’s de Jazz? NO. Tampoco reclamaron las mujeres cuando salieron las miles de campañas de toallas higiénicas o las de “le saco la sal” o la de la niña que pelea con todo el mundo porque no ha tomado su Tapal. Tampoco reclamaron los seguidores del budismo cuando el mono de Costa salía como sensei religioso que declaraba que la solución del hambre la tenía en su pecho, un costa kids que tenía guardado...
Y es que lo que molesta es que parece que la gente no sabe medirse; el luchar por un ideal no significa que debes dejar de reírte de tí mismo, que tienes que ser tan intransigente que pierdas el humor, que no sepas reaccionar, que intentes imponer tus pensamientos a cualquier precio. Significa que debes tener la amplitud de criterio para ver los pros y los contras de tu postura y la de tu contrario, que puedas aceptar críticas y hacerlas, que te importen las causas de otros; pero por sobretodo, que no pierdas la perspectiva y que, en último caso, sencillamente sólo te rías del perro que habla sobre lo bueno que es el gas de Lipigas.
Así, a todos los ciclistas furiosos les digo ¡CÓMPRATE UNA SONRISA, PERICOOOOO!
Bueno, los años pasaron y se hizo un remake en la tv de los noventas, donde nuevamente Nissim Sharim, el actor de los ochenta, salía como Perico en otras situaciones. Y llegaron los nostálgicos que aplaudían el retorno de un clásico, se invitaron a los protagonistas de comerciales célebres (como el que decía “ni me moví del escritorio”) a programas de renombre en horario prime como “Viva el Lunes” y se retomó el hilo de los comerciales con más humor, cosa que se mantiene hasta ahora.
Resalta entre las campañas actuales la que hace varios años viene haciendo Lipigas con su perro quiltro “Spike” y sus frases como “oh, my gasssss” o “puro caloooor” en tono huachaca, con un doblaje excepcional y una actuación del perro que deja a todo el mundo feliz. Una de las últimas entregas de esta saga fue la promoción para ganar un Chevrolet Spark amarillo gracias a los sellos de seguridad marcados en cada balón. El spot comienza con un ciclista que pasa por en frente del camión de Lipigas, al cual el perro le grita “¡cómprate un balón, Perico!” parafraseando al comercial ochentero. Bueno, el comercial es otro acierto en que el perro se roba la película y que, por lo demás, se agradece entre tanta mala campaña que tiene uno que aguantar en la tv diariamente, como esos spots de jarabe para la tos... ¡UF!
El problema se ha suscitado a los pocos días. La Agrupación de Ciclistas Furiosos, entidad creada con el fin de exigir los derechos de los ciclistas para obtener vías seguras y exclusivas, respeto del gobierno y los automovilistas, acciones ciudadanas y marchas al respecto (muchas de las cuales he apoyado moralmente), decidió que el comercial en cuestión “hace una referencia peyorativa a nuestro medio de transporte, aduciendo a una conocida propaganda de la década de los ochenta que alimenta la idea de que es un vehículo de menor categoría, ligado a una posición económica inferior”.
Bueno, hay algo que nuestros amigos ciclistas olvidaron: la bicicleta ES un medio de movilización más barato, ES de menor categoría por que no es motorizado y ES lo que muchas familias pueden pagar, a diferencia de un auto. No por eso, la bicicleta debe ser considerada como algo que denoste nuestra calidad de transeúntes movilizados que somos; es más, el ciclista es muy bien considerado por sus pares, como una persona esforzada, que busca bienestar, tanto para su persona como para el medio ambiente. Está bien que todos luchemos por nuestros derechos, pero ¿acaso la Asociación de No-Videntes reclamó por el comercial del ciego al que su perro lo lleva a la tienda de mascotas en vez de a la de CD’s de Jazz? NO. Tampoco reclamaron las mujeres cuando salieron las miles de campañas de toallas higiénicas o las de “le saco la sal” o la de la niña que pelea con todo el mundo porque no ha tomado su Tapal. Tampoco reclamaron los seguidores del budismo cuando el mono de Costa salía como sensei religioso que declaraba que la solución del hambre la tenía en su pecho, un costa kids que tenía guardado...
Y es que lo que molesta es que parece que la gente no sabe medirse; el luchar por un ideal no significa que debes dejar de reírte de tí mismo, que tienes que ser tan intransigente que pierdas el humor, que no sepas reaccionar, que intentes imponer tus pensamientos a cualquier precio. Significa que debes tener la amplitud de criterio para ver los pros y los contras de tu postura y la de tu contrario, que puedas aceptar críticas y hacerlas, que te importen las causas de otros; pero por sobretodo, que no pierdas la perspectiva y que, en último caso, sencillamente sólo te rías del perro que habla sobre lo bueno que es el gas de Lipigas.
Así, a todos los ciclistas furiosos les digo ¡CÓMPRATE UNA SONRISA, PERICOOOOO!
lunes, mayo 28, 2007
El colmo de los colmillos
Es probable que en el mundo no exista un juego más hermoso y lleno de matices como el fútbol. Sé que suena horrendamente machista y arcaico, pero para mí el fútbol es uno de los deportes más entretenidos de ver y que realmente despierta todas las pasiones.
Este deporte tiene la gracia de hacer que distintos países disputen un mundial, cada cuatro años, que paraliza al mundo. Una fiesta a la cual nadie queda ajeno y que en su próxima versión visitará Sudáfrica.
Lo que más me gusta del fútbol es el mundial y por ende las clasificatorias para éste (nótese que escribí clasificatorias y no eliminatorias; es parte de mi campaña antiderrotismo del fútbol chileno). ¿Porqué me gustan las clasificatorias? Porque el aspecto de local y visita se ve en toda su magnitud. Uno puede ver partidos en que el local arrasa por su calidad o porque su estadio está a mayor altura que la que están acostumbrados sus adversarios; o porque sencillamente el frío, la humedad o el calor son parte de los factores que acosan a los visitantes a estos encuentros.
Debo reconocer, muy a mi pesar, que somos regulares en esto del fútbol mundial. Tenemos, además, a dos de las mejores selecciones del mundo en esta parte del mundo, las cuales nos arrasan cada vez que pueden. Pero de todas maneras los matices geográficos y de la idiosincracia de los pueblos hacen que los milagros se den.
Es por esto que lo que hoy he escuchado en las noticias lo encuentro el colmo. No es posible que tanto brasileños como argentinos necesiten de otra ayuda extra, teniendo el talento y la capacidad con que cuentan en sus respectivas selecciones. Sucede que ahora la FIFA (grupo de maleantes con corbata) decidieron que los partidos de las clasificatorias no se pueden jugar en lugares a mayor altura que 2500 mtrs. Perdón, pero casi toda Europa y África no están a esa altura... Asia no cuenta no selecciones que graviten al momento de clasificar a un mundial, por lo que nuestras miradas se dirigen a los únicos verdaderamente beneficiados con esto: Brasil y Argentina. Claro, a los lindos no les gusta jugar en La Paz o en Quito, se apunan y no pueden ganar por goleada y se deben conformar con un 1-0 o un empate... qué pena, cuando todos lo otros partidos son pan comido.
No entiendo. Los pobres bolivianos no podrán jugar en su país como local. ¡Cómo es posible que se margine a un país por vivir muy arriba! Se aducen problemas físicos, que podrían atentar contra la salud de estos profesionales, pero ¿cuantos jugadores han muerto en La Paz? CERO. Recuerdo que en Europa hace un par de años los jugadores caían muertos en la cancha, pero nadie sacó una ley para no jugar durante las olas de calor...
Así que estoy furioso. La FIFA no puede ser tan déspota, manipuladora y parcial como siempre lo ha sido. Esto debe cambiar. No sólo por Bolivia, Ecuador o Colombia, sino también por todos los que nos hemos visto afectados por sus arrebatos de favoritismo. Nadie recuerda ya que el escándalo del Cóndor Rojas fue en Brasil, con casi puros brasileños involucrados, en un partido que Chile empataba allá y dejaba muy aproblemado a Brasil para clasificar a Italia 90. Que rara forma del Cóndor de ayudar a Chile... y la FIFA deja marginado a Chile por 2 mundiales. ¿Raro, no?. O la goleada que necesitaba Argentina el ’78 para llegar a la final y que extrañamente se produjo exactamente igual a lo que aspiraban...
La mafia del fútbol hace rato que empaña este hermoso deporte. Ya es hora de sacar tanta maleza y tener un pasto para jugar como la gente.
Este deporte tiene la gracia de hacer que distintos países disputen un mundial, cada cuatro años, que paraliza al mundo. Una fiesta a la cual nadie queda ajeno y que en su próxima versión visitará Sudáfrica.
Lo que más me gusta del fútbol es el mundial y por ende las clasificatorias para éste (nótese que escribí clasificatorias y no eliminatorias; es parte de mi campaña antiderrotismo del fútbol chileno). ¿Porqué me gustan las clasificatorias? Porque el aspecto de local y visita se ve en toda su magnitud. Uno puede ver partidos en que el local arrasa por su calidad o porque su estadio está a mayor altura que la que están acostumbrados sus adversarios; o porque sencillamente el frío, la humedad o el calor son parte de los factores que acosan a los visitantes a estos encuentros.
Debo reconocer, muy a mi pesar, que somos regulares en esto del fútbol mundial. Tenemos, además, a dos de las mejores selecciones del mundo en esta parte del mundo, las cuales nos arrasan cada vez que pueden. Pero de todas maneras los matices geográficos y de la idiosincracia de los pueblos hacen que los milagros se den.
Es por esto que lo que hoy he escuchado en las noticias lo encuentro el colmo. No es posible que tanto brasileños como argentinos necesiten de otra ayuda extra, teniendo el talento y la capacidad con que cuentan en sus respectivas selecciones. Sucede que ahora la FIFA (grupo de maleantes con corbata) decidieron que los partidos de las clasificatorias no se pueden jugar en lugares a mayor altura que 2500 mtrs. Perdón, pero casi toda Europa y África no están a esa altura... Asia no cuenta no selecciones que graviten al momento de clasificar a un mundial, por lo que nuestras miradas se dirigen a los únicos verdaderamente beneficiados con esto: Brasil y Argentina. Claro, a los lindos no les gusta jugar en La Paz o en Quito, se apunan y no pueden ganar por goleada y se deben conformar con un 1-0 o un empate... qué pena, cuando todos lo otros partidos son pan comido.
No entiendo. Los pobres bolivianos no podrán jugar en su país como local. ¡Cómo es posible que se margine a un país por vivir muy arriba! Se aducen problemas físicos, que podrían atentar contra la salud de estos profesionales, pero ¿cuantos jugadores han muerto en La Paz? CERO. Recuerdo que en Europa hace un par de años los jugadores caían muertos en la cancha, pero nadie sacó una ley para no jugar durante las olas de calor...
Así que estoy furioso. La FIFA no puede ser tan déspota, manipuladora y parcial como siempre lo ha sido. Esto debe cambiar. No sólo por Bolivia, Ecuador o Colombia, sino también por todos los que nos hemos visto afectados por sus arrebatos de favoritismo. Nadie recuerda ya que el escándalo del Cóndor Rojas fue en Brasil, con casi puros brasileños involucrados, en un partido que Chile empataba allá y dejaba muy aproblemado a Brasil para clasificar a Italia 90. Que rara forma del Cóndor de ayudar a Chile... y la FIFA deja marginado a Chile por 2 mundiales. ¿Raro, no?. O la goleada que necesitaba Argentina el ’78 para llegar a la final y que extrañamente se produjo exactamente igual a lo que aspiraban...
La mafia del fútbol hace rato que empaña este hermoso deporte. Ya es hora de sacar tanta maleza y tener un pasto para jugar como la gente.
jueves, mayo 17, 2007
Los cuentos de hadas
Hablar de la infancia es hablar de todos nuestros recuerdos fantásticos, nuestros momentos mágicos en que todo era posible, en que un transformer, la espada de Luke Skywalker o los Varitech de Robotech eran el sueño y la realidad de nuestros días. Pero aunque la televisión se volvió nuestro referente más inmediato a la hora de nuestros juegos infantiles, los cuentos de hadas seguían, en un rincón muy alejado de nuestra memoria, otorgando moralejas y sabiduría cuando los leímos en nuestra más temprana niñez. Muchos consideran que tales moralejas les han servido hasta el día de hoy. Bueno, yo no lo comparto.
Sí, porque para quienes leímos esos cuentos de hadas, de princesas sin príncipe y de un cuánto hay de malvados, el mundo se nos mostraba como un blanco y negro, un alto contraste sin variantes, como una foto del Che. Los malos eran tan malos que se veían malos y lo buenos tan buenos que sólo se podían ver aún más buenos. Por eso, nuestros parámetros de belleza se basaron en esos cuentos: los malos son feos, con bigotes o barbas, peludos; las brujas, viejas feas y con verrugas; las princesas son todas bellas y virginales; los príncipes, hermosos galanes de blanco corcel y frondosa cabellera que huele a hierbas silvestres; los reyes, seres nobles a los cuales el pueblo adora sobre todas las cosas.
Bueno, la realidad hizo que comenzáramos a ver las cosas con otros matices, esos que hacen que la vida sea un poquito más complicada de entender, pero lógica al fin y al cabo. Sí, porque ponerse a pensar en una niña que dejó crecer su pelo a tal punto que lograba llegar hasta la base de la torre donde vivía encerrada (Rapuncel) hay que ver que la solución de que el príncipe subiera era muy idiota. Primero: díganme cuándo una mina se ha dejado el pelo igual durante más de 3 meses; segundo: jamás dejarían que les tiráramos del cabello (y no porque no lo hagan entre ellas); tercero: al llegar finalmente arriba, el príncipe vería que están encerrados y no la salvaría, se la comería antes de que la bruja volviera y se tiraría por la ventana lo más rápido posible.
Claro, porque en nuestros parámetros actuales nadie cree que una mina se duerma 400 años, al cabo de los cuales un príncipe la besá. Bueno, en la realidad, si es que el Estado no expropió hace rato el castillo y enterró a los inertes en una fosa común, el príncipe se encontraría con un polvoriento cuerpo de una vieja de 400 años, por lo que el beso sería lo último que este noble caballero haría. O en el caso de Blancanieves, apostaría a que cuando mordió la manzana todos los enanos aprovecharon la oportunidad; además, al besarla el príncipe ¿no se enveneraría con los restos de manzana en la boca de la durmiente? Además el tufo te lo encargo...
Contemos además que el patito feo es un bloof. ¿Cómo es eso de que creció y era cisne? La moraleja no va entonces en que si eres feo, al crecer serás bello; quiere decir que si fuiste adoptado por una familia fea y tus papás era bellos, muy posiblemente serás hermoso en relación a tu familia. Porque lo único que le queda al pato feo, que realmente es pato y no cisne, es hacer ejercicio, cambiar el look y esperar a que una pata pechugona se fije en él. Nunca aspirar a ser cisne ¡porque es genéticamente imposible!.
Por eso que los cuentos de hadas se los leen a niños cada vez más precoces. Porque están tan descontextualizados que es imposible aplicarlos hoy en día, ni siquiera como un referente idealista. Sucede que los malos muchas veces son bellos, que los reyes son corruptos, que el pueblo odia a quienes los gobiernan, que las princesitas son putitas con plata y que los patos son patos, no perros, gatos, caballos o cisnes.
Y el burro no toca la flauta, eso está más que claro.
Sí, porque para quienes leímos esos cuentos de hadas, de princesas sin príncipe y de un cuánto hay de malvados, el mundo se nos mostraba como un blanco y negro, un alto contraste sin variantes, como una foto del Che. Los malos eran tan malos que se veían malos y lo buenos tan buenos que sólo se podían ver aún más buenos. Por eso, nuestros parámetros de belleza se basaron en esos cuentos: los malos son feos, con bigotes o barbas, peludos; las brujas, viejas feas y con verrugas; las princesas son todas bellas y virginales; los príncipes, hermosos galanes de blanco corcel y frondosa cabellera que huele a hierbas silvestres; los reyes, seres nobles a los cuales el pueblo adora sobre todas las cosas.
Bueno, la realidad hizo que comenzáramos a ver las cosas con otros matices, esos que hacen que la vida sea un poquito más complicada de entender, pero lógica al fin y al cabo. Sí, porque ponerse a pensar en una niña que dejó crecer su pelo a tal punto que lograba llegar hasta la base de la torre donde vivía encerrada (Rapuncel) hay que ver que la solución de que el príncipe subiera era muy idiota. Primero: díganme cuándo una mina se ha dejado el pelo igual durante más de 3 meses; segundo: jamás dejarían que les tiráramos del cabello (y no porque no lo hagan entre ellas); tercero: al llegar finalmente arriba, el príncipe vería que están encerrados y no la salvaría, se la comería antes de que la bruja volviera y se tiraría por la ventana lo más rápido posible.
Claro, porque en nuestros parámetros actuales nadie cree que una mina se duerma 400 años, al cabo de los cuales un príncipe la besá. Bueno, en la realidad, si es que el Estado no expropió hace rato el castillo y enterró a los inertes en una fosa común, el príncipe se encontraría con un polvoriento cuerpo de una vieja de 400 años, por lo que el beso sería lo último que este noble caballero haría. O en el caso de Blancanieves, apostaría a que cuando mordió la manzana todos los enanos aprovecharon la oportunidad; además, al besarla el príncipe ¿no se enveneraría con los restos de manzana en la boca de la durmiente? Además el tufo te lo encargo...
Contemos además que el patito feo es un bloof. ¿Cómo es eso de que creció y era cisne? La moraleja no va entonces en que si eres feo, al crecer serás bello; quiere decir que si fuiste adoptado por una familia fea y tus papás era bellos, muy posiblemente serás hermoso en relación a tu familia. Porque lo único que le queda al pato feo, que realmente es pato y no cisne, es hacer ejercicio, cambiar el look y esperar a que una pata pechugona se fije en él. Nunca aspirar a ser cisne ¡porque es genéticamente imposible!.
Por eso que los cuentos de hadas se los leen a niños cada vez más precoces. Porque están tan descontextualizados que es imposible aplicarlos hoy en día, ni siquiera como un referente idealista. Sucede que los malos muchas veces son bellos, que los reyes son corruptos, que el pueblo odia a quienes los gobiernan, que las princesitas son putitas con plata y que los patos son patos, no perros, gatos, caballos o cisnes.
Y el burro no toca la flauta, eso está más que claro.
viernes, abril 20, 2007
Carta a Cho Seung-Hui
Hola Cho:
Creo que es imposible decir lo impresionado que quedé contigo. Al principio, cuando mostraron las imágenes de la masacre, creí que sería un típico gringuito blanco lleno de espinillas que se había vuelto loco creyéndose “Neo” de “Matrix” y había matado al resto de su clase como en Columbine. Incluso pensé que sería un negro o un árabe, jamás se me ocurrió pensar que un surcoreano tendría las agallas de hacer historia de esta forma.... Supongo que agallas es una palabra que te gusta ¿no? Claro, porque no sólo buscaste venganza, sino también reconocimiento y fuiste frío para planificarlo todo. Te sientes héroe, ¿no? Así debe ser por limpiar el mundo de tanto ricachón maldito y mujeres que no toman a nadie en cuenta ¿no?.
Seguramente, si estuvieras vivo, te encantaría leer lo que antes puse. Claro, te llevaría a pensar que estoy completamente de acuerdo contigo, que creo que eres una especie de salvador y que dejaste un mensaje claro para quienes te quieran seguir, una especie de héroe y mártir moderno, ¿no? Pues fíjate bien, asesino de mierda. Te hablo con el mayor cinismo que puedo, porque sólo tengo repudio y rabia en mi corazón. Me harté de que aparezcan locos imbéciles como tú, que deciden que “como la sociedad no me acepta o no me da lo que quiero, la destruyo”.
Te voy a informar de un par de cosas, coreano. La gente en el mundo vive desdichada la mayor parte del tiempo. Sí, todos hemos sido rechazados, las mujeres no son como en las pornos, los estudios no te hacen ricachón, la fama es una utopía para el que tiene un talento medio o no tiene pitutos y el bulling es pan de cada día en todo el mundo, no sólo en USA. La gente se mata trabajando de sol a sol por una mierda de plata, la sociedad no permite que todos surjamos por igual, la pobreza es un cáncer que sigue su avance a pesar de los esfuerzos y para más remate está el calentamiento global. La delincuencia nos quita lo poco que atesoramos y nadie hace nada por mejorar.
Sé que todo lo que puse antes debería hacerte pensar que entonces tu posición está bien, que el destruir o matar a la sociedad es la única opción. Pero no, todos vivimos en el mismo cuento y todos a veces tenemos ganas de mandar todo a la mierda, pero no lo hacemos, somos capaces de pensar en prural. Sí, tú y los asesinos de tu clase tienen un singularismo único. Son una tropa de narcisistas que quieren que el mundo se postre a sus pies, reverenciando una genialidad ausente, una mente atormentada que lo único que busca es reconocimiento. Pero claro, como no eras capaz de ser un buen escritor, como no pudiste conquistar mujeres , como no hablabas con nadie, no tenías amigos y eras feo, pensaste “al carajo, los mato a todos”. ¿Sabes? Hay veces en que otros tienen el mismo pensamiento y hacen algo más valiente: se suicidan. Sí, se matan para dejar de sufrir por ello, no matan al resto porque no lo quisieron o consideraron en la forma que ellos buscaban. Y los héroes son aquellos que logran que sus ideales, sus genialidad cambian a la sociedad con hechos constructivos, no matando a gente inocente.
Y ahora, por tu culpa, vendrá el juicio moral a todos aquellos que no te escucharon, al que te vendió la pistola, al profesor que no analizó tus escritos con detenimiento y al doctor del sanatorio que te dio de alta; se quemarán los videojuegos que usabas para pasar tu tiempo libre y los niños serán castigados si juegan a “policías y ladrones”. En tu pequeña mente de ególatra enfermo pensaste que al grabar una serie de frases idiotas sobre “los voy a matar, ricachones” y etc, etc, etc dejarías una huella para el futuro. Lo único que hiciste, imbécil, fue matar personas que ni siquiera te conocían, terminar con un profesor escapado del holocausto, asesinar a mujeres a las que no tenías porqué gustarles y manchar de sangre el piso de la universidad que creyó en ti, que te aceptó como a cualquiera, porque pensó que podías ser alguien. Así que te informo, niñito del ego enorme, que quedaste como un enfermo, como el loco de atar, como el inadaptado inútil que jamás sirve en la sociedad, es decir que tu matanza te dejó donde mismo, apartado, odiado y rechazado.
¿Era necesario entonces matar a 33 personas para corroborarlo?
Creo que es imposible decir lo impresionado que quedé contigo. Al principio, cuando mostraron las imágenes de la masacre, creí que sería un típico gringuito blanco lleno de espinillas que se había vuelto loco creyéndose “Neo” de “Matrix” y había matado al resto de su clase como en Columbine. Incluso pensé que sería un negro o un árabe, jamás se me ocurrió pensar que un surcoreano tendría las agallas de hacer historia de esta forma.... Supongo que agallas es una palabra que te gusta ¿no? Claro, porque no sólo buscaste venganza, sino también reconocimiento y fuiste frío para planificarlo todo. Te sientes héroe, ¿no? Así debe ser por limpiar el mundo de tanto ricachón maldito y mujeres que no toman a nadie en cuenta ¿no?.
Seguramente, si estuvieras vivo, te encantaría leer lo que antes puse. Claro, te llevaría a pensar que estoy completamente de acuerdo contigo, que creo que eres una especie de salvador y que dejaste un mensaje claro para quienes te quieran seguir, una especie de héroe y mártir moderno, ¿no? Pues fíjate bien, asesino de mierda. Te hablo con el mayor cinismo que puedo, porque sólo tengo repudio y rabia en mi corazón. Me harté de que aparezcan locos imbéciles como tú, que deciden que “como la sociedad no me acepta o no me da lo que quiero, la destruyo”.
Te voy a informar de un par de cosas, coreano. La gente en el mundo vive desdichada la mayor parte del tiempo. Sí, todos hemos sido rechazados, las mujeres no son como en las pornos, los estudios no te hacen ricachón, la fama es una utopía para el que tiene un talento medio o no tiene pitutos y el bulling es pan de cada día en todo el mundo, no sólo en USA. La gente se mata trabajando de sol a sol por una mierda de plata, la sociedad no permite que todos surjamos por igual, la pobreza es un cáncer que sigue su avance a pesar de los esfuerzos y para más remate está el calentamiento global. La delincuencia nos quita lo poco que atesoramos y nadie hace nada por mejorar.
Sé que todo lo que puse antes debería hacerte pensar que entonces tu posición está bien, que el destruir o matar a la sociedad es la única opción. Pero no, todos vivimos en el mismo cuento y todos a veces tenemos ganas de mandar todo a la mierda, pero no lo hacemos, somos capaces de pensar en prural. Sí, tú y los asesinos de tu clase tienen un singularismo único. Son una tropa de narcisistas que quieren que el mundo se postre a sus pies, reverenciando una genialidad ausente, una mente atormentada que lo único que busca es reconocimiento. Pero claro, como no eras capaz de ser un buen escritor, como no pudiste conquistar mujeres , como no hablabas con nadie, no tenías amigos y eras feo, pensaste “al carajo, los mato a todos”. ¿Sabes? Hay veces en que otros tienen el mismo pensamiento y hacen algo más valiente: se suicidan. Sí, se matan para dejar de sufrir por ello, no matan al resto porque no lo quisieron o consideraron en la forma que ellos buscaban. Y los héroes son aquellos que logran que sus ideales, sus genialidad cambian a la sociedad con hechos constructivos, no matando a gente inocente.
Y ahora, por tu culpa, vendrá el juicio moral a todos aquellos que no te escucharon, al que te vendió la pistola, al profesor que no analizó tus escritos con detenimiento y al doctor del sanatorio que te dio de alta; se quemarán los videojuegos que usabas para pasar tu tiempo libre y los niños serán castigados si juegan a “policías y ladrones”. En tu pequeña mente de ególatra enfermo pensaste que al grabar una serie de frases idiotas sobre “los voy a matar, ricachones” y etc, etc, etc dejarías una huella para el futuro. Lo único que hiciste, imbécil, fue matar personas que ni siquiera te conocían, terminar con un profesor escapado del holocausto, asesinar a mujeres a las que no tenías porqué gustarles y manchar de sangre el piso de la universidad que creyó en ti, que te aceptó como a cualquiera, porque pensó que podías ser alguien. Así que te informo, niñito del ego enorme, que quedaste como un enfermo, como el loco de atar, como el inadaptado inútil que jamás sirve en la sociedad, es decir que tu matanza te dejó donde mismo, apartado, odiado y rechazado.
¿Era necesario entonces matar a 33 personas para corroborarlo?
miércoles, abril 04, 2007
Perdido en LOST
Me juré y rejuré a mí mismo que no me volvería a pasar, pero me pasó.
Hace unos años dejé de mantener una vida social activa, me encerré en mi casa y al llegar de la pega no hacía más que encender la cajita idiota y ver mis series favoritas, esas que me esclavizaban cada día a sintonizar el canal debido. Así me mantuve durante ese año entre “Seinfeld”, “Everybody loves Raimond”, “My wife and kids”, “CSI” (Las Vegas y NY), “Alias”, “King of Queens”, “Cold Case” y alguno que otro especial. Mis días transcurrían entre canales, entre héroes, espías, idiotas consumados y risas grabadas a destajo.
Al cabo de unos meses en que el teléfono dejó de sonar por que mis amigos ya no encontraban el modo de sacarme de la rutina y cuando el único panorama era ver tele, me dí cuenta que no era posible para mí seguir manteniendo este estilo de vida; subí varias tallas de pantalón, dejé de hacer ejercicio, dejé de ir a bailar, dejé de tocar la guitarra, dejé de hacer las cosas que me gustaban.
Fue entonces cuando decidí parar el cuento y definir mi actitud televisiva de ese momento en adelante. La fiebre de los realities ya no era mi problema, las series que veía (muchas de las cuales se cancelaron o simplemente se terminaron como “Becker”) dejaron de atosigarse en mi programación para pelearse mi atención y las películas comenzaron a ser una alternativa. Así que cambié la tele por el cine y, aunque con mucho menos probabilidad de hacerlo seguido, comencé a ir al cine. Y al salir de la casa volví a visitar a mis amigos y a salir de carrete. Claro que no dejé de ver CSI, porque si una serie tiene en su banda sonora a “THE WHO” no puedo dejar de verla.
Por eso cuando el fenómeno LOST apareció no lo pesqué ni en bajada. Debo decir que me parecía absurdo tanta devoción, que todo el mundo viera una serie que parecía “EJE”, porque nadie te podía contar nada, tenías que verla. Entonces, al igual que a “EJE” la mandé a la reverenda chucha. No me interesaba la idea de esclavizarme nuevamente por una serie.
El tiempo pasó y este año (cuando ya están en la tercera temporada) la jefa de mi mujer le ofreció la primera temporada para que la viéramos y decidiéramos si nos interesaba. Cuando esos DVDs cruzaron la puerta de mi casa el virus entró con ellos, la infección LOST se introdujo en mi hogar y ya no puedo exterminarla. Nos comimos los 24 capítulos en 2 semanas, no salimos a ninguna parte, pasamos varios días en cama viendo tele. Y pasó lo mismo con la segunda y el inicio de la tercera. Incluso esta semana bajé los capítulos que recién se estrenaron en USA por que ya no soportaba la espera...
¿Qué me pasó? Que hace rato no veía una serie tan bien armada, con una red de tramas excelente, con personajes bien pensados, pero sobre todo con historias bien armadas, no sólo en la trama de cada capítulo, sino en el pasado de cada personaje, en su papel en este gran plan final, que no sabemos hacia donde nos lleva.
Así que sí. Caí. Me perdí para siempre en esta isla con escotillas oxidadas y monstruos de humo. Espero encontrar la salida algún día.
Namaste.
Hace unos años dejé de mantener una vida social activa, me encerré en mi casa y al llegar de la pega no hacía más que encender la cajita idiota y ver mis series favoritas, esas que me esclavizaban cada día a sintonizar el canal debido. Así me mantuve durante ese año entre “Seinfeld”, “Everybody loves Raimond”, “My wife and kids”, “CSI” (Las Vegas y NY), “Alias”, “King of Queens”, “Cold Case” y alguno que otro especial. Mis días transcurrían entre canales, entre héroes, espías, idiotas consumados y risas grabadas a destajo.
Al cabo de unos meses en que el teléfono dejó de sonar por que mis amigos ya no encontraban el modo de sacarme de la rutina y cuando el único panorama era ver tele, me dí cuenta que no era posible para mí seguir manteniendo este estilo de vida; subí varias tallas de pantalón, dejé de hacer ejercicio, dejé de ir a bailar, dejé de tocar la guitarra, dejé de hacer las cosas que me gustaban.
Fue entonces cuando decidí parar el cuento y definir mi actitud televisiva de ese momento en adelante. La fiebre de los realities ya no era mi problema, las series que veía (muchas de las cuales se cancelaron o simplemente se terminaron como “Becker”) dejaron de atosigarse en mi programación para pelearse mi atención y las películas comenzaron a ser una alternativa. Así que cambié la tele por el cine y, aunque con mucho menos probabilidad de hacerlo seguido, comencé a ir al cine. Y al salir de la casa volví a visitar a mis amigos y a salir de carrete. Claro que no dejé de ver CSI, porque si una serie tiene en su banda sonora a “THE WHO” no puedo dejar de verla.
Por eso cuando el fenómeno LOST apareció no lo pesqué ni en bajada. Debo decir que me parecía absurdo tanta devoción, que todo el mundo viera una serie que parecía “EJE”, porque nadie te podía contar nada, tenías que verla. Entonces, al igual que a “EJE” la mandé a la reverenda chucha. No me interesaba la idea de esclavizarme nuevamente por una serie.
El tiempo pasó y este año (cuando ya están en la tercera temporada) la jefa de mi mujer le ofreció la primera temporada para que la viéramos y decidiéramos si nos interesaba. Cuando esos DVDs cruzaron la puerta de mi casa el virus entró con ellos, la infección LOST se introdujo en mi hogar y ya no puedo exterminarla. Nos comimos los 24 capítulos en 2 semanas, no salimos a ninguna parte, pasamos varios días en cama viendo tele. Y pasó lo mismo con la segunda y el inicio de la tercera. Incluso esta semana bajé los capítulos que recién se estrenaron en USA por que ya no soportaba la espera...
¿Qué me pasó? Que hace rato no veía una serie tan bien armada, con una red de tramas excelente, con personajes bien pensados, pero sobre todo con historias bien armadas, no sólo en la trama de cada capítulo, sino en el pasado de cada personaje, en su papel en este gran plan final, que no sabemos hacia donde nos lleva.
Así que sí. Caí. Me perdí para siempre en esta isla con escotillas oxidadas y monstruos de humo. Espero encontrar la salida algún día.
Namaste.
domingo, marzo 11, 2007
El mes del horror
Un mes. Ese fue el plazo que me dí para hablar sobre Transantiago. Esperé pacientemente desde el 10 de febrero, mientras en su primera semana todo el mundo lo atacaba; enmudecí mientras las personas se agolpaban en los paraderos a esperar micros que jamás pasaron; ni siquiera musité alguna palabra cuando echaron a personas de sus trabajos por llegar tarde o cuando los validadores les robaban la plata a esa pobre gente. ¿Por qué? Porque no quiero pecar de chileno mal agradecido. Siempre somos los primeros en desprestigiar todo, reclamar por todo y no hacemos nada para mejorar, esperamos que las cosas sucedan.
Bueno, como no quiero ser ese tipo de gente, esperé un mes, un plazo razonable, para analizar a nuestro vilipendiado nuevo sistema de transporte urbano. Este sistema, basado en un armado de sistemas indonesio y colombiano, fue la mezcla de ideas y proyectos de superación a un sistema caótico. Sí, aceptémoslo. Aunque tengamos algún recuerdo vago de buena época respecto a las micros amarillas, debemos admitir que no eran un buen sistema, que atochaban las calles, las micros parecían camiones y que el servicio parecía sacado de otro planeta. (uno muy rasca, por cierto)
En esta vorágine de cambios que se produjeron a la llegada de este sistema, nadie notó las falencias que tenía: baja cantidad de recorridos para suplir los que anteriormente cubrían la ciudad; pasaron la licitación capitales colombianos y varios de los mismos usureros y tramposos empresarios chilenos que habían lucrado a costa del sistema anterior; la tardanza en la aplicación del sistema; problemas en el software validador; problemas con las entidades bancarias; pocas micros para suplir la demanda; un metro con más líneas y carros que nunca esperó la marea humana que se le venía encima; unas mujeres que jamás pensaron que en el metro serían acosadas como perras en celo.
¿Porqué me da rabia? Porque como siempre, las cosas en Chile se hacen a medias. Así jamás podremos reclamar contra las bestias de empresarios que controlan el país, si nuestro gobierno usa la misma ley del embudo y mira con lentes prestados para no gastar de más.
El proyecto original era basado en Brasil y ocuparía a una empresa francesa que tenía el trazado completo de todo Santiago para lograr el objetivo. Ponían máquinas de última generación, capacitaban a los choferes y no subirían el pasaje en un principio. Extrañamente no se les llamó a la licitación final y no se les permitió competir con los buitres que ganaron. El software del sistema iba a ser diseñado por una empresa mexicana que junto a Sonda lo implementarían (probado en varios países sin problemas); bueno, para ahorrar costos, dejaron hasta la mitad el desarrollo y dijeron “nosotros lo terminamos, sale más barato”, lo que resultó en un ladrón computarizado e inútil. Las micros serían de última generación, donde los chilenos “viajarían cómodos”; a cambio llegaron una flota de micros chinas, con frenos de camión que al intentar detenerse pueden dejar un pasajero pegado al parabrisas de por vida, con espacios ocupados por cajas que contienen no sabemos qué cosas y con asientos tan altos que tengo que saltar para subirme a ellos.
La gente reclama con justa razón: se levantaron temprano, llevaron el puto mapa que es más grande que uno para entender por donde chucha se va uno para llegar a donde a ido por años, compraron la famosa BIP! para pagar el bendito bus... pero nunca llegó. No sólo porque los buses no estaban, sino porque el sistema no estaba listo, nosotros no lo sabíamos y como siempre tuvimos que agachar el moño.
¿Por qué no me extraña? Porque Chile tiene la tradición de hacerlo todo a medias, de sentirse orgulloso de ser terceros, de disfrutar una derrota con Brasil, de apoyar los logros de otros países como si fueran nuestros cuando esos países ni siquiera nos conocen, de imitar a otros en vez de ser auténticos, de empezar y jamás terminar, de buscar logros ridículos como el chaleco más grande del mundo o el completo más largo, cuando existen miles de familiar en nuestro territorio que no tienen abrigo ni comida.
¿Y aún así reclaman porque no funcionó Transantiago? En el fondo todos sabíamos que también sería un logro a medias.
Bueno, como no quiero ser ese tipo de gente, esperé un mes, un plazo razonable, para analizar a nuestro vilipendiado nuevo sistema de transporte urbano. Este sistema, basado en un armado de sistemas indonesio y colombiano, fue la mezcla de ideas y proyectos de superación a un sistema caótico. Sí, aceptémoslo. Aunque tengamos algún recuerdo vago de buena época respecto a las micros amarillas, debemos admitir que no eran un buen sistema, que atochaban las calles, las micros parecían camiones y que el servicio parecía sacado de otro planeta. (uno muy rasca, por cierto)
En esta vorágine de cambios que se produjeron a la llegada de este sistema, nadie notó las falencias que tenía: baja cantidad de recorridos para suplir los que anteriormente cubrían la ciudad; pasaron la licitación capitales colombianos y varios de los mismos usureros y tramposos empresarios chilenos que habían lucrado a costa del sistema anterior; la tardanza en la aplicación del sistema; problemas en el software validador; problemas con las entidades bancarias; pocas micros para suplir la demanda; un metro con más líneas y carros que nunca esperó la marea humana que se le venía encima; unas mujeres que jamás pensaron que en el metro serían acosadas como perras en celo.
¿Porqué me da rabia? Porque como siempre, las cosas en Chile se hacen a medias. Así jamás podremos reclamar contra las bestias de empresarios que controlan el país, si nuestro gobierno usa la misma ley del embudo y mira con lentes prestados para no gastar de más.
El proyecto original era basado en Brasil y ocuparía a una empresa francesa que tenía el trazado completo de todo Santiago para lograr el objetivo. Ponían máquinas de última generación, capacitaban a los choferes y no subirían el pasaje en un principio. Extrañamente no se les llamó a la licitación final y no se les permitió competir con los buitres que ganaron. El software del sistema iba a ser diseñado por una empresa mexicana que junto a Sonda lo implementarían (probado en varios países sin problemas); bueno, para ahorrar costos, dejaron hasta la mitad el desarrollo y dijeron “nosotros lo terminamos, sale más barato”, lo que resultó en un ladrón computarizado e inútil. Las micros serían de última generación, donde los chilenos “viajarían cómodos”; a cambio llegaron una flota de micros chinas, con frenos de camión que al intentar detenerse pueden dejar un pasajero pegado al parabrisas de por vida, con espacios ocupados por cajas que contienen no sabemos qué cosas y con asientos tan altos que tengo que saltar para subirme a ellos.
La gente reclama con justa razón: se levantaron temprano, llevaron el puto mapa que es más grande que uno para entender por donde chucha se va uno para llegar a donde a ido por años, compraron la famosa BIP! para pagar el bendito bus... pero nunca llegó. No sólo porque los buses no estaban, sino porque el sistema no estaba listo, nosotros no lo sabíamos y como siempre tuvimos que agachar el moño.
¿Por qué no me extraña? Porque Chile tiene la tradición de hacerlo todo a medias, de sentirse orgulloso de ser terceros, de disfrutar una derrota con Brasil, de apoyar los logros de otros países como si fueran nuestros cuando esos países ni siquiera nos conocen, de imitar a otros en vez de ser auténticos, de empezar y jamás terminar, de buscar logros ridículos como el chaleco más grande del mundo o el completo más largo, cuando existen miles de familiar en nuestro territorio que no tienen abrigo ni comida.
¿Y aún así reclaman porque no funcionó Transantiago? En el fondo todos sabíamos que también sería un logro a medias.
sábado, febrero 24, 2007
La Periodista
Hace tiempo que estoy chato de una persona que ocupa la televisión para su labor de "periodista" y que realmente no aporta en nada. Me refiero al ente andrógeno de Pamela Jiles.
Esta tipeja que se llena la boca con su frase de"soy periodista" o "yo, como periodista..." ha ocupado la pantalla de nuestra televisión criolla para decir una tonelada de sandeces, atacar a destajo a todo el mundo y para refregar su gastado y amarillento cartón de periodismo que a nadie le importa en lo absoluto. Se jacta de haber trabajado en Informe Especial, programa del cual la echaron por floja, por dejar que su equipo le hiciera la pega y ser completamente despótica con ellos. Presume de haber cambiado el periodismo, de enfrentar a la dictadura, cuando ella misma no se atrevió a usar la pantalla de IE para hacer las denuncias de las cuales tanto habla. Ella misma cree que marcó un hito con su "estilo" con esa forma casi drogada de hablar, con la mirada perdida y con una mueca que asemeja un aire de superioridad, el cual sólo le alcanzó para hacer un programa en el que invitaba a sus entrevistados a bailar mientras les preguntaba idioteces (y no fue un piloto, salió al aire).
Esta mujer, sin ningún valor periodístico, volvió a la palestra por escribir un libro sobre las experiencias sexuales de las chilenas, que no resaltó por su contenido sino por la foto de su trasero con una inmensa pluma rosada que pasaba entre sus carnes. Eso la llevó a programas de toda índole, donde su absurda perorata del periodismo se hizo escuchar de nuevo ante nuestros oídos algo cansados de tanta verborragia vacía.
De ahí no ha parado. Se ha paseado por distintos canales con su pose de crítica social, de transgresora al peo, cayendo en el programa de farándula del SQP, donde tanta sandez es apoyada por su equipo.
Hoy rayó en la estupidez máxima. Atacó a Gustavo Ceratti por tocar un "rock de derecha" y "se parte de la dictadura que dio muerte a 30.000 personas". Perdón, pero el haber tenido la oportunidad de surgir en la música durante los últimos años de un régimen dictatorial en Argentina y seguir con su carrera durante el resto de los periodos democráticos sucesivos, no lo convierte en un tipo que apoya a las dictaduras. También tocaba con mucho éxito en esos años Fito Páez, Riff, Sumo, Virus y el resucitado Carly García, ninguno de los cuales es catalogado de apoyar una dictadura. La única razón por la que Ceratti y el resto surgió fue por la prohibición de escuchar música en inglés. Además si es por tocar en tiempos de dictadura, deberíamos decir que todos los grupos chilenos de los 80's, incluidos los Prisioneros, al haber sido famosos, apoyarían al régimen; cuanta mentira tendrían estos dichos ¿no?.
Otro que la secunda es JM Villouta, un tipo amargado que ataca demasiado en la forma, pero sin ningún fondo en especial.
Este "periodismo" que tanto han difamado al llenarse la boca con él y que enlodan cada día en un programucho de farándula donde el tema más importante es si el implante de silicona de alguna modelo es mejor que la operación de nariz de tal o cual animadora, es lo que me enfada sobremanera. Porque la mierda en pantalla ya es suficiente, no necesitamos ver a estos escarabajos que viven de la misma mierda, lanzando ataques y escudándose en su cartón de periodista.
Esta tipeja que se llena la boca con su frase de"soy periodista" o "yo, como periodista..." ha ocupado la pantalla de nuestra televisión criolla para decir una tonelada de sandeces, atacar a destajo a todo el mundo y para refregar su gastado y amarillento cartón de periodismo que a nadie le importa en lo absoluto. Se jacta de haber trabajado en Informe Especial, programa del cual la echaron por floja, por dejar que su equipo le hiciera la pega y ser completamente despótica con ellos. Presume de haber cambiado el periodismo, de enfrentar a la dictadura, cuando ella misma no se atrevió a usar la pantalla de IE para hacer las denuncias de las cuales tanto habla. Ella misma cree que marcó un hito con su "estilo" con esa forma casi drogada de hablar, con la mirada perdida y con una mueca que asemeja un aire de superioridad, el cual sólo le alcanzó para hacer un programa en el que invitaba a sus entrevistados a bailar mientras les preguntaba idioteces (y no fue un piloto, salió al aire).
Esta mujer, sin ningún valor periodístico, volvió a la palestra por escribir un libro sobre las experiencias sexuales de las chilenas, que no resaltó por su contenido sino por la foto de su trasero con una inmensa pluma rosada que pasaba entre sus carnes. Eso la llevó a programas de toda índole, donde su absurda perorata del periodismo se hizo escuchar de nuevo ante nuestros oídos algo cansados de tanta verborragia vacía.
De ahí no ha parado. Se ha paseado por distintos canales con su pose de crítica social, de transgresora al peo, cayendo en el programa de farándula del SQP, donde tanta sandez es apoyada por su equipo.
Hoy rayó en la estupidez máxima. Atacó a Gustavo Ceratti por tocar un "rock de derecha" y "se parte de la dictadura que dio muerte a 30.000 personas". Perdón, pero el haber tenido la oportunidad de surgir en la música durante los últimos años de un régimen dictatorial en Argentina y seguir con su carrera durante el resto de los periodos democráticos sucesivos, no lo convierte en un tipo que apoya a las dictaduras. También tocaba con mucho éxito en esos años Fito Páez, Riff, Sumo, Virus y el resucitado Carly García, ninguno de los cuales es catalogado de apoyar una dictadura. La única razón por la que Ceratti y el resto surgió fue por la prohibición de escuchar música en inglés. Además si es por tocar en tiempos de dictadura, deberíamos decir que todos los grupos chilenos de los 80's, incluidos los Prisioneros, al haber sido famosos, apoyarían al régimen; cuanta mentira tendrían estos dichos ¿no?.
Otro que la secunda es JM Villouta, un tipo amargado que ataca demasiado en la forma, pero sin ningún fondo en especial.
Este "periodismo" que tanto han difamado al llenarse la boca con él y que enlodan cada día en un programucho de farándula donde el tema más importante es si el implante de silicona de alguna modelo es mejor que la operación de nariz de tal o cual animadora, es lo que me enfada sobremanera. Porque la mierda en pantalla ya es suficiente, no necesitamos ver a estos escarabajos que viven de la misma mierda, lanzando ataques y escudándose en su cartón de periodista.
sábado, enero 20, 2007
Las 7 diferencias
Hay muchos que opinan que Chile es un país con poca fuerza, que siempre apabulla y que, por sobre todo, no progresa intelectualmente en el grueso de la masa. El país crece, pero sólo económicamente y la gente se mantiene en su inexplicable “levedad”.
Digo esto porque hace poco viajé a Salvador de Bahía, en Brasil. Sí, fui a Brasil, ese país que dije sería mi último destino en Latinoamérica después de Bolivia. Sí, porque con todo lo que uno escucha del calor, los animales, los bichos y un cuanto hay, empieza a hacerse la imagen de un país inhóspito en que sólo lo indios janomamis y los negros pueden sobrevivir. Pero eso es cuando uno no lo conoce. Nos decidimos viajar a Salvador por ser un destino barato, con cultura y entretención, playa y arquitectura, es decir, no queríamos tirarnos de guata al sol para que después nos viéramos como jaibas.
El viaje fue directo, 6 horas en los asientos menos reclinables del planeta, en que uno trata de dormir y despierta entra las turbulencias, los llantos de los niños, el apoya brazos que gentilmente se incrusta en nuestras costillas para que no caigamos, el viejo que quiere sacar algo de su bolso y se le cayó todo encima tuyo y otros tantos imponderables dentro de la aeronave. Finalmente arribamos a las 7 AM a Salvador. El aire húmedo hacía respirar mal al principio, pero todo era solucionable con un buen cigarro matutino ¿no?. Luego de la espera de los transfers y el viaje de la muerte con Nicky Lauda al volante, llegamos a nuestro hotel. El check in era a las 14:00 y como eran las 8:30, tuvimos que dejar os bolsos y recorrer.
No relataré todo el viaje, pero es éste momento en el que comencé a ver las diferencias entre brasileños y chilenos, que nos hacen tan hiperquinéticos y a ellos tan relajados.
1.- El calor. Nadie puede andar apurado con ese calor que se te cuela por la piel y los poros y no deja casi respirar. Bueno, cuando hay aire acondicionado pasa sin problemas, pero en la calle... ¡UF!
2.- El cuerpo. Estos tipos hacer ejercicio todo el día; trotan mañana, tarde y noche, sin importar qué hora sea ni la temperatura. Había hecho ejercicio durante el año para no llegar fofo y allá di pena.
3.- Las pichangas. Hasta el más malo juega bien. Hacen equipos con cualquiera y se entienden a la perfección. Otra cosa: no hay gritos. Esos típicos “¡acá, acá, tírala.... da el paso, hueón!” y toda sarta de instrucciones que vuelan a los cuatro vientos, aquí sólo son un mero recuerdo. El único grito que escuché fue el de gol. Además los arcos son de máximo 1 metro de ancho.
4.- La comida. Entre tanta mezcla de camarones, pescados, porotos, tapioca, mandioca, coco, guayaba, piña, melón rosado, sandía, longanizas, salsas y demases, logran una dieta que simplemente deja exhausto al más comilón.
5.- La digestión. Con tanta fruta uno va al baño mínimo 4 veces al día. Creo que jamás había ido tantas veces al WC.
6.- El día. Amanece a las 5 de la mañana, por lo que la gente funciona a las 8:00 como si fuese mediodía. El día rinde muuuuuuuucho.
7.- La noche. Se oscurece a las 6:30, por lo que el happy hour o la “hora felice” comienza mucho antes y además, con el calor, da lo mismo si te quedas hasta muy tarde. La cerveza es la bebida obligatoria para toda la jornada, por lo que en la noche se puede estar aún más relajado.
Bueno, al cabo de esta revisión es obvio porqué estos tipos son más relajados. Tal vez el clima no lo podamos traer a Santiago, pero harto bien que nos haría relajarnos un poco más, con camarones y cerveza. ¡Salud!
Digo esto porque hace poco viajé a Salvador de Bahía, en Brasil. Sí, fui a Brasil, ese país que dije sería mi último destino en Latinoamérica después de Bolivia. Sí, porque con todo lo que uno escucha del calor, los animales, los bichos y un cuanto hay, empieza a hacerse la imagen de un país inhóspito en que sólo lo indios janomamis y los negros pueden sobrevivir. Pero eso es cuando uno no lo conoce. Nos decidimos viajar a Salvador por ser un destino barato, con cultura y entretención, playa y arquitectura, es decir, no queríamos tirarnos de guata al sol para que después nos viéramos como jaibas.
El viaje fue directo, 6 horas en los asientos menos reclinables del planeta, en que uno trata de dormir y despierta entra las turbulencias, los llantos de los niños, el apoya brazos que gentilmente se incrusta en nuestras costillas para que no caigamos, el viejo que quiere sacar algo de su bolso y se le cayó todo encima tuyo y otros tantos imponderables dentro de la aeronave. Finalmente arribamos a las 7 AM a Salvador. El aire húmedo hacía respirar mal al principio, pero todo era solucionable con un buen cigarro matutino ¿no?. Luego de la espera de los transfers y el viaje de la muerte con Nicky Lauda al volante, llegamos a nuestro hotel. El check in era a las 14:00 y como eran las 8:30, tuvimos que dejar os bolsos y recorrer.
No relataré todo el viaje, pero es éste momento en el que comencé a ver las diferencias entre brasileños y chilenos, que nos hacen tan hiperquinéticos y a ellos tan relajados.
1.- El calor. Nadie puede andar apurado con ese calor que se te cuela por la piel y los poros y no deja casi respirar. Bueno, cuando hay aire acondicionado pasa sin problemas, pero en la calle... ¡UF!
2.- El cuerpo. Estos tipos hacer ejercicio todo el día; trotan mañana, tarde y noche, sin importar qué hora sea ni la temperatura. Había hecho ejercicio durante el año para no llegar fofo y allá di pena.
3.- Las pichangas. Hasta el más malo juega bien. Hacen equipos con cualquiera y se entienden a la perfección. Otra cosa: no hay gritos. Esos típicos “¡acá, acá, tírala.... da el paso, hueón!” y toda sarta de instrucciones que vuelan a los cuatro vientos, aquí sólo son un mero recuerdo. El único grito que escuché fue el de gol. Además los arcos son de máximo 1 metro de ancho.
4.- La comida. Entre tanta mezcla de camarones, pescados, porotos, tapioca, mandioca, coco, guayaba, piña, melón rosado, sandía, longanizas, salsas y demases, logran una dieta que simplemente deja exhausto al más comilón.
5.- La digestión. Con tanta fruta uno va al baño mínimo 4 veces al día. Creo que jamás había ido tantas veces al WC.
6.- El día. Amanece a las 5 de la mañana, por lo que la gente funciona a las 8:00 como si fuese mediodía. El día rinde muuuuuuuucho.
7.- La noche. Se oscurece a las 6:30, por lo que el happy hour o la “hora felice” comienza mucho antes y además, con el calor, da lo mismo si te quedas hasta muy tarde. La cerveza es la bebida obligatoria para toda la jornada, por lo que en la noche se puede estar aún más relajado.
Bueno, al cabo de esta revisión es obvio porqué estos tipos son más relajados. Tal vez el clima no lo podamos traer a Santiago, pero harto bien que nos haría relajarnos un poco más, con camarones y cerveza. ¡Salud!
domingo, diciembre 10, 2006
¿Un nuevo mártir?
En 1944, cuando Hitler estaba en su búnker escondido a pocas cuadras del Riechstaag, siendo bombardeado por los rusos y mientras niños de 13 y 14 años blandían los fusiles y disparaban las últimas balas de un ejército exhausto, exigido al máximo, intentando mantener una esperanza etérea ante la entrada de los aliados y el desplome final del Tercer Reich, el dictador se dio tiempo para juntar a sus seguidores, lo más cercanos, los que jamás le fallaron y que lo siguieron sabiendo que la locura lo consumía. En esta reunión, con los estallidos que remecían el piso, las luces que fallaban a intervalos, con informes que se recibían de todos los flancos en que la milicia perdía terreno ante la aplanadora aliada, Hitler disfrutó de una cena en la que, a su modo, se despidió de todos y de todo. Sabía que al fin y al cabo había perdido, que el Reich de los mil años que él y los nazis habían planificado y pregonado a los cuatro vientos ya era sólo un recuerdo, una mueca que marcaba los sueños rotos de quienes creyeron en él.
Ya sin esperanzas, sin un futuro, sin la fuerza ni la entereza que demostró siempre a sus vasallos, el Fürer se retiró con su nueva esposa y decidió pegarse un tiro. Así acabó el sueño nazi, la limpieza racial, el nuevo orden y quedó un legado de masacre y dolor que el mundo jamás olvidará.
A pesar de ser historia antigua, hoy la imagen de este dictador fascista se me ha grabado en la mente a fuego. Y no es por admiración a su macabra ópera antijudaica ni sus delirios de grandeza y megalomanía. No. Es que este ser, el más abominable de todos los tiranos de la época moderna tuvo el valor, al momento de su muerte, de aceptar toda su responsabilidad en los errores de su campaña de dominio mundial y pidió perdón a su círculo más cercano por haberles fallado. Incluso él, la encarnación del mal para muchos, tuvo el gesto inútil, pero gesto al fin, de aceptar sus culpas. Y por eso se suicidó, porque sus culpas lo atormentaron de tal forma que prefirió la muerte a tener que hacer frente al enemigo y aceptar sus crímenes y su derrota.
Bueno, hasta este chacal tuvo dignidad. Algo muy distinto a lo que podemos decir de Augusto Pinochet, “Perrochet” como le llamaban sus contrarios y “Pin8” como todos lo conocíamos. Sí, porque este dictador que traicionó a su presidente en el golpe del ’73, que quebró la democracia de Chile y destruyó el coraje del chileno promedio hasta apagarlo casi por completo durante los 17 años que duró su dictadura, jamás tuvo dignidad. Este tirano que eliminó a cuanta resistencia encontró en su camino, que dirigió a Chile a su antojo, que traicionó a sus propios camaradas de armas, que expulsó a quien le dio la gana y que mandó matar a quien le molestara en el lugar del mundo en que se encontrara, no tuvo la decencia de admitir sus culpas. Este asesino en masa no sólo acabó con quienes estaban en su contra, sino que además estafó y le robó a todo Chile y en especial a aquellos que creyeron en él, que lo defendieron hasta la saciedad, que juntaron “un mendruguito con otro mendruguito” como decía su mujer en las campañas para juntar dinero para el país; esos mismos que dijeron que eran mentiras las muertes en el Nacional y que criaron a sus hijos dentro de una fortaleza, donde los que lloraban a sus muertos querían sólo plata y en que los desaparecidos en realidad estaban en Cuba, viviendo la gran vida. Una de esas personas que creyó a pie juntilla lo que Pinochet decía, fue mi madre. Ella dio todo lo que tuvo para que las cosas funcionaran en esos años, admiraba al “salvador de Chile” y lo defendió hasta el día de su muerte, hace 3 años.
Sin embargo, a pesar de la dolorosa muerte de mi vieja, debo admitir que agradezco a Dios que se haya muerto hace 3 años. Sí, porque una mujer de esfuerzo como ella, una mujer que logró todo con el sudor de su frente, que quiso lo mejor para su familia, no habría soportado saber que aquel héroe le había robado. Sí, el general de los ojitos azules, el que se veía tan hermoso en su traje blanco le robó a mi madre y a miles de otros Chilenos que lo apoyaron, que le dieron todo para que gobernara a sus anchas. Con las manos tan sucias de muerte y robos era obvio que usara guantes blancos...
Este vulgar ladrón que amasó una inmensa fortuna gracias a Chile, que mató a quien quiso y abandonó a los suyos, ha muerto el día de hoy gracias a un infarto. Y aunque el primer pensamiento que viene a mi mente es el de la liberación de un pueblo del lastre de un dictador como éste, lo secunda un sentimiento de desazón total. Claro, porque el viejo de mierda no fue juzgado nunca, no pagó por nada, no pidió perdón , se rió de nuestra justicia y de nuestro gobierno, abandonó hasta a su propia familia, los secuaces que hicieron las transacciones por él y a los que mataron en su nombre, como el Mamo Contreras. El viejo se rió de Chile hasta el día de su muerte. No le dio al gusto a este país de verlo pagar por algún crimen, aunque fuese por uno financiero. No. Como un gato salió bien parado de todas y cada una de las causas y se murió de un ataque, algo fulminante y hasta grato. En este momento hasta Hitler con su Lugger de 8 tiros en la mano y con los sesos destrozados me simpatiza más que Pinochet. Porque ni siquiera en esta semana, en que su muerte se acercaba a pasos agigantados, trató de aceptar sus culpas.
Pero lo que más me da rabia son los 2 mil o 3 mil pinochetistas que llegaron a las afueras del Hospital Militar a llorar por él y a pedir honores de estados para el dictador más cruel que la historia chilena haya registrado. Porque estos tipejos que gritan y agreden a la prensa a destajo, que lloran y rasgan vestiduras y que rezan por su general, su “padre de la patria” son los ciegos, sordos y mudos más grandes que hayamos visto. No podrán jamás aceptar que este maldito también les robó, les mintió y se rió en sus caras. No, los ultraderechistas y pinochetistas acérrimos morirán pregonando que Pinochet fue un salvador y que la historia será la que dictamine que era un grande, talvez el más grande de todos los hombres...
Y eso me hace pensar en los seguidores de Hitler y su cápsula de cianuro. Talvez habría que repartir algunas afuera del Hospital Militar.
Ya sin esperanzas, sin un futuro, sin la fuerza ni la entereza que demostró siempre a sus vasallos, el Fürer se retiró con su nueva esposa y decidió pegarse un tiro. Así acabó el sueño nazi, la limpieza racial, el nuevo orden y quedó un legado de masacre y dolor que el mundo jamás olvidará.
A pesar de ser historia antigua, hoy la imagen de este dictador fascista se me ha grabado en la mente a fuego. Y no es por admiración a su macabra ópera antijudaica ni sus delirios de grandeza y megalomanía. No. Es que este ser, el más abominable de todos los tiranos de la época moderna tuvo el valor, al momento de su muerte, de aceptar toda su responsabilidad en los errores de su campaña de dominio mundial y pidió perdón a su círculo más cercano por haberles fallado. Incluso él, la encarnación del mal para muchos, tuvo el gesto inútil, pero gesto al fin, de aceptar sus culpas. Y por eso se suicidó, porque sus culpas lo atormentaron de tal forma que prefirió la muerte a tener que hacer frente al enemigo y aceptar sus crímenes y su derrota.
Bueno, hasta este chacal tuvo dignidad. Algo muy distinto a lo que podemos decir de Augusto Pinochet, “Perrochet” como le llamaban sus contrarios y “Pin8” como todos lo conocíamos. Sí, porque este dictador que traicionó a su presidente en el golpe del ’73, que quebró la democracia de Chile y destruyó el coraje del chileno promedio hasta apagarlo casi por completo durante los 17 años que duró su dictadura, jamás tuvo dignidad. Este tirano que eliminó a cuanta resistencia encontró en su camino, que dirigió a Chile a su antojo, que traicionó a sus propios camaradas de armas, que expulsó a quien le dio la gana y que mandó matar a quien le molestara en el lugar del mundo en que se encontrara, no tuvo la decencia de admitir sus culpas. Este asesino en masa no sólo acabó con quienes estaban en su contra, sino que además estafó y le robó a todo Chile y en especial a aquellos que creyeron en él, que lo defendieron hasta la saciedad, que juntaron “un mendruguito con otro mendruguito” como decía su mujer en las campañas para juntar dinero para el país; esos mismos que dijeron que eran mentiras las muertes en el Nacional y que criaron a sus hijos dentro de una fortaleza, donde los que lloraban a sus muertos querían sólo plata y en que los desaparecidos en realidad estaban en Cuba, viviendo la gran vida. Una de esas personas que creyó a pie juntilla lo que Pinochet decía, fue mi madre. Ella dio todo lo que tuvo para que las cosas funcionaran en esos años, admiraba al “salvador de Chile” y lo defendió hasta el día de su muerte, hace 3 años.
Sin embargo, a pesar de la dolorosa muerte de mi vieja, debo admitir que agradezco a Dios que se haya muerto hace 3 años. Sí, porque una mujer de esfuerzo como ella, una mujer que logró todo con el sudor de su frente, que quiso lo mejor para su familia, no habría soportado saber que aquel héroe le había robado. Sí, el general de los ojitos azules, el que se veía tan hermoso en su traje blanco le robó a mi madre y a miles de otros Chilenos que lo apoyaron, que le dieron todo para que gobernara a sus anchas. Con las manos tan sucias de muerte y robos era obvio que usara guantes blancos...
Este vulgar ladrón que amasó una inmensa fortuna gracias a Chile, que mató a quien quiso y abandonó a los suyos, ha muerto el día de hoy gracias a un infarto. Y aunque el primer pensamiento que viene a mi mente es el de la liberación de un pueblo del lastre de un dictador como éste, lo secunda un sentimiento de desazón total. Claro, porque el viejo de mierda no fue juzgado nunca, no pagó por nada, no pidió perdón , se rió de nuestra justicia y de nuestro gobierno, abandonó hasta a su propia familia, los secuaces que hicieron las transacciones por él y a los que mataron en su nombre, como el Mamo Contreras. El viejo se rió de Chile hasta el día de su muerte. No le dio al gusto a este país de verlo pagar por algún crimen, aunque fuese por uno financiero. No. Como un gato salió bien parado de todas y cada una de las causas y se murió de un ataque, algo fulminante y hasta grato. En este momento hasta Hitler con su Lugger de 8 tiros en la mano y con los sesos destrozados me simpatiza más que Pinochet. Porque ni siquiera en esta semana, en que su muerte se acercaba a pasos agigantados, trató de aceptar sus culpas.
Pero lo que más me da rabia son los 2 mil o 3 mil pinochetistas que llegaron a las afueras del Hospital Militar a llorar por él y a pedir honores de estados para el dictador más cruel que la historia chilena haya registrado. Porque estos tipejos que gritan y agreden a la prensa a destajo, que lloran y rasgan vestiduras y que rezan por su general, su “padre de la patria” son los ciegos, sordos y mudos más grandes que hayamos visto. No podrán jamás aceptar que este maldito también les robó, les mintió y se rió en sus caras. No, los ultraderechistas y pinochetistas acérrimos morirán pregonando que Pinochet fue un salvador y que la historia será la que dictamine que era un grande, talvez el más grande de todos los hombres...
Y eso me hace pensar en los seguidores de Hitler y su cápsula de cianuro. Talvez habría que repartir algunas afuera del Hospital Militar.
miércoles, noviembre 29, 2006
Pamela
Esta semana la prensa informó con horror sobre el caso de una joven iquiqueña de 13 años, reina de su curso, que se suicidó por las continuas amenazas y burlas de sus compañeras de clase. Una joven con capacidad, buen rendimiento, buena relación familiar, padres apoyadores, cercanía con sus profesores y amor por su escuela. Fue este sentimiento de apego a su colegio y sus profesores los que hicieron que Pamela se negara a abandonar el curso y definitivamente dejar todo atrás. Tal vez hubiese sido más fácil, pero ella quiso quedarse porque tenía el derecho de estar ahí, porque ella era libre de estudiar donde quisiera y con quien quisiera, de incluso elegir el aceptar las burlas de sus compañeras. Pamela lo intentó, pero ellas pudieron más, la presionaron tanto en clase como fuera de ella, a través de internet y sus fotologs. Esos mismos fotologs se llenaron de insultos durante esta tortura sistemática e incluso continuaron después de su muerte, cuando ya nada tenía sentido. Los especialistas levantaron sus dedos acusadores a “la nueva amenaza escolar” y “el matonaje actual” que jamás se había visto de esta forma...
Bueno, no sé si estos especialistas ya lo olvidaron, pero el colegio puede ser la etapa más funesta de la vida de una persona. Claro, porque para quien no nació bello o atlético o extremadamente simpático o irreverente, la enseñanza escolar es una tortura física y psicológica que para algunos es imposible de sobrellevar.
Y es extraño. Esta noticia, sus implicancias, las reacciones de la prensa, todo ocurre ahora, justo cuando mis antiguos compañeros de colegio decidieron hacer una junta para todo el curso luego de 12 años. Aunque con algunos me he visto en los últimos 2 años, debo decir que durante 10 años no me interesó en lo más mínimo volver a ver a semejante fauna. Claro, es que las heridas quedan rondando mucho tiempo. Tal vez el tiempo me hizo perdonar lo que en un momento creí imposible. Las burlas, los golpes, las bromas malintencionadas y por sobretodo la humillación constante a la que fui objeto como tantos otros en los miles de colegios alrededor del mundo. Claro que si no fuera por eso, talvez jamás me habría reinventado como lo hice, dejando atrás mis tapujos, importándome un rábano lo que la gente creyera de mí, haciendo lo que quería.
Sí, el colegio fue una etapa negra donde lo pasé muy mal. Pero en los dos últimos años de media me envalentoné e hice lo que el ambiente decía que era lo correcto para la masa. Y así, siendo parte de la masa, dejé al niño débil y asustadizo atrás, guardado en un espacio muy escondido de mi alma.
Ahora, 12 años después, cuando el polvo ha cubierto todos los textos con los que estudié, cuando las fotos ya no parecen tan propias, cuando los recuerdos se nublan en un amasijo de improbabilidades, me encuentro con estos viejos compañeros. Una reunión necesaria, una etapa que cerrar. Algo que Pamela jamás podrá hacer, porque no tuvo la fuerza para enfrentar sus miedos; porque no pudo con el peso de la vergüenza; porque se ahogó en su propia soledad.
Bueno, no sé si estos especialistas ya lo olvidaron, pero el colegio puede ser la etapa más funesta de la vida de una persona. Claro, porque para quien no nació bello o atlético o extremadamente simpático o irreverente, la enseñanza escolar es una tortura física y psicológica que para algunos es imposible de sobrellevar.
Y es extraño. Esta noticia, sus implicancias, las reacciones de la prensa, todo ocurre ahora, justo cuando mis antiguos compañeros de colegio decidieron hacer una junta para todo el curso luego de 12 años. Aunque con algunos me he visto en los últimos 2 años, debo decir que durante 10 años no me interesó en lo más mínimo volver a ver a semejante fauna. Claro, es que las heridas quedan rondando mucho tiempo. Tal vez el tiempo me hizo perdonar lo que en un momento creí imposible. Las burlas, los golpes, las bromas malintencionadas y por sobretodo la humillación constante a la que fui objeto como tantos otros en los miles de colegios alrededor del mundo. Claro que si no fuera por eso, talvez jamás me habría reinventado como lo hice, dejando atrás mis tapujos, importándome un rábano lo que la gente creyera de mí, haciendo lo que quería.
Sí, el colegio fue una etapa negra donde lo pasé muy mal. Pero en los dos últimos años de media me envalentoné e hice lo que el ambiente decía que era lo correcto para la masa. Y así, siendo parte de la masa, dejé al niño débil y asustadizo atrás, guardado en un espacio muy escondido de mi alma.
Ahora, 12 años después, cuando el polvo ha cubierto todos los textos con los que estudié, cuando las fotos ya no parecen tan propias, cuando los recuerdos se nublan en un amasijo de improbabilidades, me encuentro con estos viejos compañeros. Una reunión necesaria, una etapa que cerrar. Algo que Pamela jamás podrá hacer, porque no tuvo la fuerza para enfrentar sus miedos; porque no pudo con el peso de la vergüenza; porque se ahogó en su propia soledad.
martes, octubre 24, 2006
Ídolos ausentes
Basta encender la radio y buscar entre las frecuencias “megahertciadas” las distintas emisoras radiales y darse cuenta de un fenómeno que, aunque cíclico, es tremendamente nefasto: estamos faltos de ídolos. Sí, y no es que piense que en el mundo no hay grandes músicos o que la industria no ha golpeado lo suficiente ya con tantas promos de músicos de distinto tipo. Es que el fenómeno viene desde hace algún tiempo y es preocupante: los grupos actuales no tienen onda. Podrán decir que es el comentario de un tipo que está a punto de entrar a la adultez y, por ser éste mi caso, la opinión está sesgada por la experiencia y la distancia con los nuevos seguidores de la música joven. Pero bueno, creo que esta misma situación me permite mirar la música de hoy con ojos no tan añejos y alejados como los de los principales críticos musicales.
Los grupos actuales, salvo contadas excepciones como Franz Ferdinand, Placebo y algunos especimenes rockeros extraños, tienen la manía de copiarse a sí mismos y a un solo referente musical: el limitado, pero enérgico, punk. Y es por eso que ha caído una ola de grupos que imitan a Green Day y a Los Ramones sin arrugar la nariz siquiera, donde Blink 182 es el rey y donde no hay ninguna diferencia entre uno y otro, tanto que es posible afirmar que la mayoría de ellos es grupo de un solo tema. (No hago críticas a estilos musicales tropicales ni reggaetón porque no me interesan).
Y es en este ambiente en el que me bajo del dial y me pongo a mirar desde afuera. Y veo la falta que hace un Kurt Cobain o un Freddy Mercury, qué decir de un Jim Morrison o una Janis Joplin. Porque ahora no existe eso que hasta hace 10 años era una tradición musical: en cada década había al menos un par de grupos que marcaban tendencia, un par que eran los monstruos del rock. Claro, porque los `60 tuvieron a los Beatles, los Stones, los Doors, The Who, Jimmy Hendrix, Creedence y una galería completa de hippies revolucionarios; los 70’s a Led Zeppelin, Pink Floyd, Queen, Sex Pistols, Los Ramones, AC-DC, Kiss y tantos otros con trajes estrafalarios a los Bowie; los 80’s tuvieron a Mötley Cure, Guns N’ Roses, Poison, Warrant, Bon Jovi, Satriani, Metallica, Skid Row y toda la gama de pelos enmarañados que gritaban desgarrados por un rock de chicas en cuero y motocicletas; y los 90’s tuvieron el resurgimiento del rock con el grunge, con Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains, Stone Temple Pilot, Blind Melon, los últimos rasguños de los Guns, Colective Soul, Silverchair, Soundgarden y Rage Against the Machine, por solo nombrar unos pocos que tomaron el rock en sus manos y lo reinventaron una vez más para sacar lo mejor que tiene, su fuerza.
Y es esta fuerza la que extraño en cada nota que escucho en la nueva escena de la música mundial, esa misma que tiene endiosados a tantos pendejos que sólo tienen la pose de malos y que ha escondido en las sombras a los monstruos que hicieron del rock una forma de vida. Por eso vuelvo a escuchar en la penumbra “Who’s Next”, esperando que el ciclo del rock vuelva a brillar como antes.
Los grupos actuales, salvo contadas excepciones como Franz Ferdinand, Placebo y algunos especimenes rockeros extraños, tienen la manía de copiarse a sí mismos y a un solo referente musical: el limitado, pero enérgico, punk. Y es por eso que ha caído una ola de grupos que imitan a Green Day y a Los Ramones sin arrugar la nariz siquiera, donde Blink 182 es el rey y donde no hay ninguna diferencia entre uno y otro, tanto que es posible afirmar que la mayoría de ellos es grupo de un solo tema. (No hago críticas a estilos musicales tropicales ni reggaetón porque no me interesan).
Y es en este ambiente en el que me bajo del dial y me pongo a mirar desde afuera. Y veo la falta que hace un Kurt Cobain o un Freddy Mercury, qué decir de un Jim Morrison o una Janis Joplin. Porque ahora no existe eso que hasta hace 10 años era una tradición musical: en cada década había al menos un par de grupos que marcaban tendencia, un par que eran los monstruos del rock. Claro, porque los `60 tuvieron a los Beatles, los Stones, los Doors, The Who, Jimmy Hendrix, Creedence y una galería completa de hippies revolucionarios; los 70’s a Led Zeppelin, Pink Floyd, Queen, Sex Pistols, Los Ramones, AC-DC, Kiss y tantos otros con trajes estrafalarios a los Bowie; los 80’s tuvieron a Mötley Cure, Guns N’ Roses, Poison, Warrant, Bon Jovi, Satriani, Metallica, Skid Row y toda la gama de pelos enmarañados que gritaban desgarrados por un rock de chicas en cuero y motocicletas; y los 90’s tuvieron el resurgimiento del rock con el grunge, con Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains, Stone Temple Pilot, Blind Melon, los últimos rasguños de los Guns, Colective Soul, Silverchair, Soundgarden y Rage Against the Machine, por solo nombrar unos pocos que tomaron el rock en sus manos y lo reinventaron una vez más para sacar lo mejor que tiene, su fuerza.
Y es esta fuerza la que extraño en cada nota que escucho en la nueva escena de la música mundial, esa misma que tiene endiosados a tantos pendejos que sólo tienen la pose de malos y que ha escondido en las sombras a los monstruos que hicieron del rock una forma de vida. Por eso vuelvo a escuchar en la penumbra “Who’s Next”, esperando que el ciclo del rock vuelva a brillar como antes.
miércoles, octubre 04, 2006
La vuelta a casa
Es duro tomar decisiones difíciles en la vida. Es tan duro que mucha gente no las toma y viven desdichados por nunca arriesgarse. Así es como la gente tiene trabajos horribles y no se cambia; viven matrimonios desgarrados de rabia y angustia y siguen aparentando con los amigos; callan los abusos y perdonan de la boca para afuera.
Ante todos estos aspectos de la vida apretada y dura en que muchos prefieren sufrir a cambiar, los niños nos dan el ejemplo. Claro porque en estos días ya van 3 de ellos que se van de sus casas sin decir nada o dejando una nota de agradecimiento y un hasta nunca. Y es que como van las cosas, a veces es mejor dar el paso a un costado. Y eso es lo que hacen los niños ahora. Saben que la vida es apresurada, que los padres nunca están y que la vida siempre será más dura de lo que la pintan. Por eso, en forma madura y otras veces en forma irresponsable, deciden lanzarse de una vez a la vida. Es algo así como “pa’ qué esperar tanto, si igual la voy a pasar mal”. Y es que con lo que ven en la sociedad no es muy difícil ponerse así.
Cuando nosotros éramos chicos la gente pensaba más en política idealista que en las realidades duras. Así todos vimos como la ideología se abrió paso ante el poder fáctico y comenzó un arduo camino, lleno de baches. Era tanto el miedo al fracaso, que esto se tradujo en la juventud que comenzaba, la cual desechó el matrimonio de plano, las carreras y trabajos esperaron y la salida de la casa de los padres fue el proceso más largo de todos. Claro, es difícil querer salir a la vida solo cuando te han cuidado siempre y la vida se viene encima con tantas responsabilidades que no puedes llegar a contar.
En cambio, para esta generación, la cosa es distinta. El mundo gira, las familias se separan, los padres trabajan siempre y por sobretodo los han bombardeado con el tema de que la vida se vive demasiado rápido. Y como la vida es rápida y al fin y al cabo los padres no están, es hora de buscar nuevos horizontes y otras personas con las que sentirse a gusto y con quienes compartir.
Y vemos en la televisión como los matinales lloran por los niños, llaman a radios regionales, buscan la exclusiva en casa de la familia afectada y se dan todo el crédito cuando el niño es encontrado... y luego vienen los 3 días de repaso de la noticia, las notas “humanas” el relato del vecino de l cuadra del lado que vio como el niño se subió a una micro “pero jamás creí que se fuera de la casa”, etc, etc, etc... Y la familia recibe al niño frente a las cámaras, perdonan todo, la opinión pública juzga el ambiente familiar y da consejos, asusta con la posibilidad de que el próximo que escape sea tu hijo y finalmente aparece la familia diciendo que desde ahora tomarán mas en cuenta al niño y que no lo van a retar.
Me pongo a pensar y me imagino la sacada de chucha que me habrían dado en mi casa si me hubiera ido así... Bueno son otros tiempos.
Ante todos estos aspectos de la vida apretada y dura en que muchos prefieren sufrir a cambiar, los niños nos dan el ejemplo. Claro porque en estos días ya van 3 de ellos que se van de sus casas sin decir nada o dejando una nota de agradecimiento y un hasta nunca. Y es que como van las cosas, a veces es mejor dar el paso a un costado. Y eso es lo que hacen los niños ahora. Saben que la vida es apresurada, que los padres nunca están y que la vida siempre será más dura de lo que la pintan. Por eso, en forma madura y otras veces en forma irresponsable, deciden lanzarse de una vez a la vida. Es algo así como “pa’ qué esperar tanto, si igual la voy a pasar mal”. Y es que con lo que ven en la sociedad no es muy difícil ponerse así.
Cuando nosotros éramos chicos la gente pensaba más en política idealista que en las realidades duras. Así todos vimos como la ideología se abrió paso ante el poder fáctico y comenzó un arduo camino, lleno de baches. Era tanto el miedo al fracaso, que esto se tradujo en la juventud que comenzaba, la cual desechó el matrimonio de plano, las carreras y trabajos esperaron y la salida de la casa de los padres fue el proceso más largo de todos. Claro, es difícil querer salir a la vida solo cuando te han cuidado siempre y la vida se viene encima con tantas responsabilidades que no puedes llegar a contar.
En cambio, para esta generación, la cosa es distinta. El mundo gira, las familias se separan, los padres trabajan siempre y por sobretodo los han bombardeado con el tema de que la vida se vive demasiado rápido. Y como la vida es rápida y al fin y al cabo los padres no están, es hora de buscar nuevos horizontes y otras personas con las que sentirse a gusto y con quienes compartir.
Y vemos en la televisión como los matinales lloran por los niños, llaman a radios regionales, buscan la exclusiva en casa de la familia afectada y se dan todo el crédito cuando el niño es encontrado... y luego vienen los 3 días de repaso de la noticia, las notas “humanas” el relato del vecino de l cuadra del lado que vio como el niño se subió a una micro “pero jamás creí que se fuera de la casa”, etc, etc, etc... Y la familia recibe al niño frente a las cámaras, perdonan todo, la opinión pública juzga el ambiente familiar y da consejos, asusta con la posibilidad de que el próximo que escape sea tu hijo y finalmente aparece la familia diciendo que desde ahora tomarán mas en cuenta al niño y que no lo van a retar.
Me pongo a pensar y me imagino la sacada de chucha que me habrían dado en mi casa si me hubiera ido así... Bueno son otros tiempos.
jueves, agosto 31, 2006
La reconstrucción del Sueño Americano
Sabido es que EEUU es una superpotencia. Como tal, ha acabado con casi todos sus enemigos declarados, excepto por los pequeños grupos subversivos y terroristas que siempre le han dado grandes dolores de cabeza. A pesar de todo, EEUU, luego de cada guerra, tiene la capacidad y el rigor de reinventarse, de resurgir y volver a gobernar el mundo cual Pinky y Cerebro (más del primero que del segundo, claro).
Esta capacidad de ave Fénix que tienen los gringos, admirable por cierto, tiene sus bemoles. Sí, porque hasta hace muy poco descubrimos que para USA no es prioritario todo su ancho territorio. No. Porque cuando fue Pearl Harbor declararon una guerra y cuando fue el 11/9 se paralizó el mundo y todo el país apoyó a una de las ciudades con más recursos del mundo. Pero cuando pasó el huracán Katrina por Nueva Orleáns no pasó lo mismo.
Nueva Orleáns es la cuna de la música negra norteamericana, la clave en el surgimiento de estilos como el jazz, el blues y el soul. Ha sido durante mucho tiempo el referente para la vida bohemia y un lugar de culto para fanáticos. Es un lugar que huele a recuerdos y tiempos mejores, en que la población desde hace años está sumergida en una pobreza alarmante, en que la drogadicción es el cáncer que consume por igual a toda la juventud de la ciudad y donde, al igual que en África, la única aspiración que tienen las adolescentes es quedar embarazadas para así demostrar que tienen buena salud... un lugar donde los blancos de bajos recursos prefieren endeudarse toda la vida pagando escuelas privadas para que sus hijos no se mezclen con la inmensa masa afroamericana.
Sí, EEUU se olvidó de este sitio. Porque no es el mejor lugar para visitar, no es la cuidad de los rascacielos, sus logros han pasado desapercibidos a los gobiernos y realmente a nadie le importa mucho. Así que cuando Katrina arrasó con la ciudad, el gobierno bushoniano decidió esperar a ver que pasaba, como si la lluvia y el viento se pudiesen llevar el agua que dejaba todo anegado, casa y barrios completos destruidos y a una población sumida ya no sólo en la pobreza, sino también en la desesperación. Y la ayuda llegó después de 3 días, los mismos en que muchos murieron sin auxilio, en que perdieron todo, en el que quedaron desamparados y sin ninguna esperanza de recuperación. Tal como si fueran parte de un país tercermundista.
Pero esta semana se hizo un gesto que resalta la calidad del gobierno norteamericano y sobretodo su misión de mantener el sueño americano inalterable. Con mucho esfuerzo, se donó la suma de 185 millones de dólares para la reconstrucción del Superdomo, el inmenso estadio de fútbol americano que fue azotado por Katrina, pero que resistió lo suficiente como para albergar miles de personas luego de su destructivo paso. Así, con este generoso aporte, el pueblo de Nueva Orleáns podrá volver a ver sus partidos tan esperados. Claro que sería bueno que al menos tuviesen dinero para comprar las entradas, porque todos siguen igual o más pobres que antes de Katrina. Y es más: 70.000 personas siguen viviendo en casas rodantes a 1 año del desastre, sin poder construir sus casas, alcanzar un poco de estabilidad, tener de vuelta algo de su vida. Pero la ayuda para esas personas no es lo prioritario, como tampoco el arreglar los hospitales: de los 23 que habían antes de Katrina, hoy sólo funcionan 3.
Así es EEUU. Así es Bush. Así es el país más poderoso y libre del mundo. Porque no importa quien eres, que hagas o que buscas en la vida, lo más importante es mantener con vida, incluso a costa de la tuya, el hermoso y falso Sueño Americano.
Esta capacidad de ave Fénix que tienen los gringos, admirable por cierto, tiene sus bemoles. Sí, porque hasta hace muy poco descubrimos que para USA no es prioritario todo su ancho territorio. No. Porque cuando fue Pearl Harbor declararon una guerra y cuando fue el 11/9 se paralizó el mundo y todo el país apoyó a una de las ciudades con más recursos del mundo. Pero cuando pasó el huracán Katrina por Nueva Orleáns no pasó lo mismo.
Nueva Orleáns es la cuna de la música negra norteamericana, la clave en el surgimiento de estilos como el jazz, el blues y el soul. Ha sido durante mucho tiempo el referente para la vida bohemia y un lugar de culto para fanáticos. Es un lugar que huele a recuerdos y tiempos mejores, en que la población desde hace años está sumergida en una pobreza alarmante, en que la drogadicción es el cáncer que consume por igual a toda la juventud de la ciudad y donde, al igual que en África, la única aspiración que tienen las adolescentes es quedar embarazadas para así demostrar que tienen buena salud... un lugar donde los blancos de bajos recursos prefieren endeudarse toda la vida pagando escuelas privadas para que sus hijos no se mezclen con la inmensa masa afroamericana.
Sí, EEUU se olvidó de este sitio. Porque no es el mejor lugar para visitar, no es la cuidad de los rascacielos, sus logros han pasado desapercibidos a los gobiernos y realmente a nadie le importa mucho. Así que cuando Katrina arrasó con la ciudad, el gobierno bushoniano decidió esperar a ver que pasaba, como si la lluvia y el viento se pudiesen llevar el agua que dejaba todo anegado, casa y barrios completos destruidos y a una población sumida ya no sólo en la pobreza, sino también en la desesperación. Y la ayuda llegó después de 3 días, los mismos en que muchos murieron sin auxilio, en que perdieron todo, en el que quedaron desamparados y sin ninguna esperanza de recuperación. Tal como si fueran parte de un país tercermundista.
Pero esta semana se hizo un gesto que resalta la calidad del gobierno norteamericano y sobretodo su misión de mantener el sueño americano inalterable. Con mucho esfuerzo, se donó la suma de 185 millones de dólares para la reconstrucción del Superdomo, el inmenso estadio de fútbol americano que fue azotado por Katrina, pero que resistió lo suficiente como para albergar miles de personas luego de su destructivo paso. Así, con este generoso aporte, el pueblo de Nueva Orleáns podrá volver a ver sus partidos tan esperados. Claro que sería bueno que al menos tuviesen dinero para comprar las entradas, porque todos siguen igual o más pobres que antes de Katrina. Y es más: 70.000 personas siguen viviendo en casas rodantes a 1 año del desastre, sin poder construir sus casas, alcanzar un poco de estabilidad, tener de vuelta algo de su vida. Pero la ayuda para esas personas no es lo prioritario, como tampoco el arreglar los hospitales: de los 23 que habían antes de Katrina, hoy sólo funcionan 3.
Así es EEUU. Así es Bush. Así es el país más poderoso y libre del mundo. Porque no importa quien eres, que hagas o que buscas en la vida, lo más importante es mantener con vida, incluso a costa de la tuya, el hermoso y falso Sueño Americano.
viernes, agosto 11, 2006
El conflicto que a nadie le importa
De todos los conflictos que suceden diariamente en el mundo, el conflicto Israelí es, sin lugar a dudas, el que menos se entiende, el que tiene más aristas y por sobretodo el que todos los canales muestran. Y es que es obvio que el mundo entero está con los ojos puestos en Israel, ese “pedacito de occidente” que pulula en medio del incomprendido mundo árabe, con sus mujeres tapadas, sus hombres sacados del año cero y sus tierras tan secas, pero tan, tan ricas en petróleo.
Desde que los romanos disolvieron a Israel (una piedra que molestó demasiado tiempo en las sandalias de los emperadores) y los esparcieron por Europa, todos los países árabes se sintieron liberados y con el derecho de reclamar esa tierra que Moisés entregó sin más a los israelitas. Así los palestinos tuvieron su lugar, los sirios y los otomanos también sacaron su tajada y todos estaban felices. Pero cuando los aliados salvaron a Europa de la amenaza nazi y se encontraron con millones de judíos muertos, otros tantos golpeados, flagelados, esqueléticos y mutilados, se dieron cuenta que no debían estar ahí. Así que los sacaron y los mandaron de vuelta al lugar de donde vinieron. El problema es que después de 1500 años la gente que se quedó en esa tierra (los palestinos y sus amigos) no quería moverse. Y es comprensible, porque nadie les preguntó si querían regalar su tierra. Así se generó el conflicto que de tanto en tanto llama la atención de occidente. Claro, porque aunque no es querido por sus vecinos, Israel es un aliado estratégico, la muralla que occidente necesita para la temida amenaza fundamentalista de los musulmanes y sus atentados...
El problema es que nadie se preocupó de decirles a los israelíes que no todo estaba permitido. Se dieron maña para atacar a todos sus vecinos, expropiar todo lo que quisieron y además generar conflictos que no eran necesarios del todo. Y como Bush y compañía no dejan de quejarse por la probabilidad de un atentado, los israelitas se subieron al bote y atacaron a los que menos problemas dan: los libaneses. Si, es verdad que en El Líbano se encuentra una célula de terrorismo muy compleja y que tiene acceso a armamento a gran escala, pero ¿no era posible hacer una acción conjunta entre el gobierno de El Líbano y el de Israel para destruir la amenaza desde adentro?. No. Debía hacerse a la usanza gringa: destruyendo y atacando todo, sin importar si son inocentes o no, dando reportes falsos a la prensa y generando tensión con todos sus vecinos.
Pero cabe preguntar ¿es todo lo que pasará? ¿seguirá sin control Israel? No. Porque la paciencia tiene un límite y si alguien tiene el límite muy bajito es el pueblo árabe. Nunca es bueno golpear al débil de un grupo, porque siempre vendrá el resto de sus amigos a darte una paliza bien merecida, por abusivo. Y eso es el temor que deberían tener los israelitas: no el temor a las guerrillas o grupos subversivos, sino a todos los gobiernos que lo circundan. Sí, porque el niño flacucho y de lentes de El Líbano tiene unos hermanos mayores... e Irán es un poquito cabeza caliente. Y la paliza se viene. Yo que Israel me preocuparía de comenzar a juntar plata para que no me pegue el matón del medio oriente.
Desde que los romanos disolvieron a Israel (una piedra que molestó demasiado tiempo en las sandalias de los emperadores) y los esparcieron por Europa, todos los países árabes se sintieron liberados y con el derecho de reclamar esa tierra que Moisés entregó sin más a los israelitas. Así los palestinos tuvieron su lugar, los sirios y los otomanos también sacaron su tajada y todos estaban felices. Pero cuando los aliados salvaron a Europa de la amenaza nazi y se encontraron con millones de judíos muertos, otros tantos golpeados, flagelados, esqueléticos y mutilados, se dieron cuenta que no debían estar ahí. Así que los sacaron y los mandaron de vuelta al lugar de donde vinieron. El problema es que después de 1500 años la gente que se quedó en esa tierra (los palestinos y sus amigos) no quería moverse. Y es comprensible, porque nadie les preguntó si querían regalar su tierra. Así se generó el conflicto que de tanto en tanto llama la atención de occidente. Claro, porque aunque no es querido por sus vecinos, Israel es un aliado estratégico, la muralla que occidente necesita para la temida amenaza fundamentalista de los musulmanes y sus atentados...
El problema es que nadie se preocupó de decirles a los israelíes que no todo estaba permitido. Se dieron maña para atacar a todos sus vecinos, expropiar todo lo que quisieron y además generar conflictos que no eran necesarios del todo. Y como Bush y compañía no dejan de quejarse por la probabilidad de un atentado, los israelitas se subieron al bote y atacaron a los que menos problemas dan: los libaneses. Si, es verdad que en El Líbano se encuentra una célula de terrorismo muy compleja y que tiene acceso a armamento a gran escala, pero ¿no era posible hacer una acción conjunta entre el gobierno de El Líbano y el de Israel para destruir la amenaza desde adentro?. No. Debía hacerse a la usanza gringa: destruyendo y atacando todo, sin importar si son inocentes o no, dando reportes falsos a la prensa y generando tensión con todos sus vecinos.
Pero cabe preguntar ¿es todo lo que pasará? ¿seguirá sin control Israel? No. Porque la paciencia tiene un límite y si alguien tiene el límite muy bajito es el pueblo árabe. Nunca es bueno golpear al débil de un grupo, porque siempre vendrá el resto de sus amigos a darte una paliza bien merecida, por abusivo. Y eso es el temor que deberían tener los israelitas: no el temor a las guerrillas o grupos subversivos, sino a todos los gobiernos que lo circundan. Sí, porque el niño flacucho y de lentes de El Líbano tiene unos hermanos mayores... e Irán es un poquito cabeza caliente. Y la paliza se viene. Yo que Israel me preocuparía de comenzar a juntar plata para que no me pegue el matón del medio oriente.
miércoles, julio 12, 2006
De cómo David le ganó a Goliat
En los primeros tiempos de la población de Palestina, cuando los reyes israelitas lograban tener por fin una nación unida por un objetivo común y en su “tierra prometida”, muchos pueblos aledaños comenzaron a atacarles, ya sea por interés en su tierra, por necesidad de esclavos o simplemente porque eran enemigos. De todas estas luchas, guerras de las cuales en su mayoría salieron victoriosos sólo con el favor de Dios, hubo una que todo el mundo recuerda: David contra Goliat. Cuando los filisteos asolaban las planicies de Israel y ya nadie les hacía frente por miedo a su gigante luchador “Goliat”, apareció un pequeño y flacucho jovencito de nombre David, que decidió enfrentarlo. Armado sólo con su honda, en un arranque de inteligencia absoluta, le dio una pedrada en medio de la frente y lo mató. Suficiente para ganar la batalla, porque todo el resto se envalentonó. Incluso terminaron nombrándolo rey.
Bueno, el recuerdo de esta historia lo hago porque desde hace unos días me siento un David moderno. Sucede que en 1997 mi madre tomó un crédito para que yo pudiese estudiar en el Duoc a través de la Financiera Condell, el cual tenía un seguro de desgravamen como todos los créditos que en ese tiempo se tomaban. Pasaron los años y Condell fue comprado por CorpBanca y pasó a llamarse “BanCondell”, un nombre realmente original. El punto es que durante años mi madre pagó los intereses que esta deuda conlleva (hasta el día de su muerte), con lo que completó un pago de $6.500.000 en intereses hasta diciembre de 2003, fecha del último pago.
La deuda de 4 millones todavía estaba sin pagar al momento de su fallecimiento. Por lo tanto decidí de buena fe ir a BanCondell a arreglar el asunto. Con contrato en mano pedí que se hiciera efectivo el seguro de desgravamen. Para mi sorpresa no existía tal seguro porque ellos no lo habían renovado en forma automática desde que un idiota del congreso propuso el año 2000 una ley para sacar los seguros obligatorios de los créditos, para así ahorrarse algunos pesos en el pago mensual. Entonces, sin más, dejó a medio Chile desprotegido en caso de muerte del deudor. Como ésta era mi situación, inmediatamente me acercaron los papeles para que firmase el pago de las cuotas de la deuda, arguyendo la frase de “¡uf! Si tenemos miles de casos como éste...”
Por consejo de mi mujer, no firmé. En cambio fuimos al Sernac y relatamos lo acontecido. Se hicieron parte de mi queja y entablaron una demanda civil en el Juzgado de Policía Local de Providencia. Yo también demandé, con la esperanza de no tener que pagar la deuda, ya que incluso con toda la intención de pagarla, sólo me dejaban cubrir los intereses por mi bajo sueldo.
Finalmente llegó el fallo, el cual fue negativo y me obligaba incluso a pagar el abogado de BanCondell. Sin esperanzas, llamé al Sernac y les dije que agradecía la ayuda, pero que debía pagar. El abogado me retó y me dijo que no podía dejar que se salieran con la suya y que el Sernac iba a apelar. Entonces me decidí y apelé yo también, esta vez con una abogada amiga.
El tiempo pasó y finalmente, luego del juicio, los alegatos y un cuanto hay, la Corte de Apelaciones me dio la razón y BanCondell tuvo que eliminar para siempre mi deuda. ¡Incluso tuvo que pagar mi abogada! Lo raro es que Sernac jamás apeló el fallo...
Así que esto les digo: no importa quien sea, que contactos tenga, siempre luchen por sus derechos. Porque, así como yo, el mundo está llenos de Davides lanzando una pequeña piedra a la frente del gigante.
Bueno, el recuerdo de esta historia lo hago porque desde hace unos días me siento un David moderno. Sucede que en 1997 mi madre tomó un crédito para que yo pudiese estudiar en el Duoc a través de la Financiera Condell, el cual tenía un seguro de desgravamen como todos los créditos que en ese tiempo se tomaban. Pasaron los años y Condell fue comprado por CorpBanca y pasó a llamarse “BanCondell”, un nombre realmente original. El punto es que durante años mi madre pagó los intereses que esta deuda conlleva (hasta el día de su muerte), con lo que completó un pago de $6.500.000 en intereses hasta diciembre de 2003, fecha del último pago.
La deuda de 4 millones todavía estaba sin pagar al momento de su fallecimiento. Por lo tanto decidí de buena fe ir a BanCondell a arreglar el asunto. Con contrato en mano pedí que se hiciera efectivo el seguro de desgravamen. Para mi sorpresa no existía tal seguro porque ellos no lo habían renovado en forma automática desde que un idiota del congreso propuso el año 2000 una ley para sacar los seguros obligatorios de los créditos, para así ahorrarse algunos pesos en el pago mensual. Entonces, sin más, dejó a medio Chile desprotegido en caso de muerte del deudor. Como ésta era mi situación, inmediatamente me acercaron los papeles para que firmase el pago de las cuotas de la deuda, arguyendo la frase de “¡uf! Si tenemos miles de casos como éste...”
Por consejo de mi mujer, no firmé. En cambio fuimos al Sernac y relatamos lo acontecido. Se hicieron parte de mi queja y entablaron una demanda civil en el Juzgado de Policía Local de Providencia. Yo también demandé, con la esperanza de no tener que pagar la deuda, ya que incluso con toda la intención de pagarla, sólo me dejaban cubrir los intereses por mi bajo sueldo.
Finalmente llegó el fallo, el cual fue negativo y me obligaba incluso a pagar el abogado de BanCondell. Sin esperanzas, llamé al Sernac y les dije que agradecía la ayuda, pero que debía pagar. El abogado me retó y me dijo que no podía dejar que se salieran con la suya y que el Sernac iba a apelar. Entonces me decidí y apelé yo también, esta vez con una abogada amiga.
El tiempo pasó y finalmente, luego del juicio, los alegatos y un cuanto hay, la Corte de Apelaciones me dio la razón y BanCondell tuvo que eliminar para siempre mi deuda. ¡Incluso tuvo que pagar mi abogada! Lo raro es que Sernac jamás apeló el fallo...
Así que esto les digo: no importa quien sea, que contactos tenga, siempre luchen por sus derechos. Porque, así como yo, el mundo está llenos de Davides lanzando una pequeña piedra a la frente del gigante.
domingo, junio 18, 2006
Cuando el alcohol arranca la moto
Cuando el hombre inventó la máquina, la hizo basada en la mecánica, en movimientos secuenciales que dieran como resultado un proceso o un empuje. Así tuvimos la primera imprenta, la máquina a vapor (y todas las locomotoras del siglo XIX), los aparatos electrónicos y por supuesto las armas y bombas. Como dijo una vez Mafalda, sorprende lo mucho que ha avanzado la técnica de nuestro armamento, pero deprime lo poco que han cambiado las intenciones...
De todos estos avances mecánicos, el automóvil fue uno de esos que revolucionó completamente el transporte. Claro, porque ya el transporte por medio de animales quedaba relegado a sectores rurales y porque el peso, la cantidad o el volumen no serían más un problema: mientras el motor tuviese la resistencia necesaria todo estaría bien.
Ese motor de auto o camión, esa obra de ingeniería que Henry Ford basó en el petróleo y con lo cual ganó fuerza, velocidad y rendimiento. Claro que el espectacular Henry no especuló nunca en que el motor de combustión interna sería uno de los agentes contaminantes más grandes en la historia de la humanidad, y que el petróleo, en todas y cada una de sus formas, se convertiría en la mancha que ensuciaría el ecosistema...
Cuando sus sucesores y los de todos los que se hicieron ricos con el invento del automóvil y la explotación del petróleo vieron que la contaminación se convertía en un problema, decidieron callar. Es más, muchos de los grandes adelantos tecnológicos han sufrido retrasos para llegar a las masas por la influencia de estos dueños del mundo. Claro, porque para ellos, mientras ganen dinero, nada más importa y aunque sus hijos tengan que pagar las consecuencias, ese será problema de ellos. Así, modificaciones energéticas como los autos a gas (menos contaminante), el auto solar o el eléctrico (ambos no contaminan) han sido cargados con precios altísimos y el desarrollo de sus tecnologías ha sido retrasado una y otra vez. De todas maneras, algunos aún sueñan en poder masificar las tecnologías limpias y así evitar que nuestro mundo se convierta en un basurero. Así también vi con gran ilusión el proyecto del auto a presión de aire. Sí, el aire es metido a presión en un tanque (por medio de esas bombas de aire de las bencineras) y con eso se puede andar una distancia de 200 kms a 100 k/h. Impresionante, ¿no?. Claro, pero un auto que anda con aire es obviamente un negocio muerto para nuestros amiguitos del petróleo, porque la gente ya no dependería del combustible y se plantarían más árboles para generar más aire, y... ¡puaj! ¡no hay ningún residuo orgánico incluido! ¿a eso llaman auto? Seguramente para ellos sería la ruina... por eso no salen al mercado.
Bueno, en esto de los combustibles, la gente reclama que el precio del petróleo y la bencina es mucho, que siempre dependemos del extranjero, etc. Paro el problema es que debemos cambiar el combustible. Así, los brasileños se independizaron del mundo al usar alcohol. Sí, la caña de azúcar es procesada para generar alcohol que es tan bueno como la gasolina, es más barato y contamina menos. La mayoría de los autos brasileños es fuelflex, con la tecnología para encender con bencina y luego anda con alcohol, más conocido como etanol.
Pero claro, en Chile la cosa es distinta. Aquí, para evitar los problemas del alza en los combustibles, se da un bono de 18 lucas que nos sirve de papel higiénico, porque no alcanza ni para limpiarse el culo. Entonces, el problema energético se queda, como siempre, en proyectos que jamás verán la luz., al igual que las tabacaleras siguen mandando el país con sus amigas las forestales y las mineras extranjeras que logran obtener los permisos para proyectos contrarios al medio ambiente al estilo Pascua-Lama.
Esperemos que a nuestro gobierno se le prenda la ampolleta de una vez y se decida por un cambio total. Sino, en pocos años, nos veremos con más deudas que ganancias por culpa del petróleo, sin contar con que el cobre no seguirá para siempre en el precio que hoy nos pagan.
De todos estos avances mecánicos, el automóvil fue uno de esos que revolucionó completamente el transporte. Claro, porque ya el transporte por medio de animales quedaba relegado a sectores rurales y porque el peso, la cantidad o el volumen no serían más un problema: mientras el motor tuviese la resistencia necesaria todo estaría bien.
Ese motor de auto o camión, esa obra de ingeniería que Henry Ford basó en el petróleo y con lo cual ganó fuerza, velocidad y rendimiento. Claro que el espectacular Henry no especuló nunca en que el motor de combustión interna sería uno de los agentes contaminantes más grandes en la historia de la humanidad, y que el petróleo, en todas y cada una de sus formas, se convertiría en la mancha que ensuciaría el ecosistema...
Cuando sus sucesores y los de todos los que se hicieron ricos con el invento del automóvil y la explotación del petróleo vieron que la contaminación se convertía en un problema, decidieron callar. Es más, muchos de los grandes adelantos tecnológicos han sufrido retrasos para llegar a las masas por la influencia de estos dueños del mundo. Claro, porque para ellos, mientras ganen dinero, nada más importa y aunque sus hijos tengan que pagar las consecuencias, ese será problema de ellos. Así, modificaciones energéticas como los autos a gas (menos contaminante), el auto solar o el eléctrico (ambos no contaminan) han sido cargados con precios altísimos y el desarrollo de sus tecnologías ha sido retrasado una y otra vez. De todas maneras, algunos aún sueñan en poder masificar las tecnologías limpias y así evitar que nuestro mundo se convierta en un basurero. Así también vi con gran ilusión el proyecto del auto a presión de aire. Sí, el aire es metido a presión en un tanque (por medio de esas bombas de aire de las bencineras) y con eso se puede andar una distancia de 200 kms a 100 k/h. Impresionante, ¿no?. Claro, pero un auto que anda con aire es obviamente un negocio muerto para nuestros amiguitos del petróleo, porque la gente ya no dependería del combustible y se plantarían más árboles para generar más aire, y... ¡puaj! ¡no hay ningún residuo orgánico incluido! ¿a eso llaman auto? Seguramente para ellos sería la ruina... por eso no salen al mercado.
Bueno, en esto de los combustibles, la gente reclama que el precio del petróleo y la bencina es mucho, que siempre dependemos del extranjero, etc. Paro el problema es que debemos cambiar el combustible. Así, los brasileños se independizaron del mundo al usar alcohol. Sí, la caña de azúcar es procesada para generar alcohol que es tan bueno como la gasolina, es más barato y contamina menos. La mayoría de los autos brasileños es fuelflex, con la tecnología para encender con bencina y luego anda con alcohol, más conocido como etanol.
Pero claro, en Chile la cosa es distinta. Aquí, para evitar los problemas del alza en los combustibles, se da un bono de 18 lucas que nos sirve de papel higiénico, porque no alcanza ni para limpiarse el culo. Entonces, el problema energético se queda, como siempre, en proyectos que jamás verán la luz., al igual que las tabacaleras siguen mandando el país con sus amigas las forestales y las mineras extranjeras que logran obtener los permisos para proyectos contrarios al medio ambiente al estilo Pascua-Lama.
Esperemos que a nuestro gobierno se le prenda la ampolleta de una vez y se decida por un cambio total. Sino, en pocos años, nos veremos con más deudas que ganancias por culpa del petróleo, sin contar con que el cobre no seguirá para siempre en el precio que hoy nos pagan.
domingo, junio 11, 2006
El mundo es una pelota
Los ciclos son algo sucesivo y constate en la historia de la humanidad y es la forma en que todo funciona en el universo. Basta decir que nuestro año es un ciclo, las estaciones y los días también lo son, hasta nuestras vidas, cortas y perecederas para la humanidad son un ciclo basado en etapas, responsabilidades y metas cumplidas.
Cada ciclo es para nosotros una necesidad, una forma de mantenernos vivos. Uno de estos ciclos, uno de los significativos en el área del entretenimiento y la competencia, es el Mundial. Un ciclo que se cumple cada 4 años, para el que todas las selecciones de fútbol del mundo se preparan y compiten, pero del que sólo 32 de ellas son protagonistas. Y es que, aunque muchos renegamos del gusto futbolero cada domingo (el campeonato nacional es una soberana lata), para todos los hombres por igual éste es el momento en que la testosterona fluye por nuestro cuerpo y nuestros ojos se convierten en receptores televisivos de todas y cada una de las transmisiones referentes a la cita cumbre del balompié mundial.
Y claro, es de esperar. Porque aunque no queramos, en este mes se es futbolero sí o sí. La televisión, los diarios, las radios, avisos publicitarios, comida, bebidas, tragos, discos, restoranes y hasta el sermón del cura tienen alusiones mundialeras. Sí, porque si no es l oferta del día del padre con la tele más grande del mundo en que a Ronaldo se le ven los pelos de la mollera como nunca antes, es el equipo de video para el auto, para que puedas ver aunque sea el partido en el taco hacia o desde el trabajo; o por qué no el televisor de 5’’ que cabe en la mano para ver el partido en la oficina; o la cerveza que regala poleras; o las apuestas en la oficina; o la juntación con amigos para ver el partido; o los programas de farándula que buscan al jugador más rico y al más feo; o la modelo, esposa de futbolista, que desfila para el mundial; o el sermón de los críticos de porqué Chile no fue al mundial por enésima vez.
Todos tenemos opiniones y favoritos, todos sabemos quienes están bien, quienes no, cuales no jugarán y hasta el color de camisetas en cada partido. Incluso hasta nos jactamos de las noticias absurdas del mundial, como que los budistas pueden ver el mundial sin gritar o que en el norte de África sólo pueden ver el partido vía satélite y que las casas se afirman entre ellas con las antenas que compraron para ver el mundial.
Y es que es el único momento en que todas nuestras rencillas internas, en que los caudillos partidistas y todas las divisiones que aquejan nuestra realidad nacional quedan a un lado. Es cosa de ver que hasta los secundarios dejaron el paro de lado para ver el mundial...
Bueno, eso es lo que hay que agradecer del fútbol: que a pesar de darnos dolores de cabezas todos los años con sus problemas y con las infaltables derrotas, siempre está esa esperanza de triunfo, esa gloria que, aunque no podamos soñar con ella este mundial, esperamos alcanzar en el próximo; porque de eso se trata, de competir y ganar, de lograr ser los Campeones del Mundo.
Cada ciclo es para nosotros una necesidad, una forma de mantenernos vivos. Uno de estos ciclos, uno de los significativos en el área del entretenimiento y la competencia, es el Mundial. Un ciclo que se cumple cada 4 años, para el que todas las selecciones de fútbol del mundo se preparan y compiten, pero del que sólo 32 de ellas son protagonistas. Y es que, aunque muchos renegamos del gusto futbolero cada domingo (el campeonato nacional es una soberana lata), para todos los hombres por igual éste es el momento en que la testosterona fluye por nuestro cuerpo y nuestros ojos se convierten en receptores televisivos de todas y cada una de las transmisiones referentes a la cita cumbre del balompié mundial.
Y claro, es de esperar. Porque aunque no queramos, en este mes se es futbolero sí o sí. La televisión, los diarios, las radios, avisos publicitarios, comida, bebidas, tragos, discos, restoranes y hasta el sermón del cura tienen alusiones mundialeras. Sí, porque si no es l oferta del día del padre con la tele más grande del mundo en que a Ronaldo se le ven los pelos de la mollera como nunca antes, es el equipo de video para el auto, para que puedas ver aunque sea el partido en el taco hacia o desde el trabajo; o por qué no el televisor de 5’’ que cabe en la mano para ver el partido en la oficina; o la cerveza que regala poleras; o las apuestas en la oficina; o la juntación con amigos para ver el partido; o los programas de farándula que buscan al jugador más rico y al más feo; o la modelo, esposa de futbolista, que desfila para el mundial; o el sermón de los críticos de porqué Chile no fue al mundial por enésima vez.
Todos tenemos opiniones y favoritos, todos sabemos quienes están bien, quienes no, cuales no jugarán y hasta el color de camisetas en cada partido. Incluso hasta nos jactamos de las noticias absurdas del mundial, como que los budistas pueden ver el mundial sin gritar o que en el norte de África sólo pueden ver el partido vía satélite y que las casas se afirman entre ellas con las antenas que compraron para ver el mundial.
Y es que es el único momento en que todas nuestras rencillas internas, en que los caudillos partidistas y todas las divisiones que aquejan nuestra realidad nacional quedan a un lado. Es cosa de ver que hasta los secundarios dejaron el paro de lado para ver el mundial...
Bueno, eso es lo que hay que agradecer del fútbol: que a pesar de darnos dolores de cabezas todos los años con sus problemas y con las infaltables derrotas, siempre está esa esperanza de triunfo, esa gloria que, aunque no podamos soñar con ella este mundial, esperamos alcanzar en el próximo; porque de eso se trata, de competir y ganar, de lograr ser los Campeones del Mundo.
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